En su nuevo ensayo, el centenario historiador e intelectual nos recuerda con acierto que sólo aceptando nuestra propia fragilidad seremos capaces de construir un futuro más humano Leer
En su nuevo ensayo, el centenario historiador e intelectual nos recuerda con acierto que sólo aceptando nuestra propia fragilidad seremos capaces de construir un futuro más humano Leer
En algún lugar de su bibliografía, John Lukacs nos recuerda que los principios por los que nos guiamos son más relevantes que la ideología. Este también es el mensaje que nos ofrece Edgar Morin (París, 1921), a sus 104 años, en estas Lecciones de la historia. No se trata de un estudio exhaustivo ni de un muestrario de recetas, sino de algo más humilde y quizá más necesario: una suerte de testamento intelectual en el cual se reúnen dieciséis breves lecciones a modo de advertencias contra el orgullo desmedido del hombre.. Traducción de Juan Vivanco. Taurus. 136 páginas. 16,90 € Ebook: 7,99 €. El núcleo del libro radica en la primera de las paradojas que nos plantea: «El resultado de una acción puede ser contrario a su intención inicial». Es decir, que la libertad de la historia se halla por encima de cualquier determinismo ciego. Puede considerarse este el principio más revelador, al que se añaden otros complementarios. Las guerras, por ejemplo, son el resultado de una combinación de azares y determinismos; los héroes existen, al igual que los santos; la destrucción, a veces, permite la maduración de grandes civilizaciones; lo improbable -¿cómo no?- puede suceder, y las causas de los acontecimientos históricos son variadas y están entrelazadas entre sí…. Morin nos hablará de cada una de estas lecciones con una sobriedad esencial, limitándose a señalar las líneas maestras. Esta brevedad, sin embargo, es un arma de doble filo. Si bien facilita la lectura de un libro que apenas supera las cien páginas, nos deja un ligero regusto de insatisfacción. Quizás en exceso anecdóticos y demasiado previsibles, algunos capítulos parecen exigir un mayor desarrollo que añada al tono sapiencial un contenido intelectualmente más estimulante.. Todo ello hace que estas Lecciones sean un título menor dentro del vasto corpus del francés. Alejado de las grandes narrativas de la historia, Morin nos recuerda con acierto que sólo aceptando nuestra propia fragilidad seremos capaces de construir un futuro más humano. «Los pensamientos unilaterales, sectarios y fanáticos -puntualiza- vuelven a ser hegemónicos». Afinar las ideas, liberarlas del peso asfixiante de la superficialidad identitaria, abrir los horizontes de lo posible desde el conocimiento de la realidad, respetar al hombre por encima de sus creencias son preceptos que no debemos ignorar.. Así, la mayor utilidad de estas Lecciones de la historia reside en la mirada que el sabio historiador comparte con nosotros, capaz de alentar un lúcido escepticismo ante el misterio de la condición humana.
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