¿Qué quiere uno cuando llega el fin de semana? Descansar, disfrutar y olvidar. La llegada de las plataformas abrieron una oportunidad de ocio impensable hasta entonces: poder elegir qué ver, cómo y cuándo. Si antes, el espectador ya tenía el poder a un solo botón del mando a distancia, con las plataformas el poder alcanzó su máximo. Pero entre tanta oferta, ¿qué podemos elegir? Lo que apetece ver un fin de semana es algo ligero, divertido, entretenido, que te transporte a otros lugar, a otros escenarios, a otra historia, y en esta caja de deseos, Netflix cuenta en su catálogo con la serie perfecta: Manual para señoritas.. Seguir leyendo
La serie de Netflix cuenta la historia de las celestinas en la época de Benito Pérez, pero lo cuenta de una manera imposible de haber imaginado hasta la llegada de este Manual para señoritas
¿Qué quiere uno cuando llega el fin de semana? Descansar, disfrutar y olvidar. La llegada de las plataformas abrieron una oportunidad de ocio impensable hasta entonces: poder elegir qué ver, cómo y cuándo. Si antes, el espectador ya tenía el poder a un solo botón del mando a distancia, con las plataformas el poder alcanzó su máximo. Pero entre tanta oferta, ¿qué podemos elegir? Lo que apetece ver un fin de semana es algo ligero, divertido, entretenido, que te transporte a otros lugar, a otros escenarios, a otra historia, y en esta caja de deseos, Netflix cuenta en su catálogo con la serie perfecta: Manual para señoritas.. Madrid, 1880. Elena Bianda es la dama de compañía más solicitada de la ciudad. A pesar de su juventud, ya ha ayudado a más de veinte jóvenes a encontrar un buen novio o marido. Su secreto radica en un equilibrio perfecto aunque delicado entre la férrea orientación moral que ofrece a las familias y la comprensión sutil de los anhelos de las muchachas a su cargo. Su mayor satisfacción es verlas caminar hacia el altar. Sin embargo, todo cambia cuando cruza el umbral de la casa de los Mencía para ocuparse de tres hermanas.. Creada por Bambú Producciones con Gema R. Neira como productora ejecutiva y Ramón Campos como productor son ocho capítulos de 40 minutos que logran efectivamente trasladar al espectador a un lugar, a una época y a una a la que sólo pueden trasladar ficciones, libros o la imaginación. De hecho, es gracias a la imaginación de R. Neira por lo que Manual para señoritas es una rara avis dentro de las series de época. No sólo cuenta la historia jamás contada de las damas de compañía, sino que la clave está en cómo la cuenta tanto en el guion como a través de los elementos visuales. ¿Es posible convertir 1800 en un 2025 a través de la ropa, de los decorados, de los espacios naturales? Sí, es posible si uno deja volar la imaginación como lo hace Gema R. Neira.. «Lo primero que hicimos fue buscar una paleta de colores para toda la parte artística y de vestuario», nos explica la productora ejecutiva. «Lo que pretendíamos era renovar la época tanto a través del vestuario como a través de los espacios para darle una luminosidad que no existía en aquella época y, a la vez, para adaptarnos a las nuevas generaciones actuales», añade.. Para ello qué hizo Bambú Producciones eligió un color para cada persona y para cada casa; eligió las formas de sus vestidos para que el espectador los identificara con la personalidad de cada uno; y eligió simplificar las formas y la voluminosidad de aquella época. Por ejemplo, explica R. Neira, en los chalecos que lleva la hermana mediana de los Mencía. Chalecos impensables para una mujer en aquella época, pero que en Manual para señoritas los lleva una mujer que, precisamente, hace algo impensable para las féminas en la época de Benito Pérez Galdós: elegir los estudios antes que un buen matrimonio.. «Había una intención clara de romper con los estereotipos», dice la productora. Cuando se refiere a estereotipos se refiere, por ejemplo, a que Esther, la mejor amiga de Elena Bianda, que mantiene una relación homosexual con la chica a la que debe buscar marido, viste casi siempre de rosa, el color femenino por excelencia.. Lo mismo ocurre con el personaje de Carlota, la pequeña de los Mencía. En la cabeza de Gema R. Neira se le plantaron sus sobrinos cuando quiso crear este papel. Su intención era mostrar a esos niños que entran en la adolescencia, «encerrados en casa porque todavía dependen mucho de sus padres», e insiste, «e imagina si esto ocurre ahora cómo sería en 1800, se multiplica por cien».. Por eso decidió vestirla de negro, porque simboliza la rebeldía; por eso le plantó unas botas de la época, pero pintadas, intentando simular las All Stars que llevan los jóvenes en la actualidad; por eso las capas de sus trajes están llenas de detalles de insectos.. Lo mismo con Elena Bianda. Ella es una especie de Mary Poppins, pero en modo Bambú Producciones. Tenía que parecer divertida, moderna, una dama de compañía que se sale de lo común, pues no busca el marido perfecto para sus chicas, sino que busca que se enamoren. Por eso, su color en la serie es el verde.. Una rebeldía y una transformación que tenía que ir completamente coordinado con el equipo artístico, con los colores de las casa y de los espacios. «Tenían que ser uno», nos explica R. Neira, reconociendo que «cuando trabajas con tanto color hay un riesgo, por lo que no pueden ser diferentes». Con ello, las casas de cada una tienen su decorado y su color propio. Algo similar a lo que sucede con los espacios naturales de Manual para señoritas.. Aunque parezca una incoherencia, Bambú Producciones eligió espacios modernistas porque «tienen mucho color». «No es real, pero sí es coherente», sentencia Gema R. Neira.. El diseñador de vestuario fue Pepe Reyes, que creó trajes coloridos y detallados que reflejan la moda de la época, con influencias de la serie Bridgerton, pero con esas pequeñas gotas de actualidad.. Y todo ello en ocho lecciones que aunque de aquella época bien viene recordarlas: prohibido enamorarse, no contar mentiras, el pasado, pasado está, alejar tentación, no traicionar a tu señorita, tus deseos no son prioridad, mantener las buenas formas y hacer feliz a tu señorita.
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