Eso que llaman product placement —es decir, publicidad encubierta de marcas en las películas y series— no es nuevo, ni a estas alturas molesta a casi nadie. La doble saga Jurassic Park y World ha abrazado con entusiasmo ese tipo de marketing, pero algo pasa cuando ves su nueva entrega y, más que un producto de entretenimiento, parece una máquina expendedora de snacks. En Jurassic World: el renacer, el abuso de esta estrategia comercial supera lo anecdótico para simbolizar todo lo que no funciona en esta innecesaria continuación de la franquicia después de dos trilogías cerradas. El producto, y no solo el que remite al antiguo “¡Visite nuestro bar!”, literalmente se come a una película devorada por sus monstruos.. Desde los primeros planos de Jurassic World: el renacer la oferta de chucherías resulta llamativa. Cuando el paleontólogo que interpreta Jonathan Bailey tiene que tomar la crucial decisión de si debe o no enrolarse en la expedición a un lugar remoto en la línea del Ecuador para extraer el ADN de tres especies de dinosaurio cuya sangre permitirá fabricar un medicamento milagroso para la supervivencia de la raza humana, lo hace metiendo la mano en el bolsillo y sacando una caja de Altoids (caramelos mentolados que no faltan en cines, gasolineras y aeropuertos de EE UU). Sin líneas de diálogo, su deliberación va acompasada por el ruido del caramelo dando vueltas en la boca. No contentos con eso, la cajita de Altoids tendrá otra aparición estelar, si cabe más absurda y descarada, en uno de los escasos momentos que remiten a la épica prehistórica de los dinosaurios. Hay más: en el arranque, el envoltorio de una chocolatina de otra marca igual de reconocible tiene su minuto de gloria cuando un científico lo tira al suelo y provoca un accidente en el laboratorio secreto de esta fallida continuación de una franquicia que se inició en 1993 reinventando el blockbuster a las puertas de la nueva era digital.. Han pasado tres décadas desde entonces y, según nos recuerdan, a los humanos ya no nos interesan los dinosaurios; ya nadie visita los museos dedicados a su evolución y están otra vez condenados a la extinción. El encargado de que el público no dé la espalda a años de fantasías prehistóricas es el británico Gareth Edwards, director de Godzilla (2014) y Rogue One: una historia de Star Wars (2016), quien, después de estamparse en taquilla con su último trabajo, The Creator (2023), fue reclutado para continuar la labor jurásica cuando David Leitch (especialista en cine de acción y creador de la franquicia de John Wick) abandonó el proyecto.. El guion de David Koepp, que en los noventa escribió las dos primeras entregas de Jurassic Park antes y después del éxito de su trabajo en Misión: Imposible, de Brian de Palma, solo es un endeble esqueleto que mimetiza lo que ya conocemos a través de dos tramas en paralelo: la de la expedición profesional, con una siempre estimulante Scarlett Johansson al mando, y la de un padre de familia (Manuel García-Rulfo) envuelto en la aventura cuando sale a navegar con sus dos hijas y el novio de la mayor. Las dos tramas mezclan las disfunciones de la familia accidental de mercenarios con los valores de la (unida) familia latina.. Esta vez la cosa va de mutaciones, de dinosaurios con aire alienígena freak, y de conseguir el ADN de especies que van por tierra, mar y aire. Las citas y referencias son las más obvias, todo vale si se pisa terreno conocido: de Tiburón a Alien, de Indiana Jones a King Kong pasando por E. T. (con homenaje explícito a cargo de un puñado de chocolates M&M’s). Tal pastiche de aventuras y golosinas se soporta con dificultad pese a un elenco atractivo y a los cada vez más sofisticados efectos digitales. Escasea el humor y el disfrute animal.. Lo que queda resulta deprimente. Este es el verano de los cincuenta años de Tiburón, es decir, del primer blockbuster estival, de la película que lo cambió todo en la industria de Hollywood. Medio siglo después, la descendencia de aquel hito es directamente lamentable, con Hollywood convertido en una máquina de nostalgia pop inane y vacua, sin lugar para el riesgo ni la creación. Como en un circo decadente, las pobres fieras están viejas y exhaustas después de toda una vida al servicio del mismo número.. Seguir leyendo
La innecesaria continuación de la franquicia después de dos trilogías cerradas ahonda en la mutación genética para rizar el rizo de un agónico ‘blockbuster’ estival
Crítica de cine. Crítica. Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia. La innecesaria continuación de la franquicia después de dos trilogías cerradas ahonda en la mutación genética para rizar el rizo de un agónico ‘blockbuster’ estival. Traíler de ‘Jurassic World: el renacer’. n «}},»video_agency»:false,»alt_image»:»Traíler de ‘Jurassic World: el renacer'»},»url»:»https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/5LPBPIZEDJH53MZTLE4CNZRGEU.webp?auth=9383954e2e42b7f35274af43e05a7d6653a7ff64e1ac4b942bb17c22b83a678d&width=1200&height=675&smart=true»,»alt»:»Traíler de ‘Jurassic World: el renacer'»,»ogWidth»:16,»ogHeight»:9});. 02:27. Traíler de ‘Jurassic World: el renacer’. Un momento de ‘Jurassic World: el renacer’.. Eso que llaman product placement —es decir, publicidad encubierta de marcas en las películas y series— no es nuevo, ni a estas alturas molesta a casi nadie. La doble saga Jurassic Park y World ha abrazado con entusiasmo ese tipo de marketing, pero algo pasa cuando ves su nueva entrega y, más que un producto de entretenimiento, parece una máquina expendedora de snacks. En Jurassic World: el renacer, el abuso de esta estrategia comercial supera lo anecdótico para simbolizar todo lo que no funciona en esta innecesaria continuación de la franquicia después de dos trilogías cerradas. El producto, y no solo el que remite al antiguo “¡Visite nuestro bar!”, literalmente se come a una película devorada por sus monstruos.. Más información. ‘Jurassic World: Dominion’, otra más de dinosaurios. Desde los primeros planos de Jurassic World: el renacer la oferta de chucherías resulta llamativa. Cuando el paleontólogo que interpreta Jonathan Bailey tiene que tomar la crucial decisión de si debe o no enrolarse en la expedición a un lugar remoto en la línea del Ecuador para extraer el ADN de tres especies de dinosaurio cuya sangre permitirá fabricar un medicamento milagroso para la supervivencia de la raza humana, lo hace metiendo la mano en el bolsillo y sacando una caja de Altoids(caramelos mentolados que no faltan en cines, gasolineras y aeropuertos de EE UU). Sin líneas de diálogo, su deliberación va acompasada por el ruido del caramelo dando vueltas en la boca. No contentos con eso, la cajita de Altoids tendrá otra aparición estelar, si cabe más absurda y descarada, en uno de los escasos momentos que remiten a la épica prehistórica de los dinosaurios. Hay más: en el arranque, el envoltorio de una chocolatina de otra marca igual de reconocible tiene su minuto de gloria cuando un científico lo tira al suelo y provoca un accidente en el laboratorio secreto de esta fallida continuación de una franquicia que se inició en 1993 reinventando el blockbuster a las puertas de la nueva era digital.. Scarlett Johansson y Jonathan Bailey, extrayendo ADN de ‘Jurassic World: el renacer’.. Han pasado tres décadas desde entonces y, según nos recuerdan, a los humanos ya no nos interesan los dinosaurios; ya nadie visita los museos dedicados a su evolución y están otra vez condenados a la extinción. El encargado de que el público no dé la espalda a años de fantasías prehistóricas es el británico Gareth Edwards, director de Godzilla (2014) y Rogue One: una historia de Star Wars (2016), quien, después de estamparse en taquilla con su último trabajo, The Creator (2023), fue reclutado para continuar la labor jurásica cuando David Leitch (especialista en cine de acción y creador de la franquicia de John Wick) abandonó el proyecto.. El guion de David Koepp, que en los noventa escribió las dos primeras entregas de Jurassic Park antes y después del éxito de su trabajo en Misión: Imposible, de Brian de Palma, solo es un endeble esqueleto que mimetiza lo que ya conocemos a través de dos tramas en paralelo: la de la expedición profesional, con una siempre estimulante Scarlett Johansson al mando, y la de un padre de familia (Manuel García-Rulfo) envuelto en la aventura cuando sale a navegar con sus dos hijas y el novio de la mayor. Las dos tramas mezclan las disfunciones de la familia accidental de mercenarios con los valores de la (unida) familia latina.. Jonathan Bailey y Scarlett Johansson, en ‘Jurassic World: el renacer’.. Esta vez la cosa va de mutaciones, de dinosaurios con aire alienígena freak, y de conseguir el ADN de especies que van por tierra, mar y aire. Las citas y referencias son las más obvias, todo vale si se pisa terreno conocido: de Tiburón a Alien, de Indiana Jones a King Kong pasando por E. T. (con homenaje explícito a cargo de un puñado de chocolates M&M’s). Tal pastiche de aventuras y golosinas se soporta con dificultad pese a un elenco atractivo y a los cada vez más sofisticados efectos digitales. Escasea el humor y el disfrute animal.. Más información. Lea aquí todas las críticas de cine. Lo que queda resulta deprimente. Este es el verano de los cincuenta años de Tiburón,es decir, del primer blockbuster estival, de la película que lo cambió todo en la industria de Hollywood. Medio siglo después, la descendencia de aquel hito es directamente lamentable, con Hollywood convertido en una máquina de nostalgia pop inane y vacua, sin lugar para el riesgo ni la creación. Como en un circo decadente, las pobres fieras están viejas y exhaustas después de toda una vida al servicio del mismo número.. Jurassic World: el renacer. Dirección: Gareth Edwards.. Intérpretes: Scarlett Johansson, Mahershala Ali, Jonathan Bailey, Rupert Friend, Manuel García-Rulfo.. Género: aventuras. EE UU, 2025.. Duración: 134 minutos.. Estreno: 2 de julio de 2025.. Tu suscripción se está usando en otro dispositivo. ¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?. Añadir usuarioContinuar leyendo aquí. Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.. ¿Por qué estás viendo esto?. Flecha. Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.. Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.. ¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.. En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.. Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.. Sobre la firma. Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 ‘Historia de Nuestro Cine’. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’. Normas ›. Mis comentariosNormas. Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos. Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus.. Más información. Archivado En. Cultura. Cine. Dinosaurios. Paleontología. Jurassic Park. Crítica cine. Scarlett Johansson. David Koepp. Si está interesado en licenciar este contenido, pinche aquí. _. Últimas noticias. 05:0504:3403:0303:02. Lo más visto
EL PAÍS