La catedrática de Derecho Anu Bradford analiza en este ensayo de referencia los tres modelos mundiales de legislación digital -el chino, el estadounidense y el europeo- y las fricciones surgidas entre ellos Leer
La catedrática de Derecho Anu Bradford analiza en este ensayo de referencia los tres modelos mundiales de legislación digital -el chino, el estadounidense y el europeo- y las fricciones surgidas entre ellos Leer
El 2024 se recordará como el año en el que hubo más elecciones en el mundo. Sin embargo, y como detalla el Democracy Report 2024, desde hace 15 años los regímenes autocráticos van ganando terreno y los modelos de democracia liberal retroceden. Cada vez hay menos países que vivan en democracia. O en democracia real, mejor dicho.. No sabemos en qué medida esta realidad social viene determinada por el contexto digital en el que nos relacionamos. Entendemos que sí, y que lo es en una elevada proporción. Lo que sí es evidente es que el terreno de enfrentamiento geopolítico actual se está librando en el territorio de la tecnología. Los niveles de densidad digital en los que vivimos sumergidos aumentan cada día, y a nadie se le escapa que, detrás de nuestros dispositivos, se están desplegando batallas brutales (pero silenciosas) con las herramientas de los ataques informáticos, de la ciberinfluencia en redes sociales, de la competición en la construcción de chips y, cómo no, de la ubicua IA.. Traducción de Bonalletra. Shackleton Books. 560 páginas. 29,90 €. Puedes comprarlo aquí.. Analistas como Robin Niblett hablan de una nueva guerra fría entre Estados Unidos y China en su obra The New Cold War (Atlantic, 2024). Y, aunque Anu Bradford (Tampere, Finlandia, 1975) no emplea este concepto en los términos tradicionales de rivalidad geopolítica, sí que describe un escenario global en el que existen dos grandes modelos en competencia acerca de la regulación tecnológica y un tercero que arbitra y corrige.. Así, en el estupendo Imperios digitales. La batalla global por la tecnología que marcará la geopolítica del futuro la catedrática de Derecho en Columbia construye un marco geopolítico en el que describe estos tres grandes modelos mundiales de regulación digital: el de China, construido sobre un tecnoautoritarismo estatal; el estadounidense, más orientado al mercado e inspirado por John Perry Barlow y sus pioneros californianos, que optan por la autoorganización desregularizada; y, por último, el europeo, que está centrado en la defensa de los derechos fundamentales, por encima de los de las tecnológicas.. A lo largo de sus páginas, la autora recorre y analiza los tres modelos, describe con amenidad y mucho pormenor las tensiones que producen su rivalidad y analiza la situación presente de la competitividad digital mundial y sus expresiones normativas.. La versión original inglesa del libro es un año anterior a la actual reelección de Donald Trump, pero habría sido interesante leer las conclusiones de su obra a la luz de este dato. Bradford sostiene que el modelo autoritario chino, como indicábamos arriba, va ganando adeptos en el mundo, y que es percibido por muchos otros gobiernos como un caso de éxito, porque China exhibe que el crecimiento económico y la innovación dinámica pueden coexistir con un férreo control estatal.. Es un mal ejemplo que presenta una realidad distorsionada y tentadora. Y que encima se ha visto favorecida por el fracaso de las revoluciones democrático-digitales de hace una década. «Las célebres transiciones democráticas impulsadas por internet han revertido su curso en favor de gobiernos autoritarios en muchas regiones» (p. 381).. Por otro lado, el mayor conflicto que identifica Bradford para las democracias liberales se encuentra en el pecado original del internet que conocemos. Este fue erigido sobre unos principios desregularizadores y de libre mercado pero, al mismo tiempo, se está viendo traicionado por los intereses de las grandes tecnológicas y por el gobierno de Estados Unidos, quien no duda en ejercer una activa vigilancia digital (Snowden dixit) cuando le conviene. Marc Andreessen revelaba hace escasos días un episodio digno de la novela 1984 de George Orwell detallando el deseo de control del gobierno de Biden sobre las empresas de IA.. La ensayista y catedrática de Derecho Anu Bradford.. En el medio, y en contra de la habitual pesimista autopercepción europea, Bradford sostiene que el modelo de regulación europeo es profundamente valioso y que, pese a la objetiva incapacidad de Europa para innovar al mismo ritmo que sus otros dos competidores, su influencia normativa está siendo determinante a la hora de establecer un modelo digital regulatorio justo no sólo para sus ciudadanos, sino también para el resto del mundo.. Ello no evita, como podemos observar a diario, las tensiones palpables entre el salvaje oeste digital norteamericano y la ultrarregulación europea -que denuncia la tercera línea de acción del informe Draghi-. Sin embargo, Bradford señala que ambos bloques estamos destinados a entendernos por la «necesidad de preservar la democracia liberal» (p. 518), así como para «defender nuestra autonomía estratégica y nuestra soberanía digital» (p. 287). Como dice Anne Applebaum en Autocracia S.A., las nuevas autocracias tienen objetivos y naturalezas distintas y hasta contradictorias; sólo se ponen de acuerdo en el rechazo a los valores de las democracias liberales.. Del libro de Bradford, que ha obtenido recientemente el Premio Stein Rokkan, destacaría su ordenada erudición, su claridad y su gran neutralidad valorativa, que consigue dejar los sesgos personales bastante fuera de sus análisis. Y quizá este sea uno de los valores más positivos de la obra. Su objetividad técnica.. Es un libro fascinante y monumental, que proporciona un contexto histórico reciente rebosante de información y de datos contextuales. Bradford agrega una cantidad torrencial de datos, referencias y de ideas conectadas. Dos únicos comentarios editoriales: si bien la caja del libro es amplia y favorece una lectura agradable, las notas a tres columnas y la ausencia de un índice alfabético limita el uso consultivo del volumen.. Dicho lo anterior, creo que este es un texto de referencia del derecho y la geopolítica digitales, y que deberá ser una obra de consulta indispensable para cualquier profesional que necesite entender los pormenores regulatorios de la economía digital. Se me hace difícil imaginar, por último, que este texto de 500 páginas pueda llegar a traspasar la membrana de la conversación diaria hasta llegar al público generalista, cada vez más intoxicado de velocidad y parvedad informativas. Demasiadas calorías quizás para la dieta ligera del lector con curiosidad media.
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