<p>La entrevista con <strong>Lola Marceli</strong> sucede pocos días después de la DANA que arrasó la Comunidad Valencia y otras comunidades. <strong>Marceli </strong>es alicantina, pero, casualidades de la vida, su hermano hacía nada que se había trasladado por cuestiones profesionales a vivir a Paiporta, una de las zonas más afectadas por la tragedia. Arranca, preocupada, esperanzada y clamando porque la ayuda no deje de llegar. Su hermano está bien, pero reconoce haber vivido momentos de angustia.</p>
Lola Marceli fue Mercedes en El Súper, fue Laura en Un chupete para ella, fue Julieta en Amar en tiempos revueltos… Lola Marceli ha sido tantos y tantos y personajes, que no hay espectador que no la vea y no sepa la gran actriz que es. Ahora es Maruja en La Moderna, ahora vuelve a estar «a gusto», vuelve a no tener más vida que su serie
La entrevista con Lola Marceli sucede pocos días después de la DANA que arrasó la Comunidad Valencia y otras comunidades. Marceli es alicantina, pero, casualidades de la vida, su hermano hacía nada que se había trasladado por cuestiones profesionales a vivir a Paiporta, una de las zonas más afectadas por la tragedia. Arranca, preocupada, esperanzada y clamando porque la ayuda no deje de llegar. Su hermano está bien, pero reconoce haber vivido momentos de angustia.
Lola Marceli habla, no es de monosílabos. Se explica, e incluso, te advierte de que si quieres cortarla, lo hagas, «porque yo me enrollo…». Ni mucho menos. Su discurso es tan coherente como el que te da la voz de la experiencia, de llevar años y años dedicada a un oficio hermoso y «vocacional», pero también «muy duro». Un oficio, el de actriz, que es más difícil para uno que para otros. Y si eres mujer, si ya no tienes 20 años y si no tienes uno de esos grandes nombres con los que directores, productores, realizadores y guionistas cuentan, lo es más aún.
A sus 57 años, Lola Marceli ha sido nuestra Mercedes en El Súper; ha sido nuestra Julieta en Amar en tiempos revueltos; ha sido nuestra Laura en Un chupete para ella; ha sido tantos y tantos personajes que verla ahora como Maruja, en La Moderna, una de las series de las tardes de La 1, no se hace extraño al ojo del espectador. Es, sin duda, una de las actrices que más sabe lo que es este oficio y, sobre todo, que más sabe lo que es trabajar en una serie diaria y lo que significa pertenecer a una serie diaria.
«Es como para el músico estar estudiando sus 10 horas de música. La serie diaria te lleva a trabajar muchas horas», afirma la actriz, muy ilusionada con su Maruja y, por supuesto, con una serie que tan solo con poco más de un año de vida no para de recibir nominaciones.
- Empecemos por algo fácil… ¿Quién es Lola Marceli?
- (Ríe) En esto de quién eres, uno nunca sabe uno cómo definirse. Casi es más fácil decir cómo estás. Pues soy una mujer que desde jovencita quiero ser actriz. Me mantengo con la misma inquietud y la misma ganas de cuando era pequeña. Acabamos de volver a Madrid y estamos en en plena mudanza -su pareja es el también actor Juanjo Puigcorbé que también trabaja en una serie diaria, Sueños de libertad-, pero estamos muy a gusto, muy emocionados.
- Pues vamos, con la segunda. ¿Y cómo estás?
- Estoy muy ilusionada, muy a gusto y con ganas de hacer cosas. Una serie diaria es un desafío diario. Los que nos dedicamos a esto sabemos que una serie diaria es muy dura de hacer. El nivel de concentración de estudios, de memorizar… cuando empiezas en una serie diaria se te acaba la vida porque no tienes fines de semana, no tienes ocio, no tienes tiempo para casi nada. Pero estoy con muchas ganas y pasándomelo muy bien, porque todo el equipo que me acompaña es un equipo con el que se trabaja muy bien y está muy ilusionado.
- ¿Qué ha supuesto para ti ser Maruja en La Moderna?
- De primeras cuando trabajas hay una responsabilidad de decir vamos a dar el cien por cien porque, además, nos encontramos con una gran ilusión de la dirección, de los guionista… Interpretar a Maruja era representar a una mujer que difiere mucho de mí en todo, empezando por el aspecto físico. Había un trabajo físico, pero fundamentalmente había un trabajo para retratar a una mujer que no tiene una vida propia, que no tiene una personalidad con recursos, que vive muy a expensas del marido y de un lugar social que le reconforta porque hace una labor benéfica, pero no tiene mayor vida que esa. Y se ve en una vorágine en la que va creciendo. Le pasan muchas aventuras, porque una de las cosas estupenda de las tramas de La Moderna es que pasan muchas cosas en muchas tramas con muchos retos interpretativos.
La vida de Lola Marceli es la vida de intérprete por vocación. Ha recorrido infinidad de kilómetros por su profesión -vivió en Australia mientras rodaba La Spagnola-, siguió a Juan Puigcorbé cuando volvió a Barcelona para rodar Pepe Carvalho y ahora ha regresado a Madrid porque ella es Maruja, en La 1, y Juanjo es don Pedro en Sueños de Libertad, en Antena 3. Nos confiesa que tiene la casa llena de cajas y que seguramente tarde en desembalarlas porque su Maruja le come todo el tiempo. No se queja, ni mucho menos. Todo lo contrario, lo agradece, y mucho.
Lola Marceli nos cuenta que el otro día alguien le dijo que se le hacía raro que Maruja, su personaje, fuera más mayor que su amante César (Miguel Ángel Muñoz). La actriz contestaba: «Mi abuela era mayor que mi abuelo. Y está bien que también se muestre esto». Y es que Maruja, Lola, muestra mucho más.
- Tu papel es el de una mujer que vive muy sometida a su marido y que no sabe lo que es la felicidad. Cuando lees los diálogos, el guion, ¿en qué piensas?
- Ella no tiene un rol social, como tiene su hija en la serie que sí que tiene más conciencia social. Ella tiene una labor caritativa que ella ya tenía de antes. Maruja lo que hace en su individualidad es intentar encontrar su sitio en el que diga ‘yo no soy solo la mujer de ese señor’. Y aunque las apariencias le pueden, va a enfrentarse a situaciones en las que ese papel de burguesa se le va a mover. En los años 30 a pesar de que es un período muy difícil de llevar y de estudiar históricamente, fue el primer momento en el que muchas mujeres tuvieron un rol muy importante y es algo que La Moderna quiere mostrar: mujeres que trabajan, mujeres que intentan rebelarse. Y Maruja va creando una sororidad en su alrededor.
«Te encuentras con que quieren actrices de tu misma edad o más mayores porque tienen más nombre»
- ¿Sigue ocurriendo que cuando una actriz cumple una determinada edad se olvidan de ella?
- Es cierto que, según se cumplían años había papeles que desaparecían. Pero hay una generación de cineastas, de guionistas que quieren mujeres de más edad. Es verdad que suelen ir a actrices que en el imaginario público tienen más nombre. Te encuentras con que quieren actrices de tu misma edad o más mayores porque tienen más nombre. Queda mucho trabajo por hacer. Sé que las actrices con más nombre son las beneficiadas y que las demás estamos en la cola. Es así, pero indudablemente es fantástico que ocurra, y hay que decir que abran esa puerta, que no nos quedemos esperando. Es duro. En las series diarias se ha creado y criado una generación de actrices que hoy son las grandes ganadoras de los Goya. Y esto es gracias a que el prejuicio con la serie diaria se va perdiendo.
- ¿Qué importante son las series diarias, verdad?
- Estos días me ha pasado que mucha gente me ha parado por la calle, incluso mi madre me lo ha dicho, para decirme «¡ay, mientras os vemos a vosotros también pensamos en otras cosas!». El otro estuve en Málaga con mi madre y ponía en la televisión las noticias y ella me decía «déjame ver otra cosa». La gente necesita despejarse. Y nosotros con La Moderna llevamos un entretenimiento que despeja a las personas. En general en todas las series diarias vemos una evolución. Ese público ve el retrato de algo que en la época posiblemente no fuera así, pero de una forma ficcionada se habla y se muestra lugares donde la gente pueda empatizar.
- Ahora estás viviendo una época dulce con tu papel en La Moderna y otros proyectos, pero no siempre ha sido tan dulce. ¿Qué es lo peor de ser actriz?
- Lo peor siempre son los parones y la incertidumbre.
- ¿Y lo mejor?
- Lo mejor, el oficio en sí. Todos hemos pasado por muchas fases. Empiezas, piensas que todo te va a ir bien, la alfombra roja… Todo eso cuando le preguntas a cualquier actor vocacional te dice que eso es un rato. Y el oficio es tener un buen texto, el mejor material posible en tus manos para dedicarte a él y hacer el camino para adentrarte en él. Primero con el mayor de los miedos, que es lo primero que sientes. Después, confiando en el proceso entras en él porque cada día vas a ir descubriendo y vas a ir abriendo, levantando esas capas y poco a poco va entrando en ti. Lo demás forma parte del entorno laboral, la parte de más exposición pública y también tener cabeza para gestionar tu carrera y tu economía. Es el oficio lo que vocacionalmente te gusta.
- La Moderna ha estado nominada a los Emmy Internacional. Aparte del orgullo y reconocimiento que supone esa nominación, dime la verdad, ¿para ti qué ha significado?
- Es un subidón y es un espaldarazo. Y además, hay una cosa que pasa con los premios que es que todo el mundo quiere ganarlo, pero es más importante la nominación porque hace que se ponga el trabajo en el foco. Este es un trabajo de equipo, de toda la gente que trabaja allí, del primero a último, todo el mundo tiene algo que ver en esta nominación y hay que jugársela ahora.
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