Dicen que lo más importante de cualquier historia es cómo acaba, pero comenzar un relato con fuerza es todo un don. Guillermo Polo lo logra en Lo carga el diablo, una road movie que sabe combinar pinceladas del cine de los Cohen con un tono castizo que refuerza su reparto, capitaneado por Pablo Molinero y Antonia San Juan. La película comienza con una cita de Mae West. “Solo se vive una vez. Pero si lo haces bien, una vez es suficiente”. Antonia San Juan lo tiene clarísimo. “Como no soy creyente, pienso que solo hay esta vida. Serán los demás los que cuando mueras, dignan si lo hiciste”, explica con sus dos chihuahuas (“mis hijas”, apostilla) en los brazos. “Lo que atesoro es la serenidad que he alcanzado con el tiempo. El mes que viene cumplo 64 años y mi mayor capital es poder estar en paz, tranquila y trabajando”, asegura.. En el año 2000, junto a Luis Miguel Seguí, puso en marcha Trece Producciones S.L., una productora de “espíritu independiente y pasión” con la que lleva más de dos décadas produciendo largometrajes, cortos y teatro junto a grandes profesionales. Porque como San Juan asegura, lejos de depender de una llamada, ella provoca el trabajo.. En Lo carga el diablo interpreta a una sicaria que se aleja del papel que tradicionalmente se asocia a una mujer de 60 años. ¿Qué le interesó de la propuesta?. Me interesan los directores a los que yo les intereso, por lo que si alguien me propone un proyecto, ya lo miro bien de entrada. Mi director favorito es el que me llama, no idealizo a nadie que no me da trabajo. Me interesó que el proyecto fuera de un director joven, así como el reparto, la historia y la manera de tratarla. Tenía un punto muy Tennessee Williams y de las novelas de Carver. Siendo una historia española, tiene algo de esas road movies americanas que siempre hemos visto. Yo ya había interpretado a una sicaria en Hierro, pero era más sofisticada. Esta es un poco más de andar por casa, más tremebunda, más desesperada. Me gustaba mucho también la relación que se establecía con el padre, esa dualidad que impone que una sicaria trate con semejante dulzura a su padre.. Me pareció una apuesta diferente. Acabo de terminar de rodar una película en Canarias donde interpreto a una mujer de 65 años, pero que transcurre en los 60, por lo que he tenido mucha caracterización. Me encanta que no te reconozcan de una película a otra. Mis dos actores favoritos son Johnny Depp y Maryl Streep, porque hacen personajes de composición. Aquí no siempre tienes la posibilidad de hacer ese tipo de personajes y cuando puedo alejarme de mí misma lo máximo posible es cuando me enfrento a un reto sugerente.. De hecho usted es de las pocas que habla del encasillamiento como de algo positivo, cuando la mayoría huye de él.. Para mí es una desventaja que no me hayan encasillado, porque habría trabajado más. Mi personaje de Estela Reynolds [La que se avecina] era perfecto para que me encasillaran y se hicieran diferentes sucedáneos de ella, pero no ha ocurrido. El encasillamiento es muy positivo porque te da trabajo siempre, quiere decir que si un tipo de carácter y de personaje funciona, te pueden llamar una y otra vez para hacer más de lo mismo, aunque en lugar de Estela, se llame Pepita. Pero me gusta la forma en la que se ha ido desarrollando mi carrera, cómo he trabajado y me he alejado de los lugares en los que no he querido estar.. Guillermo Polo es un director joven y de hecho, suelen ser los jóvenes los que apuestan por un reparto más “maduro”.. Yo antes reivindicaba mucho el edadismo pero he terminado adaptándome a la circunstancia. Creo que es lo más inteligente para que no me salgan ni un cáncer ni una úlcera. Yo no voy a cambiar nada: sencillamente, tengo una gran capacidad para adaptarme a todas las circunstancias. Me parecería un discurso manido hablar de que los hombres pueden envejecer y nosotras no. A mí me interesan mi trabajo y mi vida. Soy muy feliz con lo que tengo. Afortunadamente he sabido generar trabajo al crear mis espectáculos unipersonales, que es lo que me ha permitido vivir. Cuando me llaman para un proyecto que me gusta quiero que me paguen bien. Si lo hacen, me apunto aunque el proyecto me guste regular o no me guste. No lo veo como prostituirse: todo el mundo hace trabajos que le gustan más y otros que le gustan menos. Si me gusta un proyecto pero no está bien pagado, no lo cojo. No tengo hijos ni pareja. ¡Ni de coña quiero pareja! Y lo que no quiero es acabar en un sitio donde me puedan tratar mal. Quiero ir a un lugar donde mis amigos me puedan supervisar sin ser ningún lastre ni para la familia ni para los amigos y eso te lo da el dinero. A mí me gusta vivir bien, comprarme el bolso caro, ir a un hotelazo y comer en un sitio bueno por ese sentimiento con el que comenzamos la entrevista, el de que hay una sola vida y nadie me está esperando en otro lado. Lo único que yo hago es vivir, mirar al futuro y guardar un poco de dinero para garantizarme esa tranquilidad y esa seguridad.. Luego están esos mensajes dignos de sobre de azúcar de “Todo llega, hay que esperar”. Usted no espera la llamada.. Yo no podría estar esperando que el teléfono suene. Hay muchísima gente joven que es muy buena y que está muy bien preparada. Me encantan las nuevas generaciones y trabajar con gente joven que no está maleada ni enfadada con el mundo, ni va dando lecciones de vida. Siempre que hay un reparto joven, me gusta.. Usted tiene mucha ambición por vivir bien. Por el cine, no tanta… ¿No?. Me gusta que me llamen para cuatro o cinco sesiones. Cuando me mandan un guion y me gusta, le dedico horas y no pongo ningún impedimento. Soy bastante fácil, pero no sé hasta qué punto es bueno facilitar tanto las cosas. Luego veo que hay quienes complican los trabajos y los demás dicen ‘dio mucho por saco, ¡pero fíjate qué resultado!’. ¿Hasta qué punto es bueno ser tan flexible? Yo cumplo con mi pacto cuando firmo un contrato: despertar cada mañana a la hora pactada. Espero siempre al coche de producción, no hago que me esperen.. En su espectáculo Entrevista con mi hija María una mujer vende su alma al diablo al comprender que como le pagan al ir a hablar a la televisión, pueden hacer lo que quieran con ella. Usted, ¿ha querido alguna vez ser famosa?. Yo podría tener lo que tengo por cuatro si hubiera vendido mi alma al diablo, pero no he necesitado nunca vender nada. He tenido propuestas para mercadear con mi vida a cambio de dinero y he dicho que no. Hay lugares a los que yo no permito que se accedan. Soy una señora respetable que se respeta. Pero la fama es inherente al trabajo: no se puede ser una actriz importante o reconocida o querer triunfar sin que te reconozcan. Sería una batalla estúpida. Es como decir que quieres tener seguidores en Instagram o estar en una serie reconocida pero te molesta cuando vas a un photocall y alguien te saluda o se quiere hacer una foto contigo. Yo prefiero la hipocresía a la gente mal educada: solo quiero gente educada a mi alrededor. No me gustan esas personas que dicen que sueltan todo lo que les pasa por la cabeza, porque yo no he pedido su opinión de nada. Cuando alguien me trata mal le pregunto por qué lo hace, si acaso he hecho algo para que me maltrate, me deje en evidencia o me ridiculice.. Muchos de los que aseguran decir siempre lo que piensan lo que son en realidad es unos maleducados…. Absolutamente. Y luego están las frases que se dicen por cortesía. Hay alguien con quien nuestro saludo siempre es ‘A ver cuándo quedamos’ y ambos sabemos perfectamente que no vamos a quedar nunca. Nos conocemos desde hace más de 20 años y es una relación cordial. El otro día me lo encontré y tras soltar la frase, le dije que era plenamente consciente de que nunca íbamos a quedar. Nos preguntamos por nuestras familias y hablamos de proyectos, pero se trata de un momento de amabilidad. En un mundo tan convulso como el que vivimos lo que quiero es estar con gente amable. Yo no quiero estar en un lugar con gente importante, sino rodearme de buenas personas. Tengo que reconocer que soy muy ermitaña: no hago entrevistas casi nunca.. Siendo tan ermitaña, quizás no solo conceder una entrevista sino también acudir a según qué grabaciones, le cuesta.. Yo vivo del teatro que me inventé, que es el que me ha dado de comer toda la vida. Lo otro son regalitos que vienen. Mi marido es el teatro. De vez en cuando, gira la cabeza para que tenga una noche loca, que es el cine y la televisión. Pero es una noche loca. Yo siempre vuelvo con él porque es mi compañero de viaje, mi amor.. El teatro le ha dado ante todo libertad. ¿Cree que podría decir en el cine o en la televisión lo que dice sobre el escenario?. Sería imposible. Marc Giró dijo el otro día que la prueba de que hay libertad es que le insultan. Le puse un comentario diciendo que la libertad no es insultar, sino que cuando escribas un guion de cine o una serie de televisión puedas cuestionar cosas. Insultar no es sinónimo de libertad de expresión. Yo no puedo decir todo lo que pienso respecto a muchos temas. Hay cosas, instituciones o tradiciones con las que no te puedes meter porque saltan enseguida las alarmas.. Usted es muy disciplinada. ¿Sigue escribiendo cada día?. Sí. El año pasado, en diciembre, terminé dos cortos, que serían el octavo y el noveno. Hace un mes empezó a distribuirse uno y ya ha sido seleccionado en cuatro festivales, con lo cual el mundo del cortometraje me ha ido muy bien. El primer corto que hice, V.O., fue nominado a los Goya, sacaron un cuarto de página en Time y ganó muchos premios nacionales e internacionales. Pero he vivido que no se me diera un lugar. Es complicado. ¿Que mañana aparece alguien y me dice que me va a producir un largo? Yo tengo previsto morirme dentro de 25 años. Tengo 64 y llevo una vida ordenada: no fumo, no me meto, no bebo alcohol, hago deporte todos los días y ayuno entre 17-18 horas. Supongo que en algún momento mi deseo de directora de cine será satisfecho.. Como cronista que es, ¿qué radiografía haría del momento actual?. Eso daría para una entrevista entera. Para ser cronista de tu época tienes que estar al día. Mi éxito está en que lo que veo al día, para que no sea un panfleto, lo cuento poniendo una dosis de comedia. El teatro que hago es como dar a los niños verdura. Para que se la coman, echo carne y hago un puré y así el niño no piensa que tiene un calabacin delante. Yo meto libre pensamiento, lo que voy leyendo y lo que veo en la televisión. Pero vivo en un oasis que es el que me he creado. El exterior es peligroso, hay mucha locura, insatisfacción e incultura. Hemos abrazado la ignorancia, se desprecia la lectura y el saber. Hay quien presume de no haber leído jamás un libro.. A usted le gustan los “casi”, con lo aterradores que son…. Lo que no me gusta es lo categórico. No me gusta la rotundidad. No es ‘te quiero para siempre’, sino ‘creo que te voy a querer casi para siempre’. Los ‘casi’ me encantan porque invitan a la flexibilidad.. Para terminar, antes dijo que “casi” no concede entrevistas, porque no le gustan. ¿Está satisfecha con esta?. Ha ido de maravilla. Estoy aquí para cuando quieras.. Seguir leyendo
Dicen que lo más importante de cualquier historia es cómo acaba, pero comenzar un relato con fuerza es todo un don. Guillermo Polo lo logra en Lo carga el diablo, una road movie que sabe combinar pinceladas del cine de los Cohen con un tono castizo que refuerza su reparto, capitaneado por Pablo Molinero y Antonia San Juan. La película comienza con una cita de Mae West. “Solo se vive una vez. Pero si lo haces bien, una vez es suficiente”. Antonia San Juan lo tiene clarísimo. “Como no soy creyente, pienso que solo hay esta vida. Serán los demás los que cuando mueras, dignan si lo hiciste”, explica con sus dos chihuahuas (“mis hijas”, apostilla) en los brazos. “Lo que atesoro es la serenidad que he alcanzado con el tiempo. El mes que viene cumplo 64 años y mi mayor capital es poder estar en paz, tranquila y trabajando”, asegura.En el año 2000, junto a Luis Miguel Seguí, puso en marcha Trece Producciones S.L., una productora de “espíritu independiente y pasión” con la que lleva más de dos décadas produciendo largometrajes, cortos y teatro junto a grandes profesionales. Porque como San Juan asegura, lejos de depender de una llamada, ella provoca el trabajo.En Lo carga el diablo interpreta a una sicaria que se aleja del papel que tradicionalmente se asocia a una mujer de 60 años. ¿Qué le interesó de la propuesta?Me interesan los directores a los que yo les intereso, por lo que si alguien me propone un proyecto, ya lo miro bien de entrada. Mi director favorito es el que me llama, no idealizo a nadie que no me da trabajo. Me interesó que el proyecto fuera de un director joven, así como el reparto, la historia y la manera de tratarla. Tenía un punto muy Tennessee Williams y de las novelas de Carver. Siendo una historia española, tiene algo de esas road movies americanas que siempre hemos visto. Yo ya había interpretado a una sicaria en Hierro, pero era más sofisticada. Esta es un poco más de andar por casa, más tremebunda, más desesperada. Me gustaba mucho también la relación que se establecía con el padre, esa dualidad que impone que una sicaria trate con semejante dulzura a su padre.Me pareció una apuesta diferente. Acabo de terminar de rodar una película en Canarias donde interpreto a una mujer de 65 años, pero que transcurre en los 60, por lo que he tenido mucha caracterización. Me encanta que no te reconozcan de una película a otra. Mis dos actores favoritos son Johnny Depp y Maryl Streep, porque hacen personajes de composición. Aquí no siempre tienes la posibilidad de hacer ese tipo de personajes y cuando puedo alejarme de mí misma lo máximo posible es cuando me enfrento a un reto sugerente.De hecho usted es de las pocas que habla del encasillamiento como de algo positivo, cuando la mayoría huye de él.Para mí es una desventaja que no me hayan encasillado, porque habría trabajado más. Mi personaje de Estela Reynolds [La que se avecina] era perfecto para que me encasillaran y se hicieran diferentes sucedáneos de ella, pero no ha ocurrido. El encasillamiento es muy positivo porque te da trabajo siempre, quiere decir que si un tipo de carácter y de personaje funciona, te pueden llamar una y otra vez para hacer más de lo mismo, aunque en lugar de Estela, se llame Pepita. Pero me gusta la forma en la que se ha ido desarrollando mi carrera, cómo he trabajado y me he alejado de los lugares en los que no he querido estar.Guillermo Polo es un director joven y de hecho, suelen ser los jóvenes los que apuestan por un reparto más “maduro”.Yo antes reivindicaba mucho el edadismo pero he terminado adaptándome a la circunstancia. Creo que es lo más inteligente para que no me salgan ni un cáncer ni una úlcera. Yo no voy a cambiar nada: sencillamente, tengo una gran capacidad para adaptarme a todas las circunstancias. Me parecería un discurso manido hablar de que los hombres pueden envejecer y nosotras no. A mí me interesan mi trabajo y mi vida. Soy muy feliz con lo que tengo. Afortunadamente he sabido generar trabajo al crear mis espectáculos unipersonales, que es lo que me ha permitido vivir. Cuando me llaman para un proyecto que me gusta quiero que me paguen bien. Si lo hacen, me apunto aunque el proyecto me guste regular o no me guste. No lo veo como prostituirse: todo el mundo hace trabajos que le gustan más y otros que le gustan menos. Si me gusta un proyecto pero no está bien pagado, no lo cojo. No tengo hijos ni pareja. ¡Ni de coña quiero pareja! Y lo que no quiero es acabar en un sitio donde me puedan tratar mal. Quiero ir a un lugar donde mis amigos me puedan supervisar sin ser ningún lastre ni para la familia ni para los amigos y eso te lo da el dinero. A mí me gusta vivir bien, comprarme el bolso caro, ir a un hotelazo y comer en un sitio bueno por ese sentimiento con el que comenzamos la entrevista, el de que hay una sola vida y nadie me está esperando en otro lado. Lo único que yo hago es vivir, mirar al futuro y guardar un poco de dinero para garantizarme esa tranquilidad y esa seguridad.Luego están esos mensajes dignos de sobre de azúcar de “Todo llega, hay que esperar”. Usted no espera la llamada.Yo no podría estar esperando que el teléfono suene. Hay muchísima gente joven que es muy buena y que está muy bien preparada. Me encantan las nuevas generaciones y trabajar con gente joven que no está maleada ni enfadada con el mundo, ni va dando lecciones de vida. Siempre que hay un reparto joven, me gusta.Usted tiene mucha ambición por vivir bien. Por el cine, no tanta… ¿No?Me gusta que me llamen para cuatro o cinco sesiones. Cuando me mandan un guion y me gusta, le dedico horas y no pongo ningún impedimento. Soy bastante fácil, pero no sé hasta qué punto es bueno facilitar tanto las cosas. Luego veo que hay quienes complican los trabajos y los demás dicen ‘dio mucho por saco, ¡pero fíjate qué resultado!’. ¿Hasta qué punto es bueno ser tan flexible? Yo cumplo con mi pacto cuando firmo un contrato: despertar cada mañana a la hora pactada. Espero siempre al coche de producción, no hago que me esperen.En su espectáculo Entrevista con mi hija María una mujer vende su alma al diablo al comprender que como le pagan al ir a hablar a la televisión, pueden hacer lo que quieran con ella. Usted, ¿ha querido alguna vez ser famosa?Yo podría tener lo que tengo por cuatro si hubiera vendido mi alma al diablo, pero no he necesitado nunca vender nada. He tenido propuestas para mercadear con mi vida a cambio de dinero y he dicho que no. Hay lugares a los que yo no permito que se accedan. Soy una señora respetable que se respeta. Pero la fama es inherente al trabajo: no se puede ser una actriz importante o reconocida o querer triunfar sin que te reconozcan. Sería una batalla estúpida. Es como decir que quieres tener seguidores en Instagram o estar en una serie reconocida pero te molesta cuando vas a un photocall y alguien te saluda o se quiere hacer una foto contigo. Yo prefiero la hipocresía a la gente mal educada: solo quiero gente educada a mi alrededor. No me gustan esas personas que dicen que sueltan todo lo que les pasa por la cabeza, porque yo no he pedido su opinión de nada. Cuando alguien me trata mal le pregunto por qué lo hace, si acaso he hecho algo para que me maltrate, me deje en evidencia o me ridiculice.Muchos de los que aseguran decir siempre lo que piensan lo que son en realidad es unos maleducados…Absolutamente. Y luego están las frases que se dicen por cortesía. Hay alguien con quien nuestro saludo siempre es ‘A ver cuándo quedamos’ y ambos sabemos perfectamente que no vamos a quedar nunca. Nos conocemos desde hace más de 20 años y es una relación cordial. El otro día me lo encontré y tras soltar la frase, le dije que era plenamente consciente de que nunca íbamos a quedar. Nos preguntamos por nuestras familias y hablamos de proyectos, pero se trata de un momento de amabilidad. En un mundo tan convulso como el que vivimos lo que quiero es estar con gente amable. Yo no quiero estar en un lugar con gente importante, sino rodearme de buenas personas. Tengo que reconocer que soy muy ermitaña: no hago entrevistas casi nunca.Siendo tan ermitaña, quizás no solo conceder una entrevista sino también acudir a según qué grabaciones, le cuesta.Yo vivo del teatro que me inventé, que es el que me ha dado de comer toda la vida. Lo otro son regalitos que vienen. Mi marido es el teatro. De vez en cuando, gira la cabeza para que tenga una noche loca, que es el cine y la televisión. Pero es una noche loca. Yo siempre vuelvo con él porque es mi compañero de viaje, mi amor.El teatro le ha dado ante todo libertad. ¿Cree que podría decir en el cine o en la televisión lo que dice sobre el escenario?Sería imposible. Marc Giró dijo el otro día que la prueba de que hay libertad es que le insultan. Le puse un comentario diciendo que la libertad no es insultar, sino que cuando escribas un guion de cine o una serie de televisión puedas cuestionar cosas. Insultar no es sinónimo de libertad de expresión. Yo no puedo decir todo lo que pienso respecto a muchos temas. Hay cosas, instituciones o tradiciones con las que no te puedes meter porque saltan enseguida las alarmas.Usted es muy disciplinada. ¿Sigue escribiendo cada día?Sí. El año pasado, en diciembre, terminé dos cortos, que serían el octavo y el noveno. Hace un mes empezó a distribuirse uno y ya ha sido seleccionado en cuatro festivales, con lo cual el mundo del cortometraje me ha ido muy bien. El primer corto que hice, V.O., fue nominado a los Goya, sacaron un cuarto de página en Time y ganó muchos premios nacionales e internacionales. Pero he vivido que no se me diera un lugar. Es complicado. ¿Que mañana aparece alguien y me dice que me va a producir un largo? Yo tengo previsto morirme dentro de 25 años. Tengo 64 y llevo una vida ordenada: no fumo, no me meto, no bebo alcohol, hago deporte todos los días y ayuno entre 17-18 horas. Supongo que en algún momento mi deseo de directora de cine será satisfecho.Como cronista que es, ¿qué radiografía haría del momento actual?Eso daría para una entrevista entera. Para ser cronista de tu época tienes que estar al día. Mi éxito está en que lo que veo al día, para que no sea un panfleto, lo cuento poniendo una dosis de comedia. El teatro que hago es como dar a los niños verdura. Para que se la coman, echo carne y hago un puré y así el niño no piensa que tiene un calabacin delante. Yo meto libre pensamiento, lo que voy leyendo y lo que veo en la televisión. Pero vivo en un oasis que es el que me he creado. El exterior es peligroso, hay mucha locura, insatisfacción e incultura. Hemos abrazado la ignorancia, se desprecia la lectura y el saber. Hay quien presume de no haber leído jamás un libro.A usted le gustan los “casi”, con lo aterradores que son…Lo que no me gusta es lo categórico. No me gusta la rotundidad. No es ‘te quiero para siempre’, sino ‘creo que te voy a querer casi para siempre’. Los ‘casi’ me encantan porque invitan a la flexibilidad.Para terminar, antes dijo que “casi” no concede entrevistas, porque no le gustan. ¿Está satisfecha con esta?Ha ido de maravilla. Estoy aquí para cuando quieras. Seguir leyendo
Dicen que lo más importante de cualquier historia es cómo acaba, pero comenzar un relato con fuerza es todo un don. Guillermo Polo lo logra en Lo carga el diablo, una road movie que sabe combinar pinceladas del cine de los Cohen con un tono castizo que refuerza su reparto, capitaneado por Pablo Molinero y Antonia San Juan. La película comienza con una cita de Mae West. “Solo se vive una vez. Pero si lo haces bien, una vez es suficiente”. Antonia San Juan lo tiene clarísimo. “Como no soy creyente, pienso que solo hay esta vida. Serán los demás los que cuando mueras, dignan si lo hiciste”, explica con sus dos chihuahuas (“mis hijas”, apostilla) en los brazos. “Lo que atesoro es la serenidad que he alcanzado con el tiempo. El mes que viene cumplo 64 años y mi mayor capital es poder estar en paz, tranquila y trabajando”, asegura.. En el año 2000, junto a Luis Miguel Seguí, puso en marcha Trece Producciones S.L., una productora de “espíritu independiente y pasión” con la que lleva más de dos décadas produciendo largometrajes, cortos y teatro junto a grandes profesionales. Porque como San Juan asegura, lejos de depender de una llamada, ella provoca el trabajo.. En Lo carga el diablo interpreta a una sicaria que se aleja del papel que tradicionalmente se asocia a una mujer de 60 años. ¿Qué le interesó de la propuesta?. Me interesan los directores a los que yo les intereso, por lo que si alguien me propone un proyecto, ya lo miro bien de entrada. Mi director favorito es el que me llama, no idealizo a nadie que no me da trabajo. Me interesó que el proyecto fuera de un director joven, así como el reparto, la historia y la manera de tratarla. Tenía un punto muy Tennessee Williams y de las novelas de Carver. Siendo una historia española, tiene algo de esas road movies americanas que siempre hemos visto. Yo ya había interpretado a una sicaria en Hierro, pero era más sofisticada. Esta es un poco más de andar por casa, más tremebunda, más desesperada. Me gustaba mucho también la relación que se establecía con el padre, esa dualidad que impone que una sicaria trate con semejante dulzura a su padre.. Me pareció una apuesta diferente. Acabo de terminar de rodar una película en Canarias donde interpreto a una mujer de 65 años, pero que transcurre en los 60, por lo que he tenido mucha caracterización. Me encanta que no te reconozcan de una película a otra. Mis dos actores favoritos son Johnny Depp y Maryl Streep, porque hacen personajes de composición. Aquí no siempre tienes la posibilidad de hacer ese tipo de personajes y cuando puedo alejarme de mí misma lo máximo posible es cuando me enfrento a un reto sugerente.. De hecho usted es de las pocas que habla del encasillamiento como de algo positivo, cuando la mayoría huye de él.. Para mí es una desventaja que no me hayan encasillado, porque habría trabajado más. Mi personaje de Estela Reynolds [La que se avecina] era perfecto para que me encasillaran y se hicieran diferentes sucedáneos de ella, pero no ha ocurrido. El encasillamiento es muy positivo porque te da trabajo siempre, quiere decir que si un tipo de carácter y de personaje funciona, te pueden llamar una y otra vez para hacer más de lo mismo, aunque en lugar de Estela, se llame Pepita. Pero me gusta la forma en la que se ha ido desarrollando mi carrera, cómo he trabajado y me he alejado de los lugares en los que no he querido estar.. Guillermo Polo es un director joven y de hecho, suelen ser los jóvenes los que apuestan por un reparto más “maduro”.. Yo antes reivindicaba mucho el edadismo pero he terminado adaptándome a la circunstancia. Creo que es lo más inteligente para que no me salgan ni un cáncer ni una úlcera. Yo no voy a cambiar nada: sencillamente, tengo una gran capacidad para adaptarme a todas las circunstancias. Me parecería un discurso manido hablar de que los hombres pueden envejecer y nosotras no. A mí me interesan mi trabajo y mi vida. Soy muy feliz con lo que tengo. Afortunadamente he sabido generar trabajo al crear mis espectáculos unipersonales, que es lo que me ha permitido vivir. Cuando me llaman para un proyecto que me gusta quiero que me paguen bien. Si lo hacen, me apunto aunque el proyecto me guste regular o no me guste. No lo veo como prostituirse: todo el mundo hace trabajos que le gustan más y otros que le gustan menos. Si me gusta un proyecto pero no está bien pagado, no lo cojo. No tengo hijos ni pareja. ¡Ni de coña quiero pareja! Y lo que no quiero es acabar en un sitio donde me puedan tratar mal. Quiero ir a un lugar donde mis amigos me puedan supervisar sin ser ningún lastre ni para la familia ni para los amigos y eso te lo da el dinero. A mí me gusta vivir bien, comprarme el bolso caro, ir a un hotelazo y comer en un sitio bueno por ese sentimiento con el que comenzamos la entrevista, el de que hay una sola vida y nadie me está esperando en otro lado. Lo único que yo hago es vivir, mirar al futuro y guardar un poco de dinero para garantizarme esa tranquilidad y esa seguridad.. Luego están esos mensajes dignos de sobre de azúcar de “Todo llega, hay que esperar”. Usted no espera la llamada.. Yo no podría estar esperando que el teléfono suene. Hay muchísima gente joven que es muy buena y que está muy bien preparada. Me encantan las nuevas generaciones y trabajar con gente joven que no está maleada ni enfadada con el mundo, ni va dando lecciones de vida. Siempre que hay un reparto joven, me gusta.. Usted tiene mucha ambición por vivir bien. Por el cine, no tanta… ¿No?. Me gusta que me llamen para cuatro o cinco sesiones. Cuando me mandan un guion y me gusta, le dedico horas y no pongo ningún impedimento. Soy bastante fácil, pero no sé hasta qué punto es bueno facilitar tanto las cosas. Luego veo que hay quienes complican los trabajos y los demás dicen ‘dio mucho por saco, ¡pero fíjate qué resultado!’. ¿Hasta qué punto es bueno ser tan flexible? Yo cumplo con mi pacto cuando firmo un contrato: despertar cada mañana a la hora pactada. Espero siempre al coche de producción, no hago que me esperen.. Antonia San Juan.Pelayo RoCal para MaríalaCartelera. En su espectáculo Entrevista con mi hija María una mujer vende su alma al diablo al comprender que como le pagan al ir a hablar a la televisión, pueden hacer lo que quieran con ella. Usted, ¿ha querido alguna vez ser famosa?. Yo podría tener lo que tengo por cuatro si hubiera vendido mi alma al diablo, pero no he necesitado nunca vender nada. He tenido propuestas para mercadear con mi vida a cambio de dinero y he dicho que no. Hay lugares a los que yo no permito que se accedan. Soy una señora respetable que se respeta. Pero la fama es inherente al trabajo: no se puede ser una actriz importante o reconocida o querer triunfar sin que te reconozcan. Sería una batalla estúpida. Es como decir que quieres tener seguidores en Instagram o estar en una serie reconocida pero te molesta cuando vas a un photocall y alguien te saluda o se quiere hacer una foto contigo. Yo prefiero la hipocresía a la gente mal educada: solo quiero gente educada a mi alrededor. No me gustan esas personas que dicen que sueltan todo lo que les pasa por la cabeza, porque yo no he pedido su opinión de nada. Cuando alguien me trata mal le pregunto por qué lo hace, si acaso he hecho algo para que me maltrate, me deje en evidencia o me ridiculice.. Muchos de los que aseguran decir siempre lo que piensan lo que son en realidad es unos maleducados…. Absolutamente. Y luego están las frases que se dicen por cortesía. Hay alguien con quien nuestro saludo siempre es ‘A ver cuándo quedamos’ y ambos sabemos perfectamente que no vamos a quedar nunca. Nos conocemos desde hace más de 20 años y es una relación cordial. El otro día me lo encontré y tras soltar la frase, le dije que era plenamente consciente de que nunca íbamos a quedar. Nos preguntamos por nuestras familias y hablamos de proyectos, pero se trata de un momento de amabilidad. En un mundo tan convulso como el que vivimos lo que quiero es estar con gente amable. Yo no quiero estar en un lugar con gente importante, sino rodearme de buenas personas. Tengo que reconocer que soy muy ermitaña: no hago entrevistas casi nunca.. Siendo tan ermitaña, quizás no solo conceder una entrevista sino también acudir a según qué grabaciones, le cuesta.. Yo vivo del teatro que me inventé, que es el que me ha dado de comer toda la vida. Lo otro son regalitos que vienen. Mi marido es el teatro. De vez en cuando, gira la cabeza para que tenga una noche loca, que es el cine y la televisión. Pero es una noche loca. Yo siempre vuelvo con él porque es mi compañero de viaje, mi amor.. El teatro le ha dado ante todo libertad. ¿Cree que podría decir en el cine o en la televisión lo que dice sobre el escenario?. Sería imposible. Marc Giró dijo el otro día que la prueba de que hay libertad es que le insultan. Le puse un comentario diciendo que la libertad no es insultar, sino que cuando escribas un guion de cine o una serie de televisión puedas cuestionar cosas. Insultar no es sinónimo de libertad de expresión. Yo no puedo decir todo lo que pienso respecto a muchos temas. Hay cosas, instituciones o tradiciones con las que no te puedes meter porque saltan enseguida las alarmas.. Antonia San Juan en ‘Lo carga el diablo’.. Usted es muy disciplinada. ¿Sigue escribiendo cada día?. Sí. El año pasado, en diciembre, terminé dos cortos, que serían el octavo y el noveno. Hace un mes empezó a distribuirse uno y ya ha sido seleccionado en cuatro festivales, con lo cual el mundo del cortometraje me ha ido muy bien. El primer corto que hice, V.O., fue nominado a los Goya, sacaron un cuarto de página en Time y ganó muchos premios nacionales e internacionales. Pero he vivido que no se me diera un lugar. Es complicado. ¿Que mañana aparece alguien y me dice que me va a producir un largo? Yo tengo previsto morirme dentro de 25 años. Tengo 64 y llevo una vida ordenada: no fumo, no me meto, no bebo alcohol, hago deporte todos los días y ayuno entre 17-18 horas. Supongo que en algún momento mi deseo de directora de cine será satisfecho.. Como cronista que es, ¿qué radiografía haría del momento actual?. Eso daría para una entrevista entera. Para ser cronista de tu época tienes que estar al día. Mi éxito está en que lo que veo al día, para que no sea un panfleto, lo cuento poniendo una dosis de comedia. El teatro que hago es como dar a los niños verdura. Para que se la coman, echo carne y hago un puré y así el niño no piensa que tiene un calabacin delante. Yo meto libre pensamiento, lo que voy leyendo y lo que veo en la televisión. Pero vivo en un oasis que es el que me he creado. El exterior es peligroso, hay mucha locura, insatisfacción e incultura. Hemos abrazado la ignorancia, se desprecia la lectura y el saber. Hay quien presume de no haber leído jamás un libro.. A usted le gustan los “casi”, con lo aterradores que son…. Lo que no me gusta es lo categórico. No me gusta la rotundidad. No es ‘te quiero para siempre’, sino ‘creo que te voy a querer casi para siempre’. Los ‘casi’ me encantan porque invitan a la flexibilidad.. Para terminar, antes dijo que “casi” no concede entrevistas, porque no le gustan. ¿Está satisfecha con esta?. Ha ido de maravilla. Estoy aquí para cuando quieras.
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