Celebra 40 años de carrera con un concierto que incluirá reunión con Los Ronaldos. «Soy explorador, pero yo no busco países, busco canciones», resume Leer
Celebra 40 años de carrera con un concierto que incluirá reunión con Los Ronaldos. «Soy explorador, pero yo no busco países, busco canciones», resume Leer
Entrevisté a Coque Malla (Madrid, 1969) hace no mucho y eso me genera desasosiego. No porque el motivo para repetir no lo merezca, al fin y al cabo celebra 40 años de carrera con un concierto especial en el WiZink madrileño (31 de enero) en el que, entre otras sorpresas, se reunirá durante un rato con Los Ronaldos, sino porque es célebre en la profesión por recordar cada pregunta que le has hecho en anteriores encuentros y, si repites, señalártelo. Comparto con él mi inquietud nada más entrar en el bar de Ópera donde hemos quedado y se ríe: «Hombre, son ya muchas entrevistas y lo mínimo es que os lo curréis. Ya os conozco y no me guiais, pero al final siempre sacáis titulares. Prohibiría los titulares por ley constitucional».. ¿Hay algo que te quede por contar y no te hayamos preguntado en estos 40 años?. Tendría que pensarlo, pero seguro porque hay muchas preguntas y muchos conceptos que se repiten, se da vueltas siempre a lo mismo: a Los Ronaldos, a la Movida… Y yo creo que a un músico con experiencia y con recorrido se le pueden preguntar muchas más cosas, pero ese trabajo lo tenéis que hacer vosotros, no yo. Si yo preparara una entrevista a Coque Malla, sería una entrevista cojonuda y superinteresante [risas].. Hay gente que lleva 20 años de carrera y parecen 200, porque ha hecho lo mismo toda la vida. Sin embargo, contigo sorprende pensar que ya lleves 40, quizás porque has pasado mil fases. ¿Tienes una sensación similar?. Sí, sí, sí. Sobre todo lo que siento es sorpresa de estar ya a estas alturas de mi carrera y de mi vida. Algo que nunca hago es reflexionar sobre mi recorrido, que es algo que me preguntan mucho los periodistas. No reflexiono sobre cómo soy ni sobre lo que he hecho, estoy muy ocupado trabajando y no tengo tiempo para eso, pero aunque no sea nostálgico no puedo evitar que temporadas como esta que viene ahora, con el concierto del WiZink y todo lo que se va hablar sobre mi pasado, me obliguen a pensar en cosas a las que normalmente no dedico tiempo. Y tienes razón en lo que dices, afortunadamente he sido muy inquieto como artista y no me ha interesado tanto depurar un ‘sonido Coque Malla’ como picotear en las infinitas posibilidades que te ofrecen el arte, la creación y la búsqueda de algo que no existe. Soy explorador, pero no busco países, yo busco canciones. Me he perdido en mi propia divagación, tío, perdona.. Qué va. Entiendo que esa forma de entender el arte es lo que ha modelado tu carrera.. Claro, la inquietud constante en lugar de centrarme en la depuración de un estilo propio. Si de repente me volaba la cabeza Daft Punk, me apetecía hacer un disco bailable aunque nadie esperase eso de mí. He tenido un grupo, he tenido una etapa oscura, depresiva, reflexiva y existencial y he hecho discos luminosos. Todos esos artistas tan diferentes son el mismo Coque Malla y eso hace que ocurra lo que tú planteabas, que afortunadamente no he aburrido. Eso pasa, sobre todo, porque soy un culo inquieto artísticamente.. ¿Eres de esas personas que no piensan, que sólo descubren lo que sienten u opinan según escriben o hablan?. Totalmente. Mi obra se va planificando sola según voy trabajando y no creo haber inventado la pólvora ni ser muy guay por hacerlo así, al 80% de los artistas nos pasa. Muchas veces empiezo a escribir una canción sin saber a dónde voy y descubro lo que quiero decir cuando ya llevo la mitad. Escribo frases de manera instintiva, casi como la escritura automática, y cuando acabo, como si fuera mi propio psicólogo, digo: «A ti lo que te pasa es que te sientes así». Empiezo a tirar de ese hilo y sólo entonces completo el concepto de la letra y, luego, del álbum entero. Por ejemplo, con ‘Aunque estemos muertos’ me pasó eso, empecé a escribir y de golpe me di cuenta: «Hostia, Coque, la muerte te está empezando a inquietar». Y sólo entonces decidí dedicarle un disco al tema.. No siempre llevaste bien la sombra de Los Ronaldos. De esa reunión para el aniversario, ¿entiendo que ya estás en paz con aquello?. Sí, porque no era una guerra con mi pasado sino que era como tener dos hijos, que uno fuese muy fuerte, muy listo y muy independiente y el otro más débil y más enfermizo. Entonces tienes que ocuparte más de ese segundo. Y en esa metáfora, el hijo débil era mi carrera en solitario. Los Ronaldos corrían solos, pero mis canciones, mi proyecto y mi propuesta eran débiles como un bebé. Durante bastantes años tuve que decir: «Mira, no me jodas con el hijo mayor porque ese ya se hace la comida él solo y yo lo que quiero es cuidar al bebé». Ahora que ese bebé se ha hecho un hombre, es incluso más fuerte que el otro y se ha convertido en el hermano mayor, ya estoy en paz con Los Ronaldos. Ambos hijos caminan solos y no se molestan el uno al otro, aunque de vez en cuando aún tengo que darle una colleja al hermano Ronaldo porque habla demasiado [risas], pero conviven bastante bien.. Ahora que lo están reventando, hay cosas de Carolina Durante que me recuerdan a Los Ronaldos.. ¿Sí? Es que no controlo nada. Fíjate si estoy fuera de onda que pensaba que Carolina Durante era una chica. Es un grupo medio indie, ¿no? Nos ha pasado a Los Ronaldos una cosa curiosa y es que cuando en 2007 hicimos un poco de revival y sacamos un EP con Subterfuge, al ponernos bajo el paraguas de la discográfica indie por antonomasia muchos indies se desenmascararon y decían: «Yo era fan de Los Ronaldos y ahora lo puedo decir». Antes se lo callaban porque decían: «Madre mía, Mari, como diga que soy fan de Los Ronaldos me echan del club de los indies».. ¿Tú no te has sentido parte de ningún club?. Creo que no y a la industria le desconcierta. Me sorprende porque se nota mucho en la contratación. De repente toco en un festival de rock duro, como el Blues Cazorla, y me reciben guay: «Dabuten, Coque, tronco, eres de los nuestros». Y al día siguiente toco en Denia en un festival indie: «Ains, eres de los nuestros». Eso mola porque significa que eres respetado por todos y eso no es fácil en un país de etiquetas como este.. El músico madrileño siendo, ahora sí, él.CARLOS GARCIA POZO. Por el 40 aniversario, Sabina ha grabado un vídeo felicitándote, has sacado colaboraciones con Leiva o Dani Martín… ¿Sois todos tan amigos o hay postureo en este buen rollo?. En lo que a mí respecta, todo es real y no te voy a negar que me sorprende la generosidad de tantos compañeros conmigo. De cara al concierto hemos pedido saludos a todo dios y todo el mundo ha respondido inmediatamente, me van a faltar días. Hemos hecho un calendario porque sería feísimo no usarlos todos después del coñazo que hemos dado. He flipado con la generosidad y eso te demuestra, una vez más, que hay mucho compañerismo en este oficio.. Sorprende en una profesión de egos.. A ver, si está en juego algo entre dos artistas, un concierto, un contrato o lo que sea, inevitablemente hay ego y hay competencia, pero al final todos somos conscientes de que nos dedicamos a lo mismo, nos duele lo mismo, echamos de menos lo mismo y deseamos lo mismo. Somos almas gemelas, somos todos hermanos. Sueno como un cura, pero es verdad. Llevamos un mismo estilo de vida en un país jodido para esto del estrellato en el que nos cruzamos continuamente y nos encontramos con los mismos problemas y las mismas alegrías. Al final, todos vamos al Sonorama cada año [risas].. ¿Por qué dices que España es jodida para el estrellato?. Es un país en el que a los artistas nos admiran, pero no nos quieren. Los anglosajones adoran a sus artistas, tienen muy claro que son su cultura y sus esencias, que explican su país, son el espejo de su sociedad y de ellos mismos. En España la cultura se relaciona con el ocio y con una especie de servicio, para la gente eres, con todo el respeto, como un camarero. No eres mi artista que me ha cambiado la vida, me ha emocionado, me ha removido por dentro y al que le debo todo, que es como yo entiendo mi relación con los artistas a los que admiro, sino que eres mi entretenedor de esta noche. Yo te he pagado y estás a mi servicio. Ese concepto está bastante interiorizado y hace que la relación de los artistas con el público en España sea difícil. Lo vas a sacar de titular, cabrón, ya te estoy viendo.. Aún no sé qué voy a titular [de verdad no lo sabía… aún].. Ya, ya, me vas a dejar fatal. Coque Malla: «Mi relación con el público es nefasta» [risas].. Es interesante eso que planteas porque explica en parte este fenómeno actual de los conciertos como experiencia ‘donde hay que estar’. Salen las entradas con un año de antelación y vuelan, en muchos casos compradas por gente que no se sabe tres canciones del artista pero quiere decir que estuvo allí.. Totalmente. Springsteen antes venía al Calderón y agotaba las entradas una semana antes del concierto, pero ahora hace tres Metropolitanos y las agota dos años antes. Fui a verle este verano, como siempre, y noté exactamente eso que estás diciendo: en las primeras filas había el ambiente y la electricidad que antes había en el estadio entero, pero en el resto del estadio la mitad de la gente estaba allí por estar, grabar unos vídeos y charlar. Me dio mal rollo y pensaba: «Hostia, lo tiene que notar y le tiene que joder». Springsteen se ha tirado 50 años tocando y notando cómo un estadio entero vibraba porque le iba la vida en ello, porque habían escuchado 400 millones de veces su discografía entera y ese día era el más feliz de su vida, pero estoy seguro de que en esos tres conciertos había muchísima gente que no tenía un puto disco suyo en su casa. Se sabían ‘Born in the USA’ y, con suerte, ‘The River’. De todos modos, no me voy a quejar yo de que se vendan entradas.. El directo os da la vida hoy en día.. Claro. En los 80 y los 90 los únicos que llenaban sus conciertos con entradas de pago eran Mecano, El Último de la Fila y, a veces, Radio Futura. El resto éramos orquestas de pueblo de lujo. Eso ha cambiado, la gente compra entradas, llena los teatros y ha mejorado mucho para nosotros. Ni una queja por mi parte.. En nuestra última entrevista, para esquivar una pregunta sobre el 1-O, me dijiste que vivías como un eremita y no estabas al tanto de la actualidad. Con todo lo que está pasando, te va a costar convencerme de que sigues al margen.. Te juro que sigo igual. Me entero por encima y hay cosas que me inquietan pero, insisto y siento contradecirte, estoy metido en mi burbuja y pretendo seguir así precisamente porque hay tanto ruido que cada vez me resulta más difícil saber qué es verdad. Antes, todas las mañanas leía El País y El Mundo y más o menos, con sus discrepancias, me hacía una idea de la realidad porque podías ver una coincidencia en lo fundamental. Ya no y eso me frustra y me despista mucho, así que he decidido vivir bastante al margen de ese constante ruido político.. ¿Te molesta la tendencia de este país de exigir siempre un posicionamiento a los artistas?. Me cansa. Sobre todo porque creo que posicionarse es el fin del arte. La obligación del arte no es aleccionar moral o éticamente, todo lo contrario. El buen arte escarba en el subconsciente más profundo, más salvaje y, por lo tanto, más libre de ética y moral para crear algo: un objeto, cuadro, película, canción o libro que emocione, evoque, perturbe y genere contradicción. Para lograrlo, eso debe de estar libre de preceptos éticos y morales. Los parlamentos, los juzgados y las escuelas sí deben tenerlos, pero el arte no. Si empezamos a querer conducir el arte en esa dirección, nos lo cargamos porque entonces el arte no es visceral y, si no es visceral, no es arte.
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