Lo dijo anoche Jordi Évole y no le faltaba razón: cada frase de Juan y Medio es digna de convertirla en camiseta. Y es que si algo tiene Lo de Évole, que anoche volvió con su nueva temporada, es que personajes de los que crees que sabes todo, de los que piensas que no te pueden sorprender, te dejan K.O. Uno de ellos fue Juan y Medio, del que se podía pensar, ‘qué va a contar’, y desde que empieza hasta que termina te das cuenta lo mucho que tiene que decir y lo mucho que hacen falta personas como él. Porque Juan y Medio, de medio tiene muy poco, más bien todo lo contrario. Su estreno en Lo de Évole fue una lección de humanidad, de amor, de vitalidad, de sinceridad y de lo que para él «es lo mejor que uno puede hacer sin quitarse la ropa»: reírse. . Seguir leyendo
Volvió Jordi Évole con una nueva temporada de Lo de Évole y un personaje que, aunque más que conocido por todos, sorprendió por lo que dijo y por lo que hizo. Juan y Medio nos puso la cara colorada como sociedad, vaciló a Évole como nunca nadie lo había hecho y mostró que de medio no tiene nada, más bien todo lo contrario
Lo dijo anoche Jordi Évole y no le faltaba razón: cada frase de Juan y Medio es digna de convertirla en camiseta. Y es que si algo tiene Lo de Évole, que anoche volvió con su nueva temporada, es que personajes de los que crees que sabes todo, de los que piensas que no te pueden sorprender, te dejan K.O. Uno de ellos fue Juan y Medio, del que se podía pensar, ‘qué va a contar’, y desde que empieza hasta que termina te das cuenta lo mucho que tiene que decir y lo mucho que hacen falta personas como él. Porque Juan y Medio, de medio tiene muy poco, más bien todo lo contrario. Su estreno en Lo de Évole fue una lección de humanidad, de amor, de vitalidad, de sinceridad y de lo que para él «es lo mejor que uno puede hacer sin quitarse la ropa»: reírse.. Ya avisó esta semana Jordi Évole en sus redes sociales con algunos avances de la entrevista en los que se veía a Juan y Medio hablando de las personas mayores, de lo solos que están, de cómo la sociedad les deja de lado, de lo importantes que son y de lo abandonados que están. Pero no fue lo único. Gracias a Lo de Évole y a su presentador, Juan y Medio se descubrió. Pese a ser uno de los personajes más conocidos de la televisión, anoche Jordi Évole logró que los espectadores descubrieran a un ser excepcional, un ser que, haciendo algo que parece sencillo, se aparta de lo ordinario y se convierte en extraordinario. Juan y Medio es una verdad como un templo de grande.. Desde hace 16 años Juan y Medio es el hombre que acompaña cada tarde a todos los abuelos andaluces en su programa de Canal Sur La tarde, aquí y ahora. El programa es tan mítico que ha cruzado las fronteras andaluces y es raro que algún espectador no conozca el programa donde abuelos y abuelas van a buscar «compañía», hasta el Rey emérito, «o alguien de su equipo», ha llegado a llamar al programa interesándose por alguna de las mujeres que acuden. Spoiler: es mentira. Todo es una inocentada que Juan y Medio y el equipo de Lo de Évole le prepararon a Jordi Évole, que picó desde el principio hasta el final cuando Juan y Medio hizo como le llamaba Juan Carlos I y, en realidad, era la música de Inocente, Inocente, uno de los programas que Juan y Medio presentó.. Pero más allá de bromas y más allá de Juan Carlos I, aunque éste fuera un gancho, era la realidad de muchos de las personas mayores que acuden al programa de Juan y Medio. «Dicen que cuando muere un anciano se pierde la sabiduría equivalente a una biblioteca de Alejandría», fue la primera frase de Juan y Medio digna de convertirse en camiseta. Más razón que un santo. «Antes, las personas mayores eran muchos más respetadas por una sencilla razón: no había ancianos, llegaban muy pocos. El que llegaba era el que te podía resolver muchísimos problemas, porque ya los había vivido», lamentó Juan y Medio.. Su programa pone en valor a esas personas mayores, les da lo que más necesitan, compañía; les da respeto; les da cariño… «Tu programa era impensable hace 30 o 40 años, que vaya la gente mayor, los viejos, las viejas, a buscar pareja», le dijo Jordi Évole. Razón no le falta, pero era impensable porque «antes las familias se hacían cargo de ellos, ahora no», sentenció Juan y Medio. «La gente que nos ve en una inmensa mayoría son los que fueron mis mayores. Nos ve más la gente del campo que la de la ciudad. Es una gente de clase media y baja, a la que le han vivido su vida. No han vivido su vida, se la han vivido otros. No han tomado las decisiones de su vida, sino que lo ha hecho la sociedad, que les ha metido la presión para que se casen, aguanten casados, trabajen sin derechos. Entonces, los padres mandaban,la Iglesia y la moral imperante constreñían y no había libertad política. Todo esto condiciona. Esta gente trabajaba y trabaja». Palabra de Juan y Medio.. Defendió su programa con uñas y dientes, y no porque sea su trabajo ni su sustento, sino por los que lo ven y acuden cada tarde, por esos abuelos y abuelas que «si vienen es porque están desesperados». «Ayúdame, porque yo no sé hablar. Ayúdame, que yo nunca he estado en un sitio así. Ayúdame porque yo no quiero molestar a mis hijos contando lo que hizo mi marido. No digas que me pegaba», son solo algunas de las frases más desgarradoras que Juan y Medio ha escuchado de los invitados a su programa de Canal Sur.. «S nosotros contásemos lo que de verdad ha pasado en España en los años de las personas que nos visitan, el programa cambiaba el país. Hay un mundo oculto de abusos, de falta de consideración entre los propios matrimonios, con las familias políticas, increíble…». Lo pudo decir más alto, pero no más claro. El amor y el resto que Juan y Medio siente por todos ellos ya se conocía, pero anoche Juan y Medio les dio el lugar que la sociedad les quita, que sus familias les quita, que nosotros les quitamos. «Muchas veces, a lo largo de estos años, ha ido el coche a recoger a la persona y los hijos le han dicho: ‘si te montas en ese coche no ves a tus nietos nunca más’. Lo hacen porque no quieren meter a un extraño en casa, o que tenga acceso a la cuenta bancaria», confesó Juan y Medio. El «egoísmo» de quienes dejan «lo más valioso que tengo, que son mis hijos, para que los levantes, los acuestes, les des de comer y, si están enfermos, los cuides, pero no me fío de ti para que dejes de estar sola», demoledor.. Tan demoledor como su propia historia, la de un hombre que se licenció en Derecho, pero se convirtió «en el quinto Hombres G». El hombre que un día dijo ‘me voy de guardia de seguridad de los Hombres G’, después fue su contable, después hizo de figurante en alguna de sus películas y después se dedicó a todo lo que se le cruzaba por su camino porque «al mundo lo mueve la ignorancia y la sabiduría corrige la trayectoria». …Y otra camiseta más.. Y en esa ignorancia, Juan y Medio decepcionó a su padre que no entendió que su hijo, licenciado en Derecho, no se dedicase a ello y se dedicase a la televisión, a la promoción de conciertos, a ser manager, a presentar Inocente, Inocente, a ser actor… «Todavía, años después, seguía diciendo ‘mi hijo es abogado’. Yo yatrabajaba con Carmen Sevilla, y mi padre de vez en cuando me preguntaba, ‘¿cuándo vas a trabajar de verdad?'». Contó Juan y Medio que un día su padre «llegó y vio mi nombre al lado del de Carmen Sevilla en un camerino y se quedó impresionado. Carmen salió, porque ella era muy generosa, y les dijo: ‘yo no haría esto si su hijo no estuviera ayudándome, porque yo tengo total confianza en él’. Era su vuelta a la televisión».. La vida de Juan y Medio sorprende no sólo por a todo lo que se ha dedicado, que también, sino a por cómo lo ha vivido y lo vive: con la risa. «Tengo un amigo que cada noche se apunta las veces que se ha reído en el día», confiesa. Y él se ríe mucho, se ríe de todo. Sólo una vez en su vida perdió esa sonrisa, fue hace 30 años cuando estaba con los Hombres G y se vio abrumado por su éxito: «Estuve bastante triste. Era esa falta de concordancia entre lo que haces y quieres, y lo que la gente espera de ti. Conseguí zafarme de ello, pero aprendes que hay zonas oscuras».. Algunas le quedan, pero las batalla con su mejor arma con la risa. La vida «me ha puesto en mi sitio», asegura. Ya no se cree un gran hombre, un macho. Se lo creyó, pero «yo tenía una fuerza increíble, una iniciativa increíble y según coges edad, te das cuenta de las limitaciones». No ha probado la viagra. De momento no la necesita y, además le da miedo. El sexo sigue siendo muy importante para él, pero lo es más el amor. «El sexo se ha banalizado más, pero el amor no está al alcance de todos. El amor tiene muy mala prensa. Una declaración de amor parece que no está de moda. He estado mucho tiempo sin declararme porque hay una generación que exteriorizar sentimientos no iba con nosotros. Y ahora lo hago. Le digo a mucha gente que la quiero. Hay que decirlo. Es muy barato y no se hace con la frecuencia debida», confesó Juan y Medio.. También confesó que se arrepiente de no haberse comprometido, de no haber jugado sus cartas para formar una vida con alguien. Y salió el nombre de Lolita: «Me pesa, porque con el paso de los años me doy cuenta de que el fallo no está en ellas, sino en mí. Ellas son maravillosas y yo no sé qué espero de la vida que no hice caso a esa situación en ese momento. Con eso me acuesto muchos días. Con ese sentimiento de desolación de haber defraudado a la persona que adoras».. Y le pesa, como una losa, no haber tenido hijos. «Carne de mi carne puesto en pie. Y sueño con que sucede un día. Lo deseo. Te gustaría que pasara y piensas en ese niño y me hace pensar que he conseguido una serie de cosas en mi vida y otras se quedaron atrás», afirmó. Juan y Medio sabe hasta como le llamaría. Si fuese niño «como mi abuelo, mi padre y yo mismo: Juan. Y si fuese niña María». Es su cuenta pendiente, porque todos tenemos una.
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