El indie se pone serio en una primera jornada donde Sen Senra se recoge, Los Planetas se elevan y Carolina Durante lo borda entre dolores Leer
El indie se pone serio en una primera jornada donde Sen Senra se recoge, Los Planetas se elevan y Carolina Durante lo borda entre dolores Leer
Benicàssim, jueves al caer el sol. Sen Senra eligió el atardecer para hacer uno de los primeros llenos del SanSan con un concierto tan íntimo que parecía suceder en el salón de su casa: alfombras, taburetes y una voz dulce que se enredaba con la brisa cálida del Mediterráneo. Un envoltorio elegante y cercano que, sin embargo, contrastó con la distancia emocional que se generó entre artista y público. Cantó, sí, y el público coreó, sí, pero algo en el medio no terminaba de encajar. Entre tema y tema, largos silencios que tensaban el ambiente y desactivaban la energía. La gente seguía allí, pero con la sensación de que algo se escapaba entre las manos.. La redención llegó con No te hago falta, versión acústica, puro corazón en carne viva. Y también con una sorpresa: una canción inédita en gallego, dedicada a su tierra y a su bisabuela, que le enseñó a mirar los problemas «de frente, siempre hacia delante». Un momento tan bonito como inesperado, que dejó un eco suave en el aire justo antes de que el festival subiera el volumen.. Y lo subió fuerte.. Los Planetas salieron al escenario principal como quien ya no necesita demostrar nada, pero aun así lo demuestra todo. Llenaron el recinto, llenaron los corazones nostálgicos y pusieron a temblar los tobillos de más de uno con un setlist infalible: grandes éxitos, actitud sobrada y el aura de ser uno de esos grupos que arrastran no solo seguidores, sino capítulos enteros de la historia del indie español. La traca final fue con Rey sol, la colaboración con Carolina Durante, ese puente generacional que se canta como si el tiempo no existiera.. Y de inmediato, sin pausa para el respiro, Carolina Durante tomó el relevo. Y cuando decimos «tomó el relevo», es literal: Diego, el frontman, apareció en muletas, inmóvil pero desafiante, decidido a no cancelar ni una sola de las citas que el grupo tiene por delante. «No voy a suspender ningún festival», soltó al micrófono, como quien lanza una promesa al viento. Y cumplió: sin moverse del sitio, pero con la banda completamente enchufada, firmaron un concierto potente, vestido con la misma escenografía de su paso por el Movistar Arena —esa oficina distópica que ya es marca de la casa—, y con un repaso a sus himnos más coreados por una audiencia entregadísima.. Cerraron la jornada dos apuestas seguras del indie nacional: Alizzz, con ese pulso entre la electrónica emocional y el pop del presente, y Cariño, que convirtieron el final del jueves en una verbena millennial, fresca y desacomplejada, perfecta para despedir la primera noche del festival con sonrisas en la cara y ganas de más.
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