En la multipremiada ‘James’, reescritura de ‘Las aventuras de Huckleberry Finn’ de Mark Twain, el escritor estadounidense aborda la liberación simbólica de los esclavos a través del lenguaje Leer
En la multipremiada ‘James’, reescritura de ‘Las aventuras de Huckleberry Finn’ de Mark Twain, el escritor estadounidense aborda la liberación simbólica de los esclavos a través del lenguaje Leer
La novela con la que Percival Everett (Georgia, EEUU, 1956) obtuvo en National Book Award y quedó finalista del Booker Prize, James, es una reescritura de Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain. Las aventuras son casi las mismas, pero están no solo contadas desde el punto de vista del esclavo, sino narradas y escritas por él mismo.. El matiz es necesario, lo recalca él mismo al leer la vida de otro esclavo «narrada» por él, pero escrita por otro, se entiende, puesto que los esclavos no saben leer ni escribir. James sabe leer, sabe escribir y su posesión más preciada es un lápiz. En esta novela, la liberación simbólica de los esclavos se produce a través del lenguaje.. Traducción de Javier Calvo. De Conatus. 344 páginas. 23,90 €. Puedes comprarlo aquí.. La trama es similar a la de la novela de Twain: Huck y Jim escapan juntos de Hannibal, Missouri, Mississippi arriba. Huck se fuga para huir de su padre, Jim se convierte en fugitivo al descubrir que planean venderlo y separarlo así de su mujer y su hija. Los dos se ven envueltos en aventuras y episodios más o menos peligrosos; se separan y se encuentran guadianescamente y lo que empieza siendo una unión circunstancial se convierte en elección -hay varios secretos de por medio que no deben revelarse-.. Aunque a veces hay un tono ligero, de libro de aventuras en el que predomina la acción, la violencia contra los esclavos se retrata en toda su crudeza: hay palizas, latigazos, linchamientos y violaciones. También situaciones de lo más absurdas: un grupo de cantores que se pintan la cara de negro para actuar «contrata» a Jim como tenor y como los negros no pueden cantar, deciden embetunarlo para que se haga pasar por blanco con blackface.. El rizo se riza aún más porque lo que no saben los cantores, ni ningún blanco, es que los esclavos no hablan como ellos creen: todos esos modismos, tartamudeos y malas pronunciaciones no son sino la manera en que hablan solo cuando hay blancos delante. Se lo explica James a los niños: «Que se esfuercen para entenderte. Farfulla a veces, para que tengan la satisfacción de decirte que no farfulles. Disfrutan de corregirte y de creer que eres tonto. Acordaos, cuando más decidan que no nos quieren escuchar, más podremos hablar entre nosotros delante de ellos».. James, que en sus ensoñaciones discute con Voltaire o Rousseau, cuestiona la oposición a la esclavitud de quienes dicen no ser esclavistas pero se benefician de ella. La novela no solo aporta el punto de vista del esclavo, también elude la simplificación liberando a los oprimidos del yugo de la bondad boba impuesta.. El final es emocionante, no importa que la victoria sea temporal, la belleza de la justicia poética ha merecido la pena: «Como pasa con toda la gente asustada y no preparada, nos dispersamos. A algunos nos atraparían. A otros nos matarían. Seguramente algunos volveríamos atrás con el rabo entre las piernas», dice poco antes de dar su nombre: James. Y en ese paso de Jim a James está resumido su camino hacia la dignidad.
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