La vida ha cambiado en menos de 160 horas para el austríaco Johannes Pietsch (24 años). Hace exactamente una semana, el mundo entero conoció su voz, gracias a la segunda semifinal de Eurovisión y ahora, desde su casa en Viena, concede entrevistas como el flamante ganador del certamen. «No he tenido demasiado tiempo para descansar aún. Pero, afortunadamente, mi familia y mis amigos me están ayudando. Se han asegurado de que apague el teléfono y pueda relajarme en medio de este huracán», cuenta a EL MUNDO el cantante de Wasted Love. Una de las canciones más escuchadas en Europa, en este momento.. Seguir leyendo
El austríaco Johannes Pietsch conversa con EL MUNDO sobre su historia, el huracán que está viviendo, por qué decidió presentarse al certamen y lo que opina sobre la politización del concurso y el puntaje de Melody
La vida ha cambiado en menos de 160 horas para el austríaco Johannes Pietsch (24 años). Hace exactamente una semana, el mundo entero conoció su voz, gracias a la segunda semifinal de Eurovisión y ahora, desde su casa en Viena, concede entrevistas como el flamante ganador del certamen. «No he tenido demasiado tiempo para descansar aún. Pero, afortunadamente, mi familia y mis amigos me están ayudando. Se han asegurado de que apague el teléfono y pueda relajarme en medio de este huracán», cuenta a EL MUNDO el cantante de Wasted Love. Una de las canciones más escuchadas en Europa, en este momento.. «Es un tema que surge desde la emoción. Habla de superar situaciones difíciles y de seguir adelante incluso cuando sientes que has malgastado tu amor en algo. Y creo que la gente se logra identificar con la letra. Creo que ahí nace su éxito», comenta, para luego hablar sobre el estilo de la canción, que mezcla la ópera con el pop. «Me alegro de que, gracias a Eurovisión, la gente esté investigando sobre la música clásica. Me siento honrado de poder darle visibilidad al género, que -tristemente- ha ido perdiendo interés», explica.. Para JJ, Eurovisión ha significado muchas cosas: exposición, fama, nuevos fans, éxito y mucho compañerismo. Es más, el artista formó un grupo, llamado Beauty Blenders, con Kyle Alessandro, Miriana Conte, Sissal y Erika Vikman, los representantes de Noruega, Malta, Dinamarca y Finlandia. «Mis mejores recuerdos con ellos son cuando estábamos en la zona de desconexión, cuando no había cámaras. Nos peleábamos por las sillas de masajes, nos reíamos, conversábamos. Formamos grandes amistades. ¡Y me muero por cantar con ellos!», afirma.. De acuerdo con Pietsch, él no ve Eurovisión como una competición, sino como un sitio donde el arte florece y donde el público puede conocer nueva música, a la que no siempre tiene acceso. «Lo que más quería era que la gente me conociera como persona y como artista. Si no hubiese ganado, ese ya hubiese sido un gran logro. Para mí, lo más relevante era mostrar mi talento. Aún así, ganar Eurovisión ha sido un gran honor», señala sobre el festival que, en este momento, parece estar en el punto de mira por haberse vuelto «demasiado político» (para el gusto de algunos), debido a la presencia de Israel.. «Por supuesto que cuando 37 países se reúnen en el mayor concurso de música en el mundo hay aspectos que se politizan. Y, por desgracia, el arte queda relegado a un segundo plano. Entiendo por qué la gente critica al festival. Hay un país al que aún se le permite participar, a pesar de estar en guerra, a pesar de que Rusia fue excluida por esa razón. ¿Y por qué no hacer lo mismo con este país? Además, es un país que ha intentado provocar durante todo el concurso y ninguno de nosotros defiende lo que han intentado hacer. Y eso es algo que me parece desgarrador», opina con seriedad. La misma que utiliza para hablar sobre la pésima posición en la que quedó Melody en el certamen.. «Me da pena que recibiese tan pocos puntos, porque es realmente muy diva. ¡Y loca! Se nota que es artista desde niña. Su voz, su baile, su presencia. Ella es puro espectáculo. Y es guay. Es exactamente igual detrás del escenario que encima de él», declara el austríaco, que es muy fan de muchas cantantes eurovisivas. Entre ellas, Conchita Wurst, con quien pretende presentar Eurovisión 2026. «Creo que he asustado a la televisión nacional de mi país, porque lo digo en todas las entrevistas y después todos se van a sentir decepcionado si esto no se hace realidad. Pero, si me lo ofrecen, me encantaría», confiesa.. «Además, como artista queer, estaré encantado de seguir creando conciencia y continuar defendiendo a nuestra comunidad. Espero que se respeten los derechos que ya tenemos y que podamos conseguir más. Yo quiero la igualdad para todos. Es real que Europa se está volviendo cada vez más conservadora, lo cual es decepcionante. Pero, gracias a Eurovisión, tenemos una gran plataforma para visibilizar a la comunidad LGTBIQ+», manifiesta JJ, quien también está inmensamente orgulloso de decir que es mitad filipino.. «Me encantaría poder inspirar a otros artistas filipinos y que se presenten a Eurovisión. Durante esta semana, muchos filipinos me han escrito y los medios parecen estar emocionados. Y para mí es un honor, porque mi alegría y mi gusto por la música provienen de mi lado materno, de mi parte filipina. Por otro lado, yo crecí en Dubai y eso también me formó artísticamente. Con mi familia, hacíamos un karaoke cada fin de semana. Así empecé a amar el pop. Pero mi padre también nos ponía música clásica. Decía ‘esta sí que es música’ y eso me marcó un montón», revela.. «Aunque la verdad es que no supe que la música iba a ser mi vida hasta que vi Hannah Montana. Gracias a Miley supe que quería ser una estrella del pop. Pensé ‘si ella puede, yo también'», indica el exparticipante de The Voice UK. «Mi coach fue Will.i.am de los Black Eyed Peas y el programa me ofreció la oportunidad de actuar frente a una audiencia en directo, por primera vez. Creo que eso me ayudó mucho para prepararme para Eurovisión», relata. Pero, ¿está realmente JJ preparado para todo lo que se le viene encima?. «Me preparé durante meses por si ganábamos. Tengo un equipo increíble y cuento con el apoyo de mi familia. Así que creo que no voy a cambiar por nada ni por nadie. En cada entrevista seguiré siendo yo: JJ o Johannes. Siempre seré fiel a mí mismo. Creo que eso es lo que a la gente le gusta y lo que verá el próximo año en Austria. Todavía no sé en qué ciudad se celebrará Eurovisión, pero me encantaría que vinierais todos a Viena», finaliza.
Televisión