Con cada estreno de cada edición de La isla de las tentaciones —y ya van ocho— siempre surge la misma pregunta: ¿cómo es posible que, sabiendo lo que es el reality, todavía haya parejas que vayan al programa? El poder de la televisión es lo que tiene: brilla, reluce y atrae como un diamante, como un tesoro. No puede haber otra explicación para justificar que parejas que llevan años, que ya han vivido una infidelidad o que no están en su mejor momento, se la jueguen y se expongan de la manera en que lo hacen en La isla de las tentaciones. Pues las hay, y en cada edición se puede decir, sin exagerar, que se superan.. Seguir leyendo
El estreno de la octava edición de La isla de las tentaciones no ha defraudado. Los seguidores del reality lo esperaban como agua de mayo. ¿Es posible después de ocho ediciones que todavía siga sorprendiendo? Sí, lo es
Con cada estreno de cada edición de La isla de las tentaciones —y ya van ocho— siempre surge la misma pregunta: ¿cómo es posible que, sabiendo lo que es el reality, todavía haya parejas que vayan al programa? El poder de la televisión es lo que tiene: brilla, reluce y atrae como un diamante, como un tesoro. No puede haber otra explicación para justificar que parejas que llevan años, que ya han vivido una infidelidad o que no están en su mejor momento, se la jueguen y se expongan de la manera en que lo hacen en La isla de las tentaciones. Pues las hay, y en cada edición se puede decir, sin exagerar, que se superan.. El estreno anoche de la octava edición de La isla de las tentaciones no ha defraudado. Parece mentira que después de ocho ediciones, incluso siendo todos conscientes, incluidos los que van al reality, de lo que va a pasar, todavía puedan dejarte con la boca abierta. Pues sí, y más que con la boca abierta. Y eso que el patrón sigue siendo el mismo: cinco parejas, cada una con sus problemas o sin ellos, llegan enamoradísimos aLa isla de las tentaciones. Algunas para ponerse a prueba; otras, para corregir algún defecto —por norma general, enfermizo—; otras, porque se quieren tanto que necesitan demostrar —no sé muy bien a quién— que su relación está hecha a prueba de bombas; otras, porque aunque no lo digan, necesitan una excusa para mandar todo a freír espárragos; otras, simplemente, porque creen que no hay mayor prueba de amor que meterse en una casa con ocho solteros y solteras y tentarse. ¡Pobres incrédulos! ¿O no?. Las cinco parejas de La isla de las tentaciones 8 llegaron igual que llegan todas: todos llorando, todos de los nervios, todos queriéndose hasta que el amor les come el cerebro, todos jurándose amor eterno, hasta que… aparecen los y las tentadores, y se les nubla la vista. A unos por celos, a otros porque si les tocan las castañuelas… bailan. Anoche, en La isla de las tentaciones, a algunos les tocaron las castañuelas; otros bailaron, otros empezaron a asomar la patita por debajo de la puerta y otros, directamente, mostraron el monstruo que llevan dentro y que tardó poco, demasiado poco, en aparecer.. En esta edición de La isla de las tentaciones tenemos a Eros y Bayan —sí, tienen nombres de película de Disney—. Por lo que se vio anoche, es la pareja, digamos, más normal de todas. Al menos, la única pareja que no brotó a los dos minutos de programa. Llevan cuatro años de novios y han pasado por sus altibajos. Llegan a La isla de las tentaciones en su mejor momento y con el objetivo de que él le demuestre a ella que puede confiar. A ver cuánto les dura.. En el extremo completamente opuesto están los protagonistas absolutos del primer programa deLa isla de las tentaciones 8, Gerard (en realidad se llama Gerardo o, al menos, así le llama su novia cuando ésta brota) y Alba. La cara de la fotografía de Sandra Barneda que preside este artículo fue gracias a ellos. Lo de Alba ya nos lo conocemos, pero por mucho que lo hayamos visto en las siete ediciones anteriores, La isla de las tentaciones sigue sorprendiendo con parejas como ésta. Según ellos, han ido a La isla de las tentaciones para que Gerard le demuestre a Alba que está listo para comprometerse. Pues, y quien avisa no es traidor, la cosa ha comenzado con el pie izquierdo.. Los celos de Alba son realmente enfermizos. Ya tenemos a la primera pareja tóxica de La isla de las tentaciones 8. Lo que le montó anoche a Gerard en la ceremonia de los collares fue apoteósico, hasta tal punto que el resto de novias no solo alucinaron, sino que se dieron cuenta de que lo de Alba no es ni medio normal.. Resulta que La isla de las tentaciones también sabe jugar sus cartas. Siempre tiene algún as en la manga para echar más leña al fuego, si es que hubiese poca. En el caso de Alba y Gerard, la leña se llama Aida. Resulta que era amiga, amiguísima de Alba, pero cuando Alba comenzó su relación con Gerard, la relación se rompió. Anoche no quedó muy claro por qué Alba tiene tanta tirria a Aída, pero sí quedó claro que, si Gerard se acerca a ella, Alba erupciona. ¡Vaya si erupcionó!. El segundo as de La isla de las tentaciones fue mostrar las primeras imágenes de sus parejas a las chicas segundos antes de que estos entraran para la ceremonia de los collares. ¿Qué imágenes? Se preguntarán muchos, si no llevaban ni 10 horas de convivencia con las solteras. Pues, efectivamente, ningunas. Lo único que se ve es una fiesta lo más light posible, algún que otro comentario de machito fiestero y bocazas, una batalla en el agua y… nada más. ¡Pero, ay las batallas en el agua!. Alba, una de las protagonistas del estreno de La isla de las tentaciones 8.MEDIASET. De la nada aparecieron los primeros cabreos, las primeras lágrimas, los primeros histerismos y las primeras frases para la historia de La isla de las tentaciones: «¡Vagina en el cuello! De puta madre», reaccionó Alba, que segundos después subiría la apuesta con un «¿Tú ves normal un coño en tu nuca?». Lo dicho, La isla de las tentaciones no dejará nunca de sorprenderte. «¡Eres un guarro! ¿Qué haces subiéndote a una tía encima? ¿Ves normal un coño en tu nuca? ¡Hablando con Aída! Te dije que no. ¡Y bailando con ella! ¡Has hecho un sándwich bailando y conmigo nunca bailas!». En un párrafo se dice todo; imagina verlo.. No es la frase en sí, es lo que motivó la frase en sí. No se veía absolutamente nada más que a dos novios con dos solteras sentadas en sus hombros echando una batalla dentro de la piscina. Pues eso ya es pecado mortal. Ana y Fran, otra de las parejas de La isla de las tentaciones 8, han ido al reality porque Ana es muy celosa y quieren que confíe en su pareja. A Fran se le puede bautizar ya como el llorón de La isla de las tentaciones 8, porque en toda edición hay un llorón. El muchacho tiene claro que quiere ponerse a prueba, pero siempre sin sobrepasar los límites. Ana daba la impresión al principio de que también, pues fue la única de todas las novias que, cuando Sandra Barneda le preguntó cuáles eran los límites que Fran no podía pasar, fue realista: «Un beso en la boca, porque todo lo demás puede ocurrir; hemos venido a tentarnos y todos somos humanos». Ahora, que del dicho al hecho hay un trecho.. Cuando Ana vio las imágenes de Fran con la soltera sobre sus hombros, solo le faltó sacar el lanzallamas y quemar la isla con todos dentro. «Esto cambia la historia. Los hombres no valen para nada. Dejo mi relación aquí. Esto me va a servir para ser otra persona. Le destruyo la vida, pobrecito, me da hasta pena por él. Los chicos, cuando ponen los cuernos, da igual si tienes un Ferrari al lado que quieren ir en triciclo. No me está dando mi lugar. No voy a poder con esto. No merezco esto, necesito un hombre», soltó Ana. Ojito, que suelta una bomba de destrucción masiva.. Pero, sin duda, de todas las parejas, la de Alba y Gerard se llevó la palma. El brote de Alba en la ceremonia de los collares no había por dónde cogerlo. Su ataque de ira, su rabia hacia Gerard, su desmesura, su todo… Bayan, la propia Ana, las otras novias no entendían nada. Ni Sandra Barneda entendía nada. Cuando se fueron todos a sus respectivas villas llegaron los arrepentimientos. Parecía que Alba se había dado cuenta de que perdió los papeles de una manera imposible de explicar, pero entonces llegaron la elección de las primeras citas y… ¡boom!. Gerard tiene claro que el comportamiento de Alba no es ni medio normal. Según él, es porque «tiene que madurar», porque es «una cría». Y como él debe ser lo más maduro que uno se puede encontrar, pues tiene que enseñarla. ¡Manda huevos!, que diría Federico Trillo. ¿Y cómo la enseña? Metiendo el dedo en la herida. ¿A quién le dio la primera cita? Sí, a Aída. ¿Qué pasó? Pues que Alba, que le acababa de pedir perdón por su comportamiento la noche anterior, volvió a brotar y huyó hacia la playa gritando cual Escarlata O’Hara en Lo que el viento se llevó: «¡Me voy a mi casa!».. «Hay otras chicas que me gustan, pero le voy a dar el collar a una que no me gusta porque tú no tienes que darme órdenes ni faltarme el respeto de la forma en la que lo hiciste, así que le voy a dar el collar a Aída», declaró Gerard. Tela, tela, tela… Y eso que todavía no ha pasado nada de nada. Verás cuando pase.
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