No hacía mucho que Manuel Carrasco había estado en El Hormiguero. La última vez, el programa de Pablo Motos se la lió tan parda que lo que iba a ser una demostración de amor en un concierto se convirtió en una auténtica locura. Más de 900 personas se apuntaron a la pedida de matrimonio masiva que el artista anunció en El Hormiguero. Anoche, la cosa fue mucho más tranquila, aunque en la tranquilidad siempre hay marejada.. Seguir leyendo
Lo de que una canción tenga un mensaje no es algo nuevo. Lo que sí lo es que el artista que la ha escrito no sólo desvele ese mensaje sino que sirva de lección. Manuel Carrasco acudió anoche a El Hormiguero para presentar su nuevo disco y su nueva canción, Pueblo Salvaje, y sirvió para que el artista y Pablo Motos pusieran encima de la mesa unas cartas que no son las mejores
No hacía mucho que Manuel Carrasco había estado en El Hormiguero. La última vez, el programa de Pablo Motos se la lió tan parda que lo que iba a ser una demostración de amor en un concierto se convirtió en una auténtica locura. Más de 900 personas se apuntaron a la pedida de matrimonio masiva que el artista anunció en El Hormiguero. Anoche, la cosa fue mucho más tranquila, aunque en la tranquilidad siempre hay marejada.. La marejada fue nada más empezar. Manuel Carrasco acudió anoche a El Hormiguero para presentar su nuevo single, Pueblo Salvaje, y, aunque el nombre de la canción, como dijo Pablo Motos, sonaba a película del oeste, Manuel Carrasco sorprendió a todos al relatar el verdadero significado de una canción que llevaba rondando en su cabeza desde hace mucho tiempo, pero que no había encontrado el momento para darle vida. Y fue, precisamente, ese significado el gran protagonista de la noche, pues tanto el artista como Pablo Motos aprovecharon la lección que se esconde en el single para lanzar un claro y duro mensaje que puso sobre la mesa unas cartas con las que todos jugamos, pero que ni mucho menos son las que nos ayudan a ganar la partida. Una «droga» que nos afecta a todos y que ha transformado el mundo en un lugar donde es más importante lo que dicen de ti que lo que haces.. Manuel Carrasco llevaba bastante tiempo sobrevolando este tema. Para el artista, «esto es una vuelta al origen y a lo natural de la vida». De ahí, la elección de dos palabras que juntas, efectivamente, suenan a cine de indios y vaqueros, pero que en realidad son toda una lección de lo que hemos perdido y de lo que seguimos perdiendo.. «Para mí, la palabra pueblo siempre ha sido en muchos casos como una palabra peyorativa, y por eso elegí esa palabra. Es cercanía, sentimiento de pertenencia, tiene la raíz, es como un abrazo», explicó Manuel Carrasco. «Y salvaje va sin ataduras», añadió. «Pueblo Salvaje es algo que llevamos nosotros dentro, donde cada uno tenemos algo diferente. Es tu yo más profundo y más auténtico, que no está manchado por las cosas de fuera. Y quiero reivindicarlo en un tiempo en que ganan otras cosas más superficiales como las pantallas y las redes sociales, que nos alejan de lo que es más nuestro. Estamos intentando todo el rato gustar: el estatus, el quedar bien. Vas a un viaje y lo primero que haces es hacer una foto. Es algo que hay que poner encima de la mesa para que seamos más conscientes. Es algo que no me gusta, porque nos estamos sintiendo más frágiles que nunca. Hay que construir desde dentro y no desde fuera», sentenció el artista.. Sus palabras sirvieron a Pablo Motos no sólo para posicionarse al lado de Manuel Carrasco, sino para hacer aún mayor la denuncia y «la tristeza» de estos tiempos. «Esto está pasando en el mundo entero», afirmó contundente el presentador de El Hormiguero. «Parte de la cultura, los cocineros, los músicos, los escritores, más que escribir para crear cultura, lo hacen para gustar a Instagram, para tener visitas, y eso está haciendo que la cultura sea más aburrida», continuó.. «Esto te afecta mucho, porque te deja triste. Se ha disparado el consumo de antidepresivos y ha aumentado el suicidio de los adolescentes. Tiene que ver con una tristeza que… Hay que decirlo claro: las pantallas son una droga», sentenció Pablo Motos, a lo que Manuel Carrasco, además de asentir, añadió que Pueblo Salvaje es «una canción un tanto guerrera que pelea contra lo establecido». «Intento hacer canciones que a mí me sirvan. No quiero hacer canciones con el piloto automático. Hago canciones para que me sirvan y para que sirvan a los demás», concluyó.. Sin embargo, fue Pablo Motos el que dio la puntilla: «La vida hay que vivirla y no fingirla». Lo vivido en las Campanadas con LalaChus o Cristina Pedroche, las polémicas y denuncias de tantos y tantos creadores de contenidos que viven sometidos al miedo de no gustar, o el reciente «basta ya» de Belén Esteban en La Revuelta señalando a aquellos que se esconden en las redes para machacar a los demás es el ejemplo de lo que anoche Pablo Motos y Manuel Carrasco dijeron alto y claro.. De hecho, no fue el único reproche a esa vida de imágenes superficiales y algunos casos irreales. Durante la entrevista, Pablo Motos puso encima de la mesa una de las críticas que cada vez se escuchan con más fuerza sobre la industria musical: esos nuevos artistas cuyo éxito está en el número de visualizaciones, en el streaming, en las descargas. «Yo me creo más un concierto porque lo digital… Llevo 20 años dedicándome a esto y no lo entiendo. Los directos son realistas. Esto se ve y la gente se gasta el dinero. Muchos de nosotros no hemos tenido tanta visibilidad, ni tantas escuchas. Hay muchos que tienen más visualizaciones y escuchas que yo, pero no llenan tantos conciertos como yo», aseguró Manuel Carrasco.. Y es que la entrevista de anoche a Manuel Carrasco en El Hormiguero sorprendió porque habitualmente cuando los artistas van a promocionar sus discos es muy raro que se mojen. Ellos van a vender su producto, y lo de meterse en charcos es algo que cuanto más lejos, mejor. Pero anoche, fuera por lo que fuese, Manuel Carrasco se presentó a corazón abierto. No sólo fue esa «droga» que nos ha vuelto adictos a todos, ni el camino que ha cogido la industria cinematográfica, sino que también repartió para Florentino Pérez, sí, para el presidente del Real Madrid.. Resulta que Manuel Carrasco ha sido sancionado con una multa de 450.000 euros por su concierto en el Santiago Bernabéu. Los problemas con el sonido y las molestias a los vecinos que conviven con el estadio del Real Madrid son de sobra conocidos. Lo sorprendente es que las sanciones las tienen que pagar quienes dan el concierto, pese a que el problema es de la construcción del nuevo estadio, que no aloja bien el sonido.. «Me consuela que han multado a muchos», dijo con humor el cantante, intentando quitar hierro a un asunto que de gracia tiene poca. «No sé lo que ha pasado. Alquilamos el Bernabéu para hacer un concierto, y a mí nunca me habían multado por hacer ruido en un concierto. Nosotros no tenemos culpa. Nos han cascado tres multas: dos por los ensayos y una por el concierto, cada una de 150.000», explicó. El artista ha recurrido la sanción, pero si la cosa acaba mal, ¿quién va a pagar, él o Florentino Pérez?, preguntó con acierto Pablo Motos.. Y Manuel Carrasco no se cortó ni medio pelo: «Espero que Florentino. No tiene ningún sentido. Para sonorizar un campo de estos no te imaginas la que liaban. Nosotros queremos hacerlo lo mejor posible y por eso la gente vuelve. Y lo tendrán que arreglar porque nadie quiere hacer un concierto donde te multan». Lo pudo decir más alto, pero no más claro. Porque anoche Manuel Carrasco no parecía Manuel Carrasco.
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