A pesar de que el programa de esta noche tenía un evidente enfoque para bailar, las guitarras resonaron fuertemente.
A pesar de que el programa de esta noche tenía un evidente enfoque para bailar, las guitarras resonaron fuertemente.
Una vez más, un gran número de asistentes al festival -290.000 según los organizadores- llenó el recinto del Fòrum de Barcelona con entusiasmo por la diversión como su lema. A la entrada del Primavera Sound, una gran estatua de Las Supernenas, los personajes creados por Craig McCracken, recibió a los visitantes. Es un reconocimiento del evento a las tres brillantes artistas principales de esta vigésimo tercera edición: Charli XCX, Chapell Roan y Sabrina Carpenter. Y tuvieron razón, ya que aún había secciones del lugar por descubrir y ya había fila para tomarse fotos junto a esas muñecas de ojos grandes. Sin embargo, a pesar de que el enfoque de esta noche era indiscutiblemente festivo, las guitarras también resonaban fuertemente. Justo antes del atardecer, Joe Talbot subió al escenario con la intención de conmover tanto a las mentes como a los corazones, ya que las letras de Idles están diseñadas para resonar en lo profundo, incluso a través de gritos guturales. El espectáculo fue un recorrido a través de su discografía en diferentes épocas desde el inicio: aunque lanzaron su álbum Tangk en 2024, comenzaron con Colossus, una canción de su aclamado álbum de 2018, Joy as an Act of Resistance. Los de Bristol ya tienen experiencia en estos asuntos y comprenden que un buen show siempre complementa las canciones. El cabello teñido del cantante brillaba intensamente mientras Mark Bowen, que se asemejaba a Frank Zappa vestido elegantemente con un ceñido vestido de lentejuelas, realizaba el ‘body surfing’ extremo. Un lema que se escuchó reiteradamente durante el concierto de Idles fue ‘Libertad para Palestina’.
Música // elmundo