En El Club de los Poetas Muertos siete amigos se escabullían a escondidas cada noche para leer poesía, beber, fumar, hablar de chicas y poner palabras a sus sueños. En Zapeando, salvando las distancias obvias, el funcionamiento es algo similar, un grupo de «colegas» que cada mediodía llegan a los estudios de Mediapro para reírse de todo, incluso de ellos mismos. Dani Mateo, Miki Nadal, Cristina Pedroche, Quique Peinado, y otros tantos colaboradores son los miembros de este no tan selecto club, porque para ellos sin el «fiel» espectador que está al otro lado, este ateneo no tendría sentido.. Seguir leyendo
Hace hoy 12 años llegaba a la televisión un programa que no iba a inventar nada nuevo, pero que se iba a convertir en el programa donde reírse es lo único importante. Hoy, Zapeando cumple 3.000 programas, «un milagro», dicen quienes lo hacen. EL MUNDO se ha colado en lo que Dani Mateo llama «las costuras», lo que nadie quiere que se vea, menos él
En El Club de los Poetas Muertos siete amigos se escabullían a escondidas cada noche para leer poesía, beber, fumar, hablar de chicas y poner palabras a sus sueños. En Zapeando, salvando las distancias obvias, el funcionamiento es algo similar, un grupo de «colegas» que cada mediodía llegan a los estudios de Mediapro para reírse de todo, incluso de ellos mismos. Dani Mateo, Miki Nadal, Cristina Pedroche, Quique Peinado, y otros tantos colaboradores son los miembros de este no tan selecto club, porque para ellos sin el «fiel» espectador que está al otro lado, este ateneo no tendría sentido.. Esta tarde, Zapeando cumple 3.000 programas, 12 años en laSexta cada sobremesa luchando «contra la actualidad y contra la somnolencia», dice Dani Mateo, el presentador que hace aproximadamente 1.500 de esos programas cogió las riendas de este toro salvaje, de «este oasis de alegría en medio de un mundo en llamas». A Dani Mateo le gusta apropiarse de la frase más famosa de El Hormiguero -«esta noche ha venido a divertirse…»- para describir lo que es Zapeando: «Es un sitio donde pase lo que pase te lo haremos pasar bien». Pero como en Zapeando nada es lo habitual, tampoco lo es la risa que buscan en quien los ve: «Intentaremos que acabes el programa con una sonrisa o a poder ser con lágrimas en los ojos. A mí me gusta mucho esa risa que hace que te dobles; esa risa que duela y que digas «¡qué cabrones!»; esa risa que hace que se te salga el café por la nariz».. Tiene tan asumido Dani Mateo cuál es la función social y televisiva de Zapeando que no duda en reconocer la dicotomía que vive cada día, pues «al mediodía calmo a la gente a la que enciendo por la noche». Y se ríe. Se ríe muchísimo, a carcajadas. Lástima, no hay café. «Es que eso es exactamente el equilibrio que debemos alcanzar», afirma, explicando que «tenemos que calentarnos, pero a la vez pensar que tampoco hace falta calentarse tanto porque siguen habiendo perros que cantan y siguen naciendo niños». Lo tiene claro: «Sirvo para equilibrar los ánimos de España».. Y aunque parezca una gracia más de Dani Mateo, es la palabra ánimo la que mejor retrata a Zapeando. Por el programa de laSexta han pasado decenas de rostros y de talentos a los que el programa en mayor o menor medida ha cambiado la vida. Sin embargo, son Quique Peinado, Miki Nadal y Cristina Pedroche los últimos de Filipinas, los que llegaron hace 3.000 programas y los que a día de hoy («y por mucho tiempo») siguen irreductibles cada tarde. Porque para Quique Peinado y para Cristina Pedroche, Zapeando es, además del «programa de mi vida», el programa que «nos cambió la vida».. El caso de Quique Peinado es, probablemente, el más peculiar porque él nunca pensó dirigir su carrera hacia la televisión. Pero un buen día allá por 2013, Juan Andrés García Ropero «Bropi», entonces director de Programas de Globomedia, levantó el teléfono y le llamó. Le habló de un programa nuevo que se estaba preparando en el que se iba a hablar de televisión y necesitaba críticos de televisión. Peinado llegó, pensó que le echarían a los dos días y hoy, 12 años después, ahí sigue.. Miki Nadal hace reír a Cristina Pedroche, minutos antes de que dé comienzo Zapeando.. «A mí Zapeando me ha cambiado la vida personal y profesionalmente. Cambió mi vida y la de mis hijos porque la vida que van a tener mis hijos es muy diferente a la que hubieran tenido si no hubiera aparecido Zapeando. Yo empecé Zapeando con la madre de mis hijos embarazada del mayor y a día de hoy, pues ya lo ves», afirma Peinado, el cual habla también de «lealtad», la que él siente por todo el equipo de Zapeando (guionistas, redactores, técnicos, compañeros…) y por la productora, Mediapro. «Una de las cosas que transmite este programa es que los que estamos aquí queremos venir todos los días, y venimos a pasárnoslo bien, y 12 años después seguimos viniendo con ganas», asegura.. Pocos saben que Zapeando nació como un intento de trasladar a la televisión nacional el Arucitys de Alfonso Arús, que se emitía en la televisión catalana 8tv. Aquel experimento, confiesa Quique Peinado, duró poco. Y es que los principios de Zapeando no fueron fáciles, como revelan Miki Nadal y Cristina Pedroche. Las primeras semanas, el programa no pasaba del 3% de cuota de pantalla, llegando incluso a creer ellos mismos que se iba a cancelar en menos de lo que cantaba un gallo. Pero no, laSexta decidió confiar en que los guiones, los rostros, el presentador de los inicios, Frank Blanco, iban a conseguir dar la vuelta a una situación más que complicada para un programa de televisión. «El día que logramos el primer 6% lo celebramos como si hubiésemos ganado la Champions», cuentan.. Esa celebración es, seguramente, la mejor demostración de lo que este programa significa para todos y cada uno de ellos. Cristina Pedroche es, probablemente, la que más se emociona al hablar de Zapeando. Fue Bropi también el que la llamó por teléfono y le propuso formar parte del nuevo programa. Dice Pedroche que ella estaba «tan feliz» con sus programas de radio y que no tenía pensado volver a la televisión, pero Bropi le dijo una frase que la reina de Las Campanadas no ha podido olvidar: «¿Te acuerdas cuando te cogí en Sé lo que hicisteis y me dijiste que no? Pues ahora te digo que Zapeando no es el programa de tu vida, pero lo va a ser». Que se lo dijese Bropi fue suficiente para que Cristina Pedroche se tirase a la piscina.. «Zapeando es todo para mí. Toda mi profesión prácticamente se ha basado en este programa. Me ha visto crecer. Empecé soltera y ahora estoy casada y con hijos. Es el programa de mi vida», dice Pedroche. De hecho, para Cristina Pedroche, Zapeando no es solo el programa que le cambió la vida, sino el programa que se la cambia cada día. Recuerda cuando dio a luz a su primera hija y llegó el momento de volver. Cristina Pedroche, que en su momento ya confesó que el posparto y la crianza no estaban siendo fáciles, no quería regresar. Pensar en tener que volver a ponerse delante de una cámara para divertir a la gente le provocaba un rechazo absoluto. Sin embargo, después del primer día de vuelta se dio cuenta de que cuando acababa Zapeando «me sentía mucho mejor»: «Empezarlo era horrible. Me sentía fatal porque cómo iba a hacer reír a la gente si yo no era capaz de reírme ni de mí misma ni de lo que me estaba pasando. No encontraba la luz, pero yo misma me obligué a venir unos días y el humor me salvó».. Dani Mateo incluso habla de «terapia», de «gimnasio emocional». Confiesa que él, a veces y como cualquier ser humano, llega al programa con «cara de culo, de mátenme». Pero también confiesa que es llegar aquí y venirse «arriba». «Aunque cueste hay que reír», sentencia, «y la vida pone ya las cosas muy difíciles por lo que nuestra función es importantísima». Se refiere, por supuesto, a la risa. «Es recordar a la gente que en la vida también hay que reír», asegura.. Quique Peinado, Dani Mateo y Maya Pixelskaya, antes de empezar Zapeando.. Es hacer «el payaso», «el tonto» y, también, hablar de «actualidad», pero «nosotros la contamos de manera que la actualidad no es lo importante, sino que lo importante es reírte de ella. Y eso cuesta, claro que cuesta». Para que esto salga adelante, Zapeando cuenta con tres pilares básicos: la personalidad del presentador y de los colaboradores; sus guionistas; y el bar de «colegas». Y funciona con una ventaja: el programa aguanta, pero no está sometido a la presión de ser uno de esos programas de los que todo el mundo habla y con el que se crean decenas de titulares.. No se engañan, «también tenemos la espada de Damocles que son las audiencias», afirma Miki Nadal. «Todos los días suben y bajan, pero este programa es como un motor diésel, que no se revoluciona, pero que tampoco se cala nunca». Zapeando es como la irreductible aldea gala de Astérix y Obélix, pero en carne y hueso, y en vivo y en directo.
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