La cantante ha montado un espectáculo de grandes dimensiones en la Sala Oval del MNAC, frente a un público de casi 900 personas. Ni ha hablado ni ha cantado, pero su ‘show’ ha sido tan espectacular y sofisticado como su nuevo disco-torre de Babel en el que canta en 13 lenguas Leer
La cantante ha montado un espectáculo de grandes dimensiones en la Sala Oval del MNAC, frente a un público de casi 900 personas. Ni ha hablado ni ha cantado, pero su ‘show’ ha sido tan espectacular y sofisticado como su nuevo disco-torre de Babel en el que canta en 13 lenguas Leer
Lo de Rosalía en Barcelona ha sido un veni, vidi, vici, el ‘vine, vi, vencí’ de Julio César, pero celestial. Hasta Madonna la califica de «auténtica visionaria», así la etiquetó en su Instagram unas horas antes de su gran puesta de largo en casa: una exclusiva listening party que ha sido mucho más que eso. Porque Rosalía ha transformado el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) en un templo de cortinas blancas, con un pasadizo blanco cual túnel al cielo que conducía a su magna Sala Oval dominada por un escenario de una tela blanca. Y, allí, tumbada entre lo que parecían sábanas asomaba el cuerpo de la cantante. Así ha permanecido mientras entraba el público (un poco a la manera imperturbable de Marina Abramovic en su performance The artist is present) y durante toda la escucha de LUX (entonces, sí, ha despertado). Aunque su esperadísimo nuevo disco se publica el viernes, esa misma mañana se ha filtrado íntegro en Telegram y ha corrido por algunas redes sociales. Pero eso no ha empañado la fiesta de escucha de LUX, que ha sido épica, sofisticada y minimalista.. Afuera, un fuerte despliegue policial, por si acaso se colapsaba la montaña de Montjuïc como sucedió en Callao: seis furgones de los Mossos d’Esquadra y efectivos de la Guardia Urbana custodiaban la entrada al MNAC, casi como cuando los Reyes presiden la ceremonia del Premio Planeta, en este mismo escenario. Pero esta noche la reina era Rosalía.. Ni cantó ni habló: se mantuvo más de una hora tumbada, como mucho sentada al borde del escenario, como si fuera su cama. Como si estuviese en la intimidad de su habitación, sola con sus pensamientos, escuchando un disco, moviendo las piernas, soltándose el pelo… Solo que su habitación era la inmensa Sala Oval. Y las únicas palabras eran las que se proyectaban sobre la tela/lienzo blanco antes del inicio de la escuha-espectáculo: «¿Cuándo fue la última vez que estuviste completamente a oscuras y en completo silencio? A veces estar a oscuras es la mejor forma de experimentar la luz».. A diferencia de sus listening parties de Ciudad de México y Nueva York, en Barcelona Rosalía ha montado un sohw de grandes dimensiones, escenográfico, digno del Liceu por su belleza visual y ese sonido operístico de LUX.. A la entrada, los cerca de 900 fans, VIPS y autoridades (entre ellas, el ministro Ernest Urtasun o el acalde Jaume Collboni) tenían que cubrir las cámaras del móvil con unas pegatinas para no fotografiar ni grabar: el mismo sistema que en Berghain, el club berlinés, meca del techno más duro e industrial, que da título a la canción que Rosalía adelantó el pasado lunes 27 de octubre y que ya ha desatado un auténtico fenómeno. Si en Nueva York, Dua Lipa acudió como público, en Barcelona lo han hecho Sílvia Pérez Cruz (que canta en una canción del disco), Amaia, los Estopa, Rossy de Palma, Paco León o Julieta, entre muchos otros.. Casi parecía parte del show la advertencia previa por megofonía de que a las diez de la noche sonaría una alerta de la Generalitat por el riesgo de lluvias fuertes. Así que nadie se sorprendió cuando, media hora más tarde, la alarma de los teléfonos efectivamente empezó a sonar, ahogada por la Orquesta Sinfónica de Londres en Berghain.. Aspecto general de la sala del MNAC de Barcelona que acogió la ‘listening party’ de LUX, el nuevo disco de Rosalía.RESPECTIVE COLLECTIVE. En este disco-torre de Babel, Rosalía canta en 13 idiomas, cada uno dedicado a una santa o mísitca, aunque a veces resulta difícil reconocer la inpsiración (como que Santa Teresa de Jesús ilumina la lírica Sauvignon Blanc).. LUX se abre con los violines de la potente Sexo, Violencia y Llantas. Las letras -en cada idioma y traducidas, lo que se agradece especialmente con el japonés, el chino o el árabe- se proyectan sobre la tela blanca, que va subiendo a intervalos. Al principio el público contiene la respiración: un silencio absoluto, como en una misa (Rosalía le ha imprimido un punto de liturgia muy fuerte) o como cuando una soprano va a cantar en un coliseo lírico. Pero después del aria de Mio Cristo -de nuevo con la Sinfónica de Londres y esta vez en español e italiano- todo el MNAC estalla en aplausos. Y ya no se contendrá.. Así es el nuevo tema de Rosalía, La perla, un tema centrado en el despechoEL MUNDO / EUROPA PRESS. Las 18 canciones suenan casi como un solo tema, como un acto largo de una ópera wagneriana. Esa es la sensación, reforzada por el show de luces, texto y sonido: un derroche creativo en el que hasta suena la voz de Patty Smith desde 1976 (la autorizó a usar un extracto de una entrevista suya en la que incita a los artistas a adentrarse hacia «el otro lado», una referencia a The Doors y su Break On Through (to the Other Side).. Rosalía sigue la máxima de Camarón de la Isla, cuando le preguntaron por qué mezclaba tantos instrumentos y sonidos en su música y éste respondió: «Porque el flamenco puro ya lo llevo yo dentro». Una frase que resuena en Reliquia, cuando Rosalía canta «La pureza está en mí». Y entre esas sábanas inmaculadas aún parece más pura, más artista.. Tras años de estudios en la prestigiosa Escuela Superior de Música de Cataluña (ESMUC), Rosalía se rebeló contra (y desde) el conservatorio y demostró que había otra forma de hacer flamenco en Los ángeles (2017) y El mal querer (2018). Con Motomami (2022) demostró que había otra forma de hacer reggaeton y trap sin olvidar sus raíces flamencas y pop. Con LUX lo lleva a otro nivel.
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