En esta novela, la escritora noruega explora el peso de los secretos y el valor de la palabra, hablando de los límites de la comunicación y de la imposibilidad de conocer del todo a quienes nos rodean Leer
En esta novela, la escritora noruega explora el peso de los secretos y el valor de la palabra, hablando de los límites de la comunicación y de la imposibilidad de conocer del todo a quienes nos rodean Leer
La noruega Mrethe Lindstrøm (Bergen, 1963) es autora de libros de relatos y novelas, merecedora del Premio Dobloug a su obra literaria en 2008. En 2012 ganó Premio de Literatura del Consejo Nórdico y el Premio de la Crítica por Días en la historia del silencio, novela que ahora publica Errata Naturae con la traducción a cuatro manos de Bente Teigen y Mónica Sainz. Días en la historia del silencio es un libro extraño, deliberadamente extraño; en parte porque el tema es lo que no se dice: la novela es una exploración de los límites de la comunicación y de manera coherente, la novela tiene huecos y silencios.. Traducción de Bente Teigen y Mónica Sainz. Errata Naturae. 232 páginas. 21,50 €. Puedes comprarlo aquí.. La narradora, Eva, asiste al mutismo al que su marido, Simon, se entrega poco después de la jubilación. Cuenta cómo pasan los días, cómo cada vez habla menos y cómo sus tres hijas tratan de convencerla para que lo lleve a una residencia de ancianos. A la vez, Eva recuerda episodios de su vida, también anteriores al matrimonio con Simon y a su vida en común, en los que de una manera y otra el silencio, que es sobre todo lo que se calla, fue determinante.. La novela se abre con el relato del día en que, Eva, sola en casa con las tres niñas, dejó entrar a un desconocido: no llegó a suceder nada, pero fue extraño y perturbador y Eva sintió el peligro. Lo llamó «el episodio», y aunque fue hace tiempo y el rostro del intruso se ha mezclado con el de otros, «el suceso en sí se ha vuelto más pronunciado, más nítido, parece que, cada vez, se acerca más a mí», explica la narradora.. La información sobre ella y su marido se va soltando a cuentagotas: ella era profesora, Simon, médico; tienen tres hijas ya casadas y madres de familia y es la pequeña la que hace de mensajera entre sus hermanas y sus padres, la encargada de que su madre rellene el impreso de solicitud de plaza en una residencia para su padre. La vida de Eva ha sido, aparentemente, plena y feliz pero hay cosas que le pesan y que no se atreve a compartir con sus hijas, como tardó en compartir con su marido hechos de su pasado. Su marido tampoco ha sido capaz de contarles todo a sus hijas.. El silencio opera sobre episodios del pasado de Simon y de Eva -también sobre el presente-. En el caso de él, tiene que ver con su origen: es judío, sobrevivió al exterminio con sus padres y su hermano en un escondite en el que el silencio era necesario; del resto de sus familiares no hay rastro. Las hijas de Eva y Simon no saben nada de todo esto.. Que en la vejez Simon se sumerja en el silencio puede explicarse como reflejo del silencio al que fue obligado en la infancia y como una respuesta tardía al trauma, pero Lindstrøm no se conforma con un psicologismo facilón, en parte porque lo que parece interesarle son tanto las implicaciones del silencio como sus manifestaciones en el ámbito íntimo y en el ámbito público.. Hay otro episodio sobre el que Eva y Simon callan: los motivos del despido de Marija, la mujer letona que contratan para que se ocupe de la limpieza y termina siendo fundamental para el matrimonio hasta que sucede algo que los empuja a «dejarla marchar». Las hijas se enfadan con los padres lo bastante como para no acudir a una celebración en casa porque Eva y Simon no quieren explicar qué ha sucedido. Hay un tercer asunto sobre el que Eva guardó silencio y que vertebra la novela de un modo un poco difuso, porque ni siquiera Eva es capaz de reconocer la importancia que tuvo en su vida ese hecho.. Días en la historia del silencio es una novela inteligente, delicada y deliberadamente brumosa que reflexiona sobre el peso de los secretos y el valor de la palabra, habla de los límites de la comunicación y de la imposibilidad de conocer del todo a quienes nos rodean.
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