No, David Broncano no llegó tarde, más bien llegó como solo podía llegar él a unas Campanadas, deslizándose por el tejado del emblemático edificio del fino de Tío Pepe. Abajo, su bombo. Entremedias, los Lunis, que no tengo yo muy claro qué pintaban ahí. Total, es que es Televisión… ¡Españolaaaaaaaaa! Y entonces David Broncano bajó, puso su culo en toda la cámara, cogió su bombo y empezó el show. Porque las primeras Campanadas de LalaChus y David Broncano fueron lo que es cada noche La Revuelta, una revolución. Dudo mucho que en la historia de las Campanadas se haya vivido lo que LalaChus y David Broncano hicieron en las Campanadas. Porque Broncano y LalaChus vacilaron a todo el mundo. Porque con la vacilada triunfan, porque nos hace falta más vacile.. Seguir leyendo
LalaChus y David Broncano hicieron lo que se esperaba, lo que llevan haciendo tantos años y que ahora se ha hecho omnipresente en La 1: lo que les dio la real gana. Broncano, a punto de partirse la crisma, LalaChus gritando desde el balcón, cien mil veces pidieron perdón, pero sobre todo hubo… ¡diversión!
No, David Broncano no llegó tarde, más bien llegó como solo podía llegar él a unas Campanadas, deslizándose por el tejado del emblemático edificio del fino de Tío Pepe. Abajo, su bombo. Entremedias, los Lunis, que no tengo yo muy claro qué pintaban ahí. Total, es que es Televisión… ¡Españolaaaaaaaaa! Y entonces David Broncano bajó, puso su culo en toda la cámara, cogió su bombo y empezó el show. Porque las primeras Campanadas de LalaChus y David Broncano fueron lo que es cada noche La Revuelta, una revolución. Dudo mucho que en la historia de las Campanadas se haya vivido lo que LalaChus y David Broncano hicieron en las Campanadas. Porque Broncano y LalaChus vacilaron a todo el mundo. Porque con la vacilada triunfan, porque nos hace falta más vacile.. No hicieron nada especial, nada único, nada simbólico, nada que sea digno de llenar titulares, David Broncano y LalaChus hicieron lo que les ha hecho convertirse en las grandes estrellas de RTVE, ser ellos mismos. Y ellos son risas, son humor, son «me río de mí, de ti y del que se me ponga por delante». Fueron tan ellos mismos que decidieron subir al balcón de RTVE de la Puerta del Sol a la gente que trabaja horas y horas cada día vestidos de personajes infantiles para que los niños se hagan fotos con ellos. Esto sólo lo podían hacer ellos.. ¿Se imagina alguien a Ramón García, a Ana Obregón, a Anne Igartiburu, a Los Morancos, a Ana Mena, a Jenny Hermoso haciendo el gamba minutos antes de que caiga el carillón, suenen los cuartos y empiecen las Campanadas? Ni de coña. Esa es su magia, esa es la clave de su éxito. Hacer de la televisión un espectáculo que parece que podría hacer cualquiera, pero que sólo ellos tienen las narices de hacerlo.. LalaChus estaba emocionada, bellísima, encantada, nerviosa. David Broncano estaba… David Broncano. Diría, incluso, que más Broncano que nunca. Hablando en vasco, en catalán, en gallego… en cualquier idioma que le hubieran puesto. Aunque a Broncano lo de las Campanadas era un marrón más, las Campanadas le conquistaron. ¡Cómo no le van a conquistar! Ser uno de los presentadores de las Campanadas es formar parte de la historia, por mucho marrón que para él fuera.. «Vamos, mi niño, bájate ya», le dijo LalaChus nada más arrancar. Y a partir de ese momento, todo fue un sin sentido con todo el sentido del mundo. A quien no le guste David Broncano y La Revuelta, las Campanadas de anoche de La 1 debieron ser un horror. Para quien adore a LalaChus, a Broncano y a La Revuelta, lo de anoche en las Campanadas fue un auténtico sueño.. Ellos lo sabían, eran conscientes de que tenían al público con ellos, a las 15.000 personas que se congregaron en la Puerta del Sol y que comenzaron a gritar cada vez que LalaChus y David Broncano se asomaban al balcón. Hasta tal punto fue el éxtasis del público en la Puerta del Sol con David Broncano y LalaChus que, a falta de cinco minutos para que comenzasen las Campanadas, si estabas viendo Antena 3 o Telemadrid se podían escuchar los gritos de los presentes saludando a David Broncano y a LalaChus. Si eso no es éxtasis, yo no sé lo que será.. Y los dos eran conscientes. Jugaban con ventaja. Con tanta, que cogieron los megáfonos que RTVE había dejado perfecta y estratégicamente colocados junto a ellos para que encendieran aún más a los que estaban abajo. ¿Y qué hicieron ellos? Ponerse en pleno directo a saludar a Cristina Pedroche y a Alberto Chicote, que estaban en el balcón de al lado y que, educadamente y televisivamente, esperaron a que Antena 3 se fuera a publicidad para saludarlos. Vamos a ver, si ellos pueden, ¿por qué nosotros no? Si David Broncano, LalaChus, Cristina Pedroche y Alberto Chicote pueden saludarse y ser colegas en la mayor de las competencias, ¿cómo no vamos a serlo nosotros?. David Broncano eligió aceitunas de su Jaén, de su tierra, de la arena… No hubo discursos, sólo un «por una vivienda digna para todos». No hacía falta nada más. LalaChus sacó una estampita de la vaquilla de El Grand Prix, sólo ella podía acabar 2024 así. Y se acabó. No hicieron más. No necesitaban hacer nada más. Cuando uno nace como estrella, no necesita nadie que la empuje.. Hablaban de sus cosas cuando empezó a sonar el carillón, siguieron a lo suyo cuando comenzaron los cuartos, se comieron las uvas mientras era RTVE la que iba contando las uvas. Y se acabó. Llegó 2025 y LalaChus se estaba terminando las uvas y David Broncano intentaba no atragantarse. Se fueron a publicidad. Anuncios de RTVE, no vayan ustedes a pensar mal. Y regresaron y David Broncano y LalaChus estaban tan a lo suyo que pensaban que ya no estaban en directo. «¿Pero esto ya se ha terminado?», «pero un minuto y volvemos», «pero, ¿seguimos en directo?», «pero, pero, pero…». Pero qué ganas tenía David Broncano de cerrar el chiringuito de las Campanadas e irse a lo suyo, a brindar con Champín. Sí, con Champín. Únicos, esa es la palabra. ¡Cómo entra el Champín!. «¡Feliz año Cristina, Alberto!». Y David Broncano pidió ser el presidente del Real Madrid. No se puede pedir más. Igual a Florentino no le hace mucha gracia, o sí, o yo qué sé, que es David Broncano.
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