Mala Rodríguez como Juana de Arco; Mala Rodríguez como Apolo tocando el laúd (Caravaggio); Mala Rodríguez como La muerte de Marat (Jacques-Louis David); y Mala Rodríguez como la Magdalena penitente (Georges de la Tour). Cuatro obras para configurar el retrato de Mala Rodríguez. Cuatro horas de sesión fotografía que de las que se vieron solo dos minutos. Jordi Évole necesitaba retratar a Mala Rodríguez, pero Mala Rodríguez se retrató sola. . Seguir leyendo
No fue casualidad que en la semana del 8-M, un día después del Día de la Mujer se sentase con Jordi Évole Mala Rodríguez. La artista, que con 19 años reventó la industria musical, que eligió después apartarse es la historia de la contradicción, es la historia de abusos, de toxicidad, de Onlyfan, de «supervivencia»
Mala Rodríguez como Juana de Arco; Mala Rodríguez como Apolo tocando el laúd (Caravaggio); Mala Rodríguez como La muerte de Marat (Jacques-Louis David); y Mala Rodríguez como la Magdalena penitente (Georges de la Tour). Cuatro obras para configurar el retrato de Mala Rodríguez. Cuatro horas de sesión fotografía que de las que se vieron solo dos minutos. Jordi Évole necesitaba retratar a Mala Rodríguez, pero Mala Rodríguez se retrató sola.. No fue casualidad que la semana del 8-M, un día después de que miles de mujeres tomasen las calles de España por el Día de la Mujer, se sentase en Lo de ÉvoleMala Rodríguez. No fue una entrevista al uso a una mujer empoderada, defensora de los derechos de las mujeres, luchadora por la igual. Ni mucho menos. Fue la historia de una mujer que ha pasado por todo lo que ya no debería significar ser mujer. Mala Rodríguez cuenta los abusos que ha sufrido, la dolorosa historia de su madre, la razón de su madre, sus relaciones tóxicas, su paso por Onlyfans, su maternidad y lo cuenta cargado de contradicciones, porque la vida es eso, contradicciones. Un día eres una y al día siguiente la vida te ha convertido en otra, y al otro día en otra mujer diferente. Para Jordi Évole, Mala Rodríguez es una supervivientes, pues su historia es la historia de la «supervivencia», la de Mala Rodríguez.. Arrancó la entrevista fuerte, tanto que con otro personaje, tal vez, Jordi Évole hubiera insistido y repreguntado, pero Mala Rodríguez, Jordi Évole decidió dejar que fuera ella la que eligiera sus tiempos, su momento, pero sobre todo los silencios. Hubo muchos anoche, tal vez demasiados, pero a cada silencio de Mala Rodríguez había más verdad que en cualquier palabra.. Mala Rodríguez es artista, pero podría haber sido otra cosa poderosa: un huracán, una saltadora olímpica, una descarga eléctrica. Fue la primera mujer en cantar rap en España y una pionera de la música urbana. Pero nunca lo ha tenido fácil para abrirse paso. Han pasado 25 años desde que apareció Lujo Ibérico, el disco con el que irrumpió en la escena musical rompiendo barreras en un negocio y un género dominado por hombres. Desde entonces, ha hecho historia al convertirse en laprimera mujer en ganar un Grammy Latino en la categoría de música urbana. Un referente en la música en español que un día eligió y no eligió su carrera.. «He tenido que comportarme como unas habilidades que a lo mejor si estás en casa no necesitas. Pero si sales a la calle a buscar tu pan y hacer tu mundo esas habilidades son de hombre. No, son de humanos. Yo no conozco muy bien a los hombres. A mi padre no lo conozco. En casa siempre hemos estado mi madre y yo. Y ella también ha sido bastante ausente. El único rol de hombre ha sido de un tío mío», relató nada más empezar. Mala Rodríguez siente rabia y mucho odio hacia ese padre desconocido por ella y por su madre. Por ella, porque su historia le ha llevado a otras de sufrimiento, y por su madre porque se quedó embarazada con 17 años, en un tiempo en el que quedarse embarazada siendo menor y sin un marido era ser repudiada. «Se apretaba cintas a la tripa para que no se le notara», confesó la artista.. «He sufrido abusos en mi vida, pero no he ido nunca de víctima. Siempre he confiado en mí. Lo que no me dé la vida me lo voy a dar yo. Lo que no me han querido me voy a querer yo», sentenció. Aún así, en las contradicciones de Mala Rodríguez ese querer, ese no, se convirtió con el paso de los años en abusos, humillaciones y violencia.. Y esa rabia y ese odio fueron la energía para sacar su primer álbum, el que le llevó a ser la primera mujer del mundo en conseguir un Grammy en la categoría de música urbana. Lo tuvo todo, pero «No soy como las mujeres de mi edad porque he tenido otra educación, otra adolescencia. De la adolescencia recuerdo que no quería quedarme embarazada. No quería novio, centrarme en mi».. Mala Rodríguez, en Lo de Évole como Juana de Arco.ATRESMEDIA. Pero como muchas mujeres, Mala Rodríguez encontró lo que todas encontramos en algún momento. Espacios en los que no hay mujeres, acoso, vejaciones. «Parece que soy la única que ha tenido que vivir en una sociedad machista. Todos vivimos en una sociedad machista. A lo mejor estás en un programa de televisión y un cámara te dice cosas sexuales. A la mínima te cortó el rollo pero ya. No entro en el juego de ninguno», sentenció.. El éxito le llegó demasiado pronto, con 19 años. Firmó su primer contrato en Madrid por unas letras suyas que vendió a un señor, y este a otro, y ese a otro más. Ninguna de sus canciones eran suyas. «Se movía mucho dinero. Yo no era dueña de mi música. No lo he gestionado yo he dejado que lo hicieran mis maridos». Las contradicciones de Mala Rodríguez, las contradicciones de la vida.. Decidió reventar la industria y desaparecer. «Me retiré. Me fui a trabajar a una pastelería porque estaba abrumada, porque no estaba preparada para ser conocida. Ese mundo no lo conocía. Me vi expuesta y dije «recojo cable»», relató anoche a Jordi Évole. La cara A y la cara B. Las dos caras de una Mala Rodríguez que mira el cuatro de La muerte de Marat mientras asegura que «la muerte es un alivio si lo decides tú», pero regresa con Évole y afirma que «la vida es un regalo», que «no puede ser que no aprecies la vida». Porque Mala Rodríguez tuvo tendencias suicidas: «No sé por qué, pero en algunos momentos he pensado que no me gusta esta vida o que yo debiera estar aquí. Supongo que es porque paso mucho tiempo sola».. No quiere considerarse víctima y por eso cada palo de su vida lo relata como una historia de supervivencia. La bulimia y la anorexia que asegura padeció, los abusos de los que no entra en detalles, pero que ahí están, su paso por Onlyfans…»Me gustaba compartir fotos mías en ropa interior. Me metí porque no tenía ni puta idea», confesó. «Fue una locura. Tú dices a cuanto pones la suscripción. Cualquier persona que por X dinero tiene derecho a algo de ti luego se cree que tiene control sobre ti. Es una especie de prostitución. Yo no quería estar ahí. Cuando mueves mucho dinero viene gente de la plataforma para ofrecerse como management. Lo único que ha cambiado es que antes los hombres se aprovechaban de ti y ahora tú te aprovechas de ti. Yo no se lo recomiendo a nadie que lo haga porque estás entrando en un mundo bien turbio». Y ahí lo dejó. No quiso entrar en detalles «porque vas a vomitar». No quiso que Jordi Évole le preguntase más por esa etapa, «no me siento cómoda». «Las chicas no entienden que eso es prostitución. Se pone de un color que no es. Es prostitución», y punto.. Y llegó el momento de romperse, de hablar de los abusos y la violencia, pero lleno de silencios. «No he tenido buen éxito con las parejas. No me he involucrado con las personas correctas (…) Tenía la creencia de que tenía que ser fiel, no separarme de esa persona, estar con mi familia hasta que ya la cosa se puso muy bomba. Son cosas que arrastro desde niña», arrancó Mala Rodríguez. Silencio.. «He tenido una relación completamente abusiva porque era una persona muy celosa. Hasta el punto de no dejarme salir de casa. Violencia física, violencia de todo tipo». Y se puso a llover a cántaros. «La lluvia se lo lleva todo. Lo bueno y lo malo», dijo Mala Rodríguez, pero todavía quedan posos. Por eso,Mala Rodríguez no recuerda o más bien olvida.. «De pequeña me paso una cosa muy grave y siempre lo he querido olvidar. Y por eso he tenido muy mala relación con los hombres. He buscado el patrón de hombre que mi madre me decía es un mierda», continuó y se rompió. «Es una cosa que tengo ahí muy guardada y me pone muy nerviosa. Me parece que es muy importante que cuando mi hija vea esto me entienda como mujer. Por eso también tengo una cosa con los niños muy fuertes. Me encantaría poder ayudar», aseguró entre lágrimas, de nuevo pidiendo a Jordi Évole que no se siguiera por ahí. De nuevo, silencio.. «Yo siento que he revivido la historia de mi madre de otra manera. Ella ha hecho lo que ha podido y yo también. Y quiero que mi niña se sienta libre. Es que nunca quiero hablar de estas cosas porque no quiero ponerme en una situación de víctima porque no lo soy. A mí me define cómo he salido adelante. Mi madre no ha hecho nada malo. Ella era una niña. Y muchos silencios en mi vida (…) Es la primera vez que hablo como mi persona, porque yo sé que tendrá unas consecuencias, pero es necesario también». Y, de nuevo, el silencio…
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