La escritora canadiense convierte diez años de su vida en un experimento literario radical Leer
La escritora canadiense convierte diez años de su vida en un experimento literario radical Leer
En un tiempo en el que las redes sociales celebran la reinvención constante y frenética del individuo, Sheila Heti (Toronto, 1976) defiende una filosofía a contracorriente: el propósito de vivir no es transformarse y, al fin y al cabo, el ser humano tampoco cambia tanto. En Diario alfabético (Lumen), la escritora canadiense convierte una década de apuntes personales en un experimento literario radical: reordenar su vida letra por letra, despojándola de sentido lineal. El resultado es un autorretrato fragmentado que explora la permanencia del yo frente al paso del tiempo.. ¿Qué se descubre al romper la intimidad en trozos?. Que muchas de las cosas que decimos o pensamos podríamos haberlas dicho hace 20 años o ayer mismo. Existe algo así como un yo perpetuo que trasciende el tiempo y las circunstancias.. Entonces, ¿la identidad no cambia tanto con el paso de los años?. Eso es lo que me pareció cuando eliminé la cronología, sí. Y ayuda a aceptarte más, a sentir menos esa idea de que el propósito de vivir es ser distinto a lo que eras años atrás. Me parece que la vida no consiste tanto en transformarse. Seguimos siendo en gran medida el mismo ser con pequeñas variaciones.. En esta época de realidad líquida, ¿qué sentido tiene llevar un diario? ¿Sirve para darle solidez?. Para mí, los diarios han sido simplemente una forma de escribir sobre situaciones que necesitaba resolver o, simplemente, recordar. Si tenía un conflicto con alguien o quería entender algo, lo escribía. Pero no lo hacía para fijar una identidad ni para releerlo después, sino como una herramienta para procesar lo que vivía.. ¿Cuál fue el patrón más sorprendente que descubriste sobre ti?. Lo limitadas que son mis preocupaciones: básicamente, mi trabajo, la persona con la que salía y la ciudad en la que quería vivir. En el fondo vi que todo se reducía al trabajo y al amor, con el dinero quizá un poco más abajo. Supongo que en eso se resume la vida de casi todo el mundo, pero verlo de una forma tan clara en un diario tiene algo de revelador y hasta cómico.. ¿Qué enseña el amor cuando se despieza de esta forma?. A través de los diarios he visto muchos momentos en los que sentía que no quería estar en la relación en la que estaba. Había una tensión constante, una sensación de querer escapar, de frustración porque me impidieran trabajar… Mucho antagonismo y resistencia a estar con un hombre y, al mismo tiempo, una extraña incapacidad de resistirme. Una especie de vaivén sin resolución. Así fueron mi década de los 20 y el principio de la de los 30.. Y sin embargo, en algún momento escribes que el «matrimonio puede hacer que la miseria sea más soportable»…. Yo no estoy casada. Y cuando lo estuve fui más infeliz que antes, así que no estoy segura de qué quise decir con eso. Probablemente hablaba de manera teórica.. Dices que el otro tema recurrente del libro es el trabajo. ¿Cómo te relacionas con él y con esta «sociedad del rendimiento» en la que todo el mundo acaba autoexplotándose en nombre de la realización personal?. En cierto modo, un artista siempre se explota a sí mismo porque usa su propia vida y pensamientos como material. Estás constantemente exponiéndote, pero no creo que eso se pueda separar del acto mismo de crear. Yo no lo relaciono tanto con el capitalismo como con el hecho de ser artista. Y además, yo trabajo lo justo para escribir como quiero. Creo que la creatividad necesita ocio; no puedes forzarte a producir todos los días. Necesitas momentos de pausa y de no hacer nada para volver a tener ganas de crear. Así que no me castigo.. «No cambiamos tanto como creemos: hay una especie de yo perpetuo que trasciende al tiempo y las circunstancias». Algunas frases del libro son cómicas, pero esconden reflexiones que, escritas, cobran una extraña profundidad. Por ejemplo: «Ir de compras es tan estúpido… Te crees importante, pero no lo eres».. Uno tiende a pensar que importa mucho cómo se ve, como si el mundo te estuviera observando. Pero la verdad es que nadie te presta tanta atención. Cuando compras imaginas un personaje que no existe: una versión ideal de ti misma que no coincide con la realidad de tus días.. Las primeras entradas de los diarios las escribió una versión más joven de ti. ¿Cómo te cae?. Al principio me costaba editar esas entradas porque estaba demasiado cerca de esa persona y la juzgaba. Con el tiempo pude ver a esa versión mía con distancia y hasta con afecto. Con un plazo suficiente sientes ese yo del pasado fijo, casi inmóvil, y ya no lo juzgas tanto.. Escribes que hablar de tu vida es una forma de ficción. ¿Por qué?. Porque no podemos vernos con claridad. Siempre nos comparamos con lo que creemos que deberíamos ser o con otros. ¿Qué parte de ti es la que observa y cuál la observada? Todo cambia constantemente: el estado de ánimo, las circunstancias. No hay estabilidad suficiente como para verse con objetividad.. ¿Has sido lectora de diarios de otros escritores?. Lo soy a veces, aunque no es mi lectura favorita. Cuando era más joven me ayudaban a entender cómo era ser adulto, tener relaciones… En esa época los necesitaba más que ahora.. «Uno tiende a pensar que importa mucho cómo lo ve el mundo. Pero la verdad es que nadie te presta nunca tanta atención’». ¿Quiénes te inspiraron entonces?. Leí los diarios de Anaïs Nin, Bertolt Brecht, Joe Orton…, biografías como la de Jane Bowles y muchas cartas. Me interesaban las vidas.. Tu libro ha sido descrito como una especie de flujo de conciencia, aunque no en sentido formal. ¿Tiene relación con Virginia Woolf?. Probablemente, sí. No pensaba en ella mientras escribía, pero su influencia está en todas partes.. Un diario es algo íntimo. ¿Da pudor revelarlo?. Siempre piensas en qué imagen de ti se formará alguien que lea tu diario sin conocerte. Por eso me daba cierto miedo publicarlo: no sabía qué tipo de personaje surgiría del texto. Pensé que habría juicios más duros, pero no ha sido así, y no sé por qué.. El libro es fragmentario y, al mismo tiempo, completo. ¿Es así como funciona nuestra mente?. Sí, creo que así es. La memoria es fragmentaria y entera a la vez, se descompone y recompone para darle sentido a la vida. De hecho, el formato original estaba más cerca de la poesía que de la prosa, así que tiene sentido percibir el libro como un poema largo.
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