Cuando al amanecer del 24 de febrero de 2022 me desperté en Kiev con explosiones en la lejanía, mandé la crónica urgente más amarga de mi vida. La guerra había empezado.. Seguir leyendo
Este es el discurso íntegro de Xavier Colás, corresponsal de EL MUNDO en Rusia y premio ‘Libertad de Prensa’ de este diario
Cuando al amanecer del 24 de febrero de 2022 me desperté en Kiev con explosiones en la lejanía, mandé la crónica urgente más amarga de mi vida. La guerra había empezado.. Tras pulsar enviar me quedé unos segundos mirando la portada de EL MUNDO.es, como quien mira un escaparate con un ladrillo en la mano.. Delante de la pantalla, quise mirar ese mundo por última vez.. El viejo mundo del fin de la historia.. El totalitarismo ruso propaga hacia afuera las mismas trampas con las que intoxicó a los suyos: les dijo que no necesitaban asociarse, que no necesitaban partidos de verdad, ni sindicatos de verdad, ni medios de verdad.. Ese régimen les convenció de que el gobierno debía meter en cintura a medios y a jueces. Por el bien del país. Ahora el gobierno pone firme a todo el mundo. Y no existen medios, ni jueces, ni partidos de verdad para denunciarlo.. El sistema les convenció de que si reclamaban su papel como ciudadanos -escribiendo, protestando- entonces eran una amenaza para el país. Y que si se postraban ante el poder, no habría nada que temer.. Ahora mucha gente tiene miedo. Pero es demasiado tarde.. El mismo mensaje adormecedor y victimista trata de imponer ahora la propaganda rusa en lo que considera su patio trasero europeo. Nos dice que nuestras alianzas de seguridad crean inseguridad, que nuestras uniones políticas son antidemocráticas, que nuestras sanciones nos debilitan, que nuestra evolución es nuestra degradación.. Hemos consumido casi un cuarto de siglo en el que la paz ha sido la norma en Europa.. Majestad, se abre ante nosotros un presente impresentable. ¿Qué importa una Europa que acuerda leyes si hay un país que decide fronteras?. Las dictaduras prolongan el presente, pero no tienen futuro, y lo saben. Por eso matan cualquier cosa que sea nueva.. Que Ucrania cambie, para ellos es una traición.. Que los modelos de familia evolucionen lo ven como una desviación.. Que los moscovitas en la calle pidan un cambio, les parece una sublevación.. No tratan de reconstruir el imperio ruso/soviético, sino de destruir las alternativas que surgieron tras ese imperio. La integración europea es la alternativa aburrida a las aventuras del colonialismo y a la guerra. Por eso la UE está en la mirilla.. No hay que ser ingenuos. No existen dos Vladimir Putin. Uno despiadado hacia adentro, que nunca tiene suficiente. Y otro hacia afuera transitoriamente enfadado por nuestra arrogancia y con el cual podemos encontrar una solución razonable para todos.. Por eso, aunque me costó mucho renunciar a Ucrania para cubrir Rusia, me di cuenta de que precisamente contar con detalle la represión que sufren los propios rusos era la mejor manera de advertir de los abusos que tiene reservados a otros.. También el paso del autoritarismo al totalitarismo es una lección para nosotros. La transición rusa, que salió mal, nos ayuda a ver con nitidez que la nuestra salió bien.. Los corresponsales somos las gafas de ver de lejos. Y hay males que se nos acercan.. Rusia no es nuestra dictadura del pasado. Es la dictadura del futuro, la dictadura que podemos ser si no cuidamos la limpieza del sistema. Si no somos exigentes con cada gobierno de turno. Si nos creemos su relato de inocencia eterna.. Los contrapesos siempre son más limpios que el poder. El poder siempre es más vicioso que sus contrapesos.. Todo el tiempo que el gobierno pase respondiendo ante los ciudadanos, aunque sea mal, es un tiempo en el que por lo menos los ciudadanos no pasan miedo pensando cómo no enfadar al poder.. Un corresponsal tiene que ser alguien que escribe sin miedo sobre el gobierno como si el gobierno no le vigilase, y que al mismo tiempo escribe con cuidado sobre gente del país donde está como si de verdad pudieran leerle al día siguiente. Nunca al revés.. Alguien señaló hace poco dónde está el punto de inflexión en el que la democracia tiene su oportunidad: llega cuando la gente asume que la dictadura no funciona.. Por eso mostrar la verdadera cara de la represión es tan urgente para que un día la tiranía acabe. O por lo menos para que no exporte sus patrañas al continente en el que nos hemos acostumbrado a ser libres.
Televisión