Lux es un disco concebido como una obra de arte y creado como un acontecimiento, una reivindicación luminosa de la canción popular con arreglos modernazos y una reflexión lúcida del presente Leer
Lux es un disco concebido como una obra de arte y creado como un acontecimiento, una reivindicación luminosa de la canción popular con arreglos modernazos y una reflexión lúcida del presente Leer
El cuarto álbum de Rosalía es magistral. Lo vamos a decir en España, donde por supuesto que nos va a gustar, pero sobre todo lo van a decir en el mundo, donde les va a arrebatar: Lux estará entre los discos del año en las listas internacionales más rutilantes. Lo tiene todo, y ese es su único problema, que no debería ser un problema, pero para algunos lo será: sus dimensiones pueden provocar el agotamiento y hasta el sofoco de muchos oyentes. Es, evidentemente, un riesgo que Rosalía ha decidido no evitar.. Lux es un disco con muchas capas, muchas lecturas y muchas referencias. Tiene mucha intervención de la producción, un diseño de sonido meticuloso, mucha profundidad, muchos instrumentos y mucha épica. Es un disco con mucho significado, mucho contenido, mucho concepto y mucha ambición que ha desatado unas expectativas enormes. También es un disco con mucho minutaje, casi una hora en su edición física, que tiene 18 canciones por las 15 de la edición en plataformas de streaming. Y es un disco con muchas sorpresas, con muchos giros, con muchas canciones dentro de cada canción, con muchos tipos de canción y con muchos idiomas. Un disco muy pensado y muy reflexionado, muy trabajado, hecho con mucha intención y mucha determinación. Básicamente, Lux es mucho.. Lo primero que llama la atención del disco es su apariencia: los violines, el piano, el violonchelo, los vientos… Hace seis años, Rosalía se propuso ser la estrella más vanguardista del pop latino y lo consiguió con el ciclo culminado en Motomami (2022), otro disco que era y sigue siendo mucho. Ahora la cantante y productora cambia radicalmente su música y se acompaña por una orquesta sinfónica alterada constantemente por una producción que cambia timbres y sonidos y por arreglos modernazos que transmiten nervio, intensidad y un vigor radiante.. Pero eso no es lo importante de Lux.. El sonido es la técnica, es la herramienta. Es el dedo, no es la luna.. Lux es un disco de canción tradicional atravesado de manera continua por el flamenco, a veces de manera explícita y otras como una evocación, incluso como un susurro. Las composiciones están creadas con la forma de la canción popular, nacieron de esa matriz y con esa esencia, y por eso si realmente son buenas el tiempo las hará más grandes y se irán incorporando a la memoria para siempre.. Rosalía invita a 900 personas a un `show’ monumental en el MNAC ante la salida de su nuevo álbumRespective Collective. Como es un disco de canción popular, la voz está en el centro y se ofrece pura y sin casi adulterar por los efectos digitales. Aquí suena el canto de Rosalía tan natural como en Los ángeles (2017), está capturado con sus respiraciones, sus inflexiones, melismas y manierismos. Esta voz, tan grande y rica en matices, fluye dulcemente en melodías sin alteraciones y se eleva en torno a una música que, ella sí, se agita con nervio, una música que puede cambiar por completo de un compás a otro, que da vueltas alrededor de la voz como un tornado, donde los instrumentos orgánicos pueden ser sacudidos en cualquier momento por una producción disruptiva de sonidos sintéticos, una estética frecuente en Björk, pero también una idea muy cercana a Portishead: la voz humana sobreponiéndose a la incertidumbre y el arrebato. Todo este marasmo sonoro está creado como la banda sonora de unas letras y de unas emociones: tiene una lógica interna y un sentido, es música creada para realzar los versos y la narración y para amplificar las emociones, no son golpes de efecto solo para epatar.. Así que ahora hablemos de religión. Las letras recurren de manera frecuente a los símbolos cristianos (santas, Cristo, Dios) y los grandes coros evocan la experiencia de trascender en la iglesia. Es un gesto cultural, pero sobre todo es una reivindicación de la espiritualidad y del carácter significativo del propio hecho de vivir y de estar. En un momento de tanta preocupación por la fugacidad, invocar el misticismo y todo este torrente de intensidad emocional es una forma de intentar alcanzar algo que pueda durar para siempre, la eternidad. Una de las obsesiones creativas de Rosalía ha sido siempre ser capaz de elevar la música a ese arte puro que nos puede conducir a la transformación, una palabra importante en sus letras. Cuando canta sobre religión, Rosalía canta sobre la propia música…. ..Y sobre la mujer, porque conectado con la espiritualidad aparece el feminismo, que aflora en estas canciones conectado con las imágenes religiosas. Rosalía se ofrece con la determinación de una guerrera, canta sobre amores a vida o muerte y celebra su libertad desde una posición de poder, independencia y orgullo.. Portada del cuarto disco de Rosalía, ‘Lux’.. Religión y feminidad son el camino a la luz, nos está diciendo Rosalía. Este parece un disco descolgado de su tiempo, sin embargo es una respuesta directa a muchos problemas contemporáneos: una obra de arte optimista, efervescente y vivaz frente a la oscuridad y la sensación de confusión. Por eso en sus referencias religiosas no aparece la simbología del pecado, el castigo, la penitencia y la búsqueda de la salvación. También la propia selección de acordes y sus progresiones representan ese camino a la luminosidad.. Lux es un disco de contrastes, de extremos, del susurro al grito, del minimalismo a la grandilocuencia desatada, entre emociones absolutas. También es un disco que se construye desde lo individual (desde una intimidad subrayada), pero que tiene una clara aspiración universal, y ahí entra el uso de 13 idiomas, un recurso que en algunos casos resulta artificioso y forzado y que entorpece la fluidez con la que discurre el álbum. En ese sentido, entronca con otra tendencia muy actual, el glocalismo: el concepto de actuar localmente y pensar globalmente que ella se aplica construyendo música tradicional que le es cercana con la aspiración de crear un punto de encuentro entre el español, el catalán, el italiano, el francés, el mandarín, el árabe, el ucraniano…. ¿Se acuerdan cuando hace unos años se dijo que el formato del álbum había muerto y que volvía la era de la canción? Lux es un ciclo de música de una hora en el que ninguna de sus partes es mejor si queda aislada: sus canciones se amplifican y crecen con el contexto del conjunto, como sucedía en Motomami y antes en El mal querer (2018). Hay piezas ligeras, cabalgatas heróicas, baladas quebradizas y rumba con su nonaino. Rosalía es una moderna, pero su idea del arte es muy clásica: crear desde la tradición, rebatir las formas habituales y canonizar el álbum como formato por excelencia.. Desde luego que Rosalía puede ser acusada de pedante o pretenciosa, y en ese sentido no le favorece la catarata de maximalismos vacíos que se ha desatado desde la salida del single Berghain y de la que, admitámoslo, esta crítica es probablemente partícipe (al menos no suelto visionaria, revolucionaria o genia como quien dice patatas). Pero es cierto, no es música hecha para gustar a todo el mundo. Es un disco concebido como una obra de arte y creado como un acontecimiento. Y esa ambición desmedida (guiño) hace que el disco sea un triunfo mayor, un nuevo triunfo, de esta artista genuina y diferencial que no tiene miedo a nada.
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