«¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño: que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son». Estos versos de La vida es sueño de Calderón de la Barca vienen que ni al pelo para describir lo que fue anoche la primera semifinal del Benidorm Fest 2025. Una ilusión, una ficción, un espejismo fue el Benidorm Fest. Un sueño que se tornó en pesadilla por los errores de siempre. Pasó en la primera semifinal del año pasado y volvió a pasar anoche: las galas del Benidorm Fest tienen un grave problema, y se llama el sonido.. Seguir leyendo
Soñaba el Benidorm Fest 2025 con que en su primera semifinal no pasase lo habitual: no hubiese problemas de sonido, no hubiese polémicas con las votaciones, no hubiese fallos estruendosos. Soñar no cuesta dinero, dicen. Y en un sueño se quedó
«¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño: que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son». Estos versos de La vida es sueño de Calderón de la Barca vienen que ni al pelo para describir lo que fue anoche la primera semifinal del Benidorm Fest 2025. Una ilusión, una ficción, un espejismo fue el Benidorm Fest. Un sueño que se tornó en pesadilla por los errores de siempre. Pasó en la primera semifinal del año pasado y volvió a pasar anoche: las galas del Benidorm Fest tienen un grave problema, y se llama el sonido.. ¿Por qué se escucha más a un coro que a la voz del artista o la artista que está sobre el escenario? ¿Por qué hay que estar desde casa pegando el oído a la televisión porque no hay quien entienda ni escuche lo que se canta? ¿Por qué, por qué y por qué? Iba a ser éste el Benidorm Fest que lo iba a reventar, el Benidorm Fest que iba a dar un salto cualitativo con respecto a los anteriores. Demasiadas expectativas se sembraron en los eurofans y en los espectadores. Y cuando hay demasiadas expectativas y el resultado es el que se vio anoche ocurre lo de siempre: críticas por doquier.. Que para saber si un artista ha cantado bien, mal, regular o medio pensionista haya que entrar en X y ver los vídeos de los seguidores que estaban en el foso del público del Palau de los Deportes L’Illa es un problema. A Daniela Blasco, nuestra Beyoncé, la artista que con su Uh, na, na ha puesto todas las esperanzas de llevar un nuevo chanelazo a Eurovisión, su «lluvia dorada literal», palabra de Inés Hernand, le salió perfecta; el problema fue otro, fue que desde casa era imposible saber si cantaba ella en directo o la pista de fondo, si eran los coros o si era su voz, si pronunciaba «grita brum brum, dame, dame gasolina» o era el verso de la golosina… Un horror que salvó el público mostrando los vídeos del directo y dando fe de que sí, de que Daniela Blasco tiene voz. Menos mal que siempre le quedará el espectacular show de baile a lo Eleni Foureira que se marcó.. No fue a la única. LaChispa, la gran favorita de esta edición del Benidorm Fest, no sé si terminó gritando poseída por el espíritu de un demonio del inframundo, o es que realmente ella no se escuchaba. Gritar por gritar no lleva a ningún sitio y a LaChispa le llevó a desafinar y romper la magia de una de las actuaciones más esperadas. Porque problemas con la afinación hubo a diestro y siniestro. Es culpa de los nervios.. Hubo cosas buenas, pues claro que sí: la duración, la rapidez, el ritmo de la gala; el jurado, que por una vez dejó de ser estrella y se dedicó a lo que se dedica un jurado a votar y nada más, sin discursos, sin ‘los focos hacia nosotros’, actuaciones como las de Kuve o Lucas Bun, casualidad que las que mejor se escucharon desde casa; Inés Hernand, y su humor a lo Club de la Comedia; Chica Sobresalto, la más sincera de todos al reconocer que se pasó por el forro la letra de su canción; Edurne, colgada cual bola de un árbol de Navidad; la actuación de Ginebras… Sí, claro que hubo cosas buenas, pero ganaron, una vez más, los errores.. Porque lo de anoche en la primera semifinal del Benidorm Fest lo salvaron las ganas de los participantes, Inés Hernand y Sonia y Selena. Estas últimas, no porque su actuación fuese la mejor, que fue un auténtico desastre sino porque ellas prometieron poner a bailar a toda España, y si no fue a toda España, al menos, a una pequeña parte.. Se mire por donde se mire, la primera gala del Benidorm Fest fue anoche una mezcla entre un pan sin sal y un descafeinado de máquina de vending. Hay que aplaudir a RTVE (y agradecérselo hasta el infinito) que, pese a las horas que comenzó -a las 23.00 horas-, a las 00.36 ya se sabían los cuatro primeros finalistas del Benidorm Fest (Kuve, Daniela Blasco, LaChispa y Lucas Bun). Hay que agradecer a RTVE intentaran que la gala fuera una gala de música, actuaciones, sin artificios, sin adornos innecesarios y sin rollos macabeos que quitan ritmo y rapidez. Hay que agradecer a RTVE la presencia de Inés Hernand porque, como sería la cosa anoche, que ella fue lo mejor de lo mejor de la primera semifinal. Sí, con sus chistes a lo Arévalo, con su «sirviendo coño en la nuca», con sus cosas, pero lo mejor. ¿Se puede decir que Inés Hernand salvó la primera semifinal del Benidorm Fest? Se puede decir.. Los nervios o lo que impone un escenario como el del Benidorm Fest jugaron una mala pasada a Paula Vázquez, que salvó la noche gracias a las tablas que tiene en esto de presentar. Hubo silencios incómodos, culpa de esos nervios; hubo lío entre ella y Ruth Lorenzo con los nombres del jurado; hubo momentos de ‘tierra trágame, que nos está enchufando la cámara y no sabemos a dónde tenemos que ir’; y hubo memes, muchos memes. Mejor tomárselo así.. La sentencia del público en redes sociales es un medidor que, aunque hay que hacerle el caso justo, en el Benidorm Fest es su mejor pulsómetro. Y no, los seguidores del festival no estaban contentos ni con el sonido, ni con otras muchas cosas, pero, sobre todo, no estaban contentos con lo poco que lucieron las actuaciones y la transformación de una primera semifinal que prometió mucho y que en muchos momentos fue como viajar al pasado y aterrizar en Destino Eurovisión, cuando parecía que lo de ir a Eurovisión nos daba un poco igual y que la elección era más para salvar los muebles que para buscar un buen representante.. Cierto que esto es solo la primera semifinal, cierto que anoche pasaron de los ochos primeros participantes, los cuatro mejores, pero es que los otros cuatro… ¡Madre del amor hermoso! Hubo momentos en los que mirabas la televisión y no sabías si estabas en el Benidorm Fest 2025 o en Eurovisión 2007 viendo D’Nash o en 2008 viendo a Rodolfo Chikilicuatre. Y esto no es culpa de los participantes, pobrecicos míos, que bastante tienen con jugársela en uno de los festivales que más pasiones levanta; es culpa de un repertorio que no estuvo a la altura.. La memoria es muy traicionera y en la memoria de muchos todavía está la apoteósica primera edición del Benidorm Fest. Con Rigoberta Bandini que, por cierto, vuelve para la gran final; con Tanxugueiras, las gallegas favoritas de los eurofans; con Rayden; con nuestra Chanel, ¡qué vamos a decir de nuestra Chanel! Si es que ya lo dijo Ruth Lorenzo en la rueda de prensa de la presentación de las presentadoras hace ahora un mes, ninguna canción le llamaba la atención «porque todas suenan igual». Pero es más que eso, es haber retrocedido todo lo andando con cada una de las ediciones. Que hoy por hoy, la mejor edición del Benidorm Fest siga siendo la primera es, se por donde se mire, un problema. Y no es un problema de memoria, de recuerdos, es un problema que va más allá.. El ejemplo estuvo anoche. Sin desmerecer a los cuatro finalistas, de los cuales Kuve fue quien pegó el pelotazo real, pues las apuestas no les daban el pase y ahí están, que la actuación de Sonia y Selena, un despropósito si nos ponemos en modo críticos musicales, fuera lo más aplaudido y lo más adorado por los seguidores es el mayor ejemplo de ese problema.. Ellas, que soñaban con representar a España en Eurovisión, se quedaron a las puertas de la gran final después de que el voto del jurado y el del público discrepase sobre uno de los finalistas. El jurado eligió a Lucas Bun y su triste, pero hermosísima canción, y el público quiso a Sonia y Selena. Hubo que sumar los puntos y terminó pasando Lucas Bun. ¿Qué vamos a hacer sin ellas en la gran final del sábado? ¿Cómo no vamos a volver a ver ese espectáculo digo de una noche de fiesta con 16 años mientras corres a tu casa porque se te ha pasado la hora y en tu cabeza no dejan de retumbar Sonia y Selena?. Desafinaron, se descoordinaron, casi si abren la cabeza con su pirueta sobre los bailarines, sacaron lucecitas con forma de palmera, se vistieron de verde y rosa a lo Wicked, pero, como dijo Inés Hernand -sí, otra vez ella- y le siguió Sonia, «sirvieron…», pues eso, sirvieron. Al menos teniéndolas a ella el público sabía a lo que se iban a atener. Sin ellas, algo se ha perdido, algo más se ha perdido, mejor dicho.. Si se cumplen los augurios de ediciones pasadas, los errores de anoche se solucionarán para este jueves y el sábado la gran final será un espectáculo digno del Benidorm Fest. Crucemos los dedos y como escribió Calderón de la Barca: «¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son». Pues que llegue el frenesí.
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