La coreógrafa y bailaora encabeza el cartel del Flamenco Festival de Nueva York, dedicado a Lorca y a Granada. «El arte te hace sentir aunque no hables el mismo idioma, da igual si lo entiendes o no», asegura Leer
La coreógrafa y bailaora encabeza el cartel del Flamenco Festival de Nueva York, dedicado a Lorca y a Granada. «El arte te hace sentir aunque no hables el mismo idioma, da igual si lo entiendes o no», asegura Leer
Esta semana y la próxima, la concentración de artistas granadinos por metro cuadrado en la ciudad de Nueva York se va a elevar a índices históricos. La vigesimocuarta edición del Flamenco Festival de Nueva York arranca en la ciudad de los rascacielos con una programación dedicada a Lorca y a Granada, con artistas como Eva Yerbabuena, Patricia Guerrero, Alfonso Losa, Sara Jiménez y Manuel Liñán, además de Marina Heredia, Kiki Morente, El Turry y Juan Habichuela Nieto, entre otros.. El director y creador del festival, Miguel Marín, ha querido recordar el viaje de Lorca a Nueva York, del que pronto se cumplirá un siglo, y también ha tenido muy presente el concierto que Enrique Morente dio, junto a Tomatito, en el Carnegie Hall hace ya 25 años. Fue uno de los recitales míticos del festival. Y dejó una huella similar, aunque con estilos muy diferentes, a otro que ofreció el cantaor granadino, junto a Lagartija Nick, en la Academia de Música de Brooklyn para presentar su trabajo Omega.. A la coreógrafa y bailaora Eva Yerbabuena, granadina de los Ogíjares, aunque nacida en Alemania, a donde sus padres emigraron en los años 70, se le ilumina la cara cuando se le pregunta por el maestro Morente. «Sí, lo conocía desde pequeña. Siempre lo he escuchado y admirado», explica a EL MUNDO horas antes de poner rumbo a Estados Unidos, donde actuará los próximos 8 y el 9 de marzo en el New York City Center con su espectáculo Yerbagüena (oscuro brillante), por el que acaba de ser nominada al premio Olivier, el más prestigioso del teatro británico.. Precisamente en este teatro bailó por primera vez en 1998 como artista invitada del Ballet Nacional de España, interpretando A mi niña Manuela. Fue su primera actuación en Nueva York. «Recuerdo que, al entrar en el teatro, pensé en los grandes artistas que habían pisado ese escenario antes que yo» porque «hay una energía muy especial» en templos del arte como este y eso es «algo que te toca emocionalmente», explica la coreógrafa.. Y usted que ha bailado en medio mundo en sus cuatro décadas de carrera, ¿cómo es el público neoyorquino?. El público de Nueva York tiene una necesidad brutal de flamenco. Hay mucha gente que lleva allí muchísimos años, que posiblemente sean españoles o tengan familia en España, y eso tú lo palpas. Son muy pasionales. En todo el mundo, hay dos públicos que siempre recuerdo: el de Nueva York o Estados Unidos, en general, y los argentinos. ¡Buah! ¡Son los que más se vuelcan! En Argentina es que, directamente, te dicen cosas, no es sólo el aplauso. No se reprimen para nada.. Alguien podría pensar: ¿qué sabe un espectador de Nueva York de flamenco?. No se puede decir que el público no sabe. Lo bueno que tiene el arte en general es que no hace falta que tú entiendas o sepas para que te haga sentir. No entiendo de pintura, pero veo cuadros que me atrapan y me dan escalofrío. Lo mismo ocurre con el flamenco, que es un arte muy directo. Esté en el país que esté, jamás me he planteado que no hablemos el mismo idioma porque sé el privilegio que tiene este arte. El flamenco te hace sentir aquí y en Nueva York. Da igual el idioma, da igual que lo entiendas o no.. A pesar del orgullo que muestra por su arte, Eva Yerbabuena tuerce el gesto cuando se le sugiere que lo jondo está ahora muy arriba. «No gano nada con callarme ni voy a mentir. Es incierto que el flamenco esté mejor que nunca. No está en la mejor situación y los flamencos, mucho menos. Es que estamos en paliativos, realmente».. Años atrás, la cosa era diferente. «Recuerdo una portada de un periódico de Londres que decía: ‘Una reina frente a otra reina’. Era Carmen Amaya con la reina de Inglaterra. O sea, señores, vamos a ver, ¿cómo que ahora el flamenco está de moda? Parece que ahora nosotros hemos hecho algo, y nos hemos encontrado la carretera asfaltada», expone la coreógrafa.. Ahora «hay mucha prisa y cualquier cosa vale» y «no es así». Antes, «cuando yo tenía 15 o 16 años, las grandes figuras eran las que tenían voz y voto a la hora de decir quién iba a ser un artista porque toca muy bien, canta muy bien o baila estupendamente». Ahora, en cambio, «estamos muy jodidos» porque los artistas «estamos en manos de los programadores» y, si «no llevas en tu espectáculo al que le gusta cantando al programador, pues te quedas en casa y pierdes un festival o una cita importante», afirma. «Es una situación muy injusta porque hay teatros públicos que no podemos pisar», apostilla.. En esa vorágine de prisas y «todo vale», Yerbabuena lleva «muchos años» escuchando que hay que promocionar a los nuevos valores. «Me parece muy bien, pero siempre y cuando los haya y sin abandonar a valores que realmente son indispensables porque estamos aquí gracias a esas grandes figuras que no se pueden olvidar».. «El flamenco te hace sentir aquí y en Nueva York. Da igual el idioma, da igual que lo entiendas o no». Las modas también son un riesgo para el trabajo de los flamencos. Cuando surge una obra, «no como necesidad del artista, sino como algo impuesto porque nosotros creemos que es la tendencia y que si no lo hacemos no trabajamos, estamos peligrando. Lo bueno del artista lo estamos haciendo desaparecer», añade la bailaora «desde mi más humilde opinión» porque «hoy en día hay mucho desconcierto».. Y también mucha crisis. Para una compañía, «es cada vez más difícil cuadrar las cuentas» porque «dependemos de la cantidad de actuaciones y si hay un par de meses que no trabajas, ya vamos mal». Para Yerbabuena, otro asunto al que habría que ponerle solución es a los retrasos en los pagos. «Es insufrible que un artista trabaje y tarde dos meses o un mes en cobrar» porque, al final, «acabas siendo inversor de las instituciones y eso es imposible». Curiosamente, hay más retrasos es en España: «Nos cuesta la misma vida cobrar», asegura. En cambio, las actuaciones en el extranjero se abonan de forma inmediata.. Con este panorama, «hoy en día, el oxígeno de los artistas de flamenco es el tablao», destaca la bailaora, que cuenta cómo hay compañeros suyos que le dicen «pues prefiero quedarme aquí en mi casa y no tener que coger un avión». Los ingresos que perciben los artistas de los tablaos flamencos son los que les sirven «para llenar la nevera».. Pero por muy cuesta arriba que se ponga la profesión, Eva Yerbabuena no es de rendirse. La primera vez que arrojó la toalla fue a los 16 años, pero le pusieron por delante una cinta de VHS que duraba más de tres horas en la que salían Carmen Amaya y «un montón de artistas que ni conocía». Pasó toda la noche viendo el material y se dio cuenta de que no podía dejar atrás lo que más le gustaba. Y ya lleva cuatro décadas sobre los escenarios.. La Compañía Eva Yerbabuena llevará a Nueva York el 8 y el 9 de marzo su decimonoveno espectáculo, Yerbagüena (oscuro brillante), que estrenó en Madrid y ya ha pasado por el Festival Flamenco de Jerez. El montaje habla de la «dualidad y la contradicción» que hay en cada uno y de la búsqueda de la «luz y la oscuridad», explica la coreógrafa. Otro elemento clave son los silencios, que pueden llegar a incomodar, pero son «esenciales y necesarios» para conectar con el público, por muy difícil que sea manejarlos en el escenario, remarca.
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