Él miró a la muerte de frente una vez. Fue en 1967, cuando, tras combatir con el Che Guevara, fue capturado y torturado. Pasó cuatro años en una cárcel de Bolivia y fue condenado a la máxima pena. Relata esos instantes, cuando pensaba que eran los últimos: “Es curioso porque primero empiezas a entrar en pánico y, al final, cuando crees que llega el momento, te conviertes casi en un espectador. Estaba en el pelotón y en realidad era una simulación, pero yo no lo sabía. Hay un momento donde todo se vuelve ligero. Te resignas”, explica Régis Debray.. El filósofo (París, 84 años) publicó hace dos años El último suspiro, una obra a dos voces en la que, junto con Claude Granje, jefe de unidad de cuidados paliativos, aborda la importancia del acompañamiento en los últimos momentos de la vida. En esa vivencia se ha inspirado el cineasta francogriego Konstantin Costa-Gavras (Iraia, 92 años) para su último filme, que lleva el mismo título y que se estrena ahora en España.. Un “trabajo valiente” en el que se aborda “el tabú de este siglo”, explica Debray en su casa de Houdan, un pueblo a 70 kilómetros de París, un templo lleno de libros, clasificados por géneros, rodeado de prados verdes y amarillos. “No podemos aprender a morir, claro que no. Podemos aprender a ver morir, pero aprender a morir es absurdo, casi algo cómico”, analiza.. A sus 84 años, Debray se refugia en este espacio tras una vida llena de riesgo y épica: fue amigo de Fidel Castro y luego se unió al Che Guevara para extender su revolución hasta Bolivia. Aunque no quiere profundizar mucho en este episodio, “en realidad solo estuve a punto de morir aquella vez”. “Hay que hacerse a la idea de que el hombre es mortal. Por eso, en el marco de los cuidados paliativos, el problema es ver morir”, ahonda.. Sin embargo, en sus visitas a estos centros, las que realizó para escribir El último suspiro, se dio cuenta de una realidad: “Los médicos que trabajan allí no están tristes. No hay nada de fúnebre en los centros paliativos, los sanitarios están de buen humor, eso me sorprendió”, señala. En Francia mueren al año 600.000 personas y “solo hay 200 centros paliativos. Se habla de multiplicarlos, sí, pero hay pocos voluntarios”. Las mujeres, dice, “son más valientes frente a la muerte, igual porque han dado a luz y tienen más resistencia al dolor, creo que ellas tienen menos miedo a la muerte”.. En El último suspiro, la vida y la muerte, o su aproximación, se reconcilian a través de una conversación: la que mantienen un doctor encargado de un hospital de cuidados paliativos y un escritor, que interpretan los actores Denis Podalydès y Kad Merad (Debray y Granje). También participan en el reparto Ángela Molina y Charlotte Rampling.. “Yo quería hacer una película más divertida”, dice Debray, pero Costa-Gavras “ha preferido hacer una película no sobre la muerte, sino sobre la prevención, una oda a la vida. Es muy valiente en un momento en el que hacemos todo lo posible para borrar la muerte, porque él plantea el debate, no lo esquiva y hace una película sobre un tema tabú”.. La muerte la rechazamos, la ocultamos, la negamos y la hemos convertido en algo “casi clandestino”. “Durante el siglo XX el tabú era el sexo, en el siglo XXI esto ya no es un tabú y en eso Freud ha contribuido mucho. Hoy es la muerte, un tabú más difícil de superar que el del sexo”.. Aunque fue un firme defensor de la laicidad en Francia, la separación de la iglesia del Estado (fue uno de los primeros miembros del comité por la laicidad de la República francesa), Debray ha analizado el papel de la religión y de la fe dentro de los grupos sociales. Considera que el declive del cristianismo ha influido mucho en este rechazo a la idea de irnos. “Antes era una etapa más, no era una marcha definitiva, pero la relativa desaparición de la fe y la creencia en el paraíso, y sin la idea de resurrección, lo ha convertido cada vez más en tabú”.. La muestra, defiende, es cómo la cubrimos de eufemismos: hoy no se habla de muerte, sino del fin de la vida, el cáncer es “una larga enfermedad”, un “viejo es un senior” y la eutanasia es “una ayuda a morir”. “Todo muy políticamente correcto. Hacemos todo para evitar la muerte física y moral y hay pudor para hablar de ella”, denuncia.. También ha perdido su lugar en los rituales, fruto de esa decadencia de la fe, y en ese intento por borrarla del mapa, “ya no hay cortejos fúnebres, esos que antes atravesaban los pueblos para que la gente despidiese al difunto, el luto ha desaparecido, el espectáculo de la muerte está prohibido, se ha convertido en algo clandestino y se hace todo lo posible para que no sea un problema. Se ha convertido en una obscenidad”. Casi, denuncia, está desapareciendo el velatorio: antes se velaba a los muertos en casa, y “hoy se ha convertido en algo molesto”.. En los días posteriores a la entrevista, Debray tenía que someterse a una intervención, pero le pide un cigarrillo a su esposa. Se pasea por el salón rodeado de libros mientras reflexiona. La muerte es un tabú, pero ¿tenemos menos miedo a la muerte de los otros que a la propia? “También ahí, cada vez la aceptamos menos. Antes se podía hacer una foto de alguien que había fallecido, ahora está prohibido”.. Recuerda que una de las últimas fotos de difuntos célebres que se publicaron en la prensa fue la de la cantante francesa Edith Piaf, que falleció el 10 de octubre de 1963. Fue el mismo día que el poeta Jean Cocteau, pero “ella acaparó las portadas de la prensa y él, las páginas interiores”. Este último “tuvo la mala idea de morirse el mismo día que una figura tan popular como ella. Hay hasta que elegir bien qué día morirse”.. Seguir leyendo
El cineasta Costa-Gavras estrena en España ‘El último suspiro’, una adaptación del libro del filósofo y escritor francés sobre el final de la vida
cine. El cineasta Costa-Gavras estrena en España ‘El último suspiro’, una adaptación del libro del filósofo y escritor francés sobre el final de la vida. Régis Debray, retratado en su casa en Houdan el pasado 15 de abril.Louisa Ben. Él miró a la muerte de frente una vez. Fue en 1967, cuando, tras combatir con el Che Guevara, fue capturado y torturado. Pasó cuatro años en una cárcel de Bolivia y fue condenado a la máxima pena. Relata esos instantes, cuando pensaba que eran los últimos: “Es curioso porque primero empiezas a entrar en pánico y, al final, cuando crees que llega el momento, te conviertes casi en un espectador. Estaba en el pelotón y en realidad era una simulación, pero yo no lo sabía. Hay un momento donde todo se vuelve ligero. Te resignas”, explica Régis Debray.. Más información. Costa-Gavras: “Quiero que mi muerte sea con dignidad, valentía… y si dura mucho, que me pongan la inyección”. El filósofo (París, 84 años) publicó hace dos años El último suspiro, una obra a dos voces en la que, junto con Claude Granje, jefe de unidad de cuidados paliativos, aborda la importancia del acompañamiento en los últimos momentos de la vida. En esa vivencia se ha inspirado el cineasta francogriego Konstantin Costa-Gavras (Iraia, 92 años) para su último filme, que lleva el mismo título y que se estrena ahora en España.. Un “trabajo valiente” en el que se aborda “el tabú de este siglo”, explica Debray en su casa de Houdan, un pueblo a 70 kilómetros de París, un templo lleno de libros, clasificados por géneros, rodeado de prados verdes y amarillos. “No podemos aprender a morir, claro que no. Podemos aprender a ver morir, pero aprender a morir es absurdo, casi algo cómico”, analiza.. A sus 84 años, Debray se refugia en este espacio tras una vida llena de riesgo y épica: fue amigo de Fidel Castro y luego se unió al Che Guevara para extender su revolución hasta Bolivia. Aunque no quiere profundizar mucho en este episodio, “en realidad solo estuve a punto de morir aquella vez”. “Hay que hacerse a la idea de que el hombre es mortal. Por eso, en el marco de los cuidados paliativos, el problema es ver morir”, ahonda.. Tráiler de ‘El último suspiro’, de Costa-Gavras. n «}},»video_agency»:false,»alt_image»:»Tráiler de ‘El último suspiro’, de Costa-Gavras»},»url»:»https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/7XUQAIZJV5FIJAR4N375LWVGGE.jpg?auth=2ddfb79ffd4a7a07cef36f2c1bd903b6ebfdec9f74eab078b1689c372ad7b9db&width=1200&height=675&smart=true»,»alt»:»Tráiler de ‘El último suspiro’, de Costa-Gavras»,»ogWidth»:16,»ogHeight»:9});. 01:35. Tráiler de ‘El último suspiro’, de Costa-Gavras. Kad Merad, Ängela Molina y Denys Denis Podalydès, en ‘El último suspiro’, de Costa-Gavras.. Sin embargo, en sus visitas a estos centros, las que realizó para escribir El último suspiro, se dio cuenta de una realidad: “Los médicos que trabajan allí no están tristes. No hay nada de fúnebre en los centros paliativos, los sanitarios están de buen humor, eso me sorprendió”, señala. En Francia mueren al año 600.000 personas y “solo hay 200 centros paliativos. Se habla de multiplicarlos, sí, pero hay pocos voluntarios”. Las mujeres, dice, “son más valientes frente a la muerte, igual porque han dado a luz y tienen más resistencia al dolor, creo que ellas tienen menos miedo a la muerte”.. En El último suspiro, la vida y la muerte, o su aproximación, se reconcilian a través de una conversación: la que mantienen un doctor encargado de un hospital de cuidados paliativos y un escritor, que interpretan los actores Denis Podalydès y Kad Merad (Debray y Granje). También participan en el reparto Ángela Molina y Charlotte Rampling.. “Yo quería hacer una película más divertida”, dice Debray, pero Costa-Gavras “ha preferido hacer una película no sobre la muerte, sino sobre la prevención, una oda a la vida. Es muy valiente en un momento en el que hacemos todo lo posible para borrar la muerte, porque él plantea el debate, no lo esquiva y hace una película sobre un tema tabú”.. La muerte la rechazamos, la ocultamos, la negamos y la hemos convertido en algo “casi clandestino”. “Durante el siglo XX el tabú era el sexo, en el siglo XXI esto ya no es un tabú y en eso Freud ha contribuido mucho. Hoy es la muerte, un tabú más difícil de superar que el del sexo”.. Régis Debray, en otro momento de la entrevista.Louisa Ben. Aunque fue un firme defensor de la laicidad en Francia, la separación de la iglesia del Estado (fue uno de los primeros miembros del comité por la laicidad de la República francesa), Debray ha analizado el papel de la religión y de la fe dentro de los grupos sociales. Considera que el declive del cristianismo ha influido mucho en este rechazo a la idea de irnos. “Antes era una etapa más, no era una marcha definitiva, pero la relativa desaparición de la fe y la creencia en el paraíso, y sin la idea de resurrección, lo ha convertido cada vez más en tabú”.. La muestra, defiende, es cómo la cubrimos de eufemismos: hoy no se habla de muerte, sino del fin de la vida, el cáncer es “una larga enfermedad”, un “viejo es un senior” y la eutanasia es “una ayuda a morir”. “Todo muy políticamente correcto. Hacemos todo para evitar la muerte física y moral y hay pudor para hablar de ella”, denuncia.. También ha perdido su lugar en los rituales, fruto de esa decadencia de la fe, y en ese intento por borrarla del mapa, “ya no hay cortejos fúnebres, esos que antes atravesaban los pueblos para que la gente despidiese al difunto, el luto ha desaparecido, el espectáculo de la muerte está prohibido, se ha convertido en algo clandestino y se hace todo lo posible para que no sea un problema. Se ha convertido en una obscenidad”. Casi, denuncia, está desapareciendo el velatorio: antes se velaba a los muertos en casa, y “hoy se ha convertido en algo molesto”.. En los días posteriores a la entrevista, Debray tenía que someterse a una intervención, pero le pide un cigarrillo a su esposa. Se pasea por el salón rodeado de libros mientras reflexiona. La muerte es un tabú, pero ¿tenemos menos miedo a la muerte de los otros que a la propia? “También ahí, cada vez la aceptamos menos. Antes se podía hacer una foto de alguien que había fallecido, ahora está prohibido”.. Recuerda que una de las últimas fotos de difuntos célebres que se publicaron en la prensa fue la de la cantante francesa Edith Piaf, que falleció el 10 de octubre de 1963. Fue el mismo día que el poeta Jean Cocteau, pero “ella acaparó las portadas de la prensa y él, las páginas interiores”. Este último “tuvo la mala idea de morirse el mismo día que una figura tan popular como ella. Hay hasta que elegir bien qué día morirse”.. Tu suscripción se está usando en otro dispositivo. ¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?. Añadir usuarioContinuar leyendo aquí. Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.. ¿Por qué estás viendo esto?. Flecha. Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.. Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. 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