Hay personas que, incluso después de enfrentar dificultades, siguen eligiendo lo bueno. Joan Margarit escribió: «Atender a quien se ama no es un sacrificio, sino un privilegio poco común». Leer.
Hay personas que, incluso después de enfrentar dificultades, siguen eligiendo lo bueno. Joan Margarit escribió: «Atender a quien se ama no es un sacrificio, sino un privilegio poco común». Leer.
Sabes que has alcanzado una nueva etapa cuando te ofrecen el asiento en el autobús por primera vez, cuando eliges cenar un yogur en lugar de un solomillo, o cuando notas que las personas que antes indagaban sobre tus hijos adolescentes ahora te preguntan a menudo por la salud de tus padres ancianos. Por ejemplo, ¿cómo se encuentra tu madre tras la operación de cadera? ¿Cómo está tu padre con respecto a su riñón? ¿Cómo están manejando lo de la residencia? ¿Aún manejan? ¿Quién tiene la idea de permitirles manejar a esa edad? Y tú les respondes intentando empatizar con ellos, hablando sobre su situación, pero también compartiendo algo sobre ti. Porque tienes la certeza de que esa hernia, ese stent o esa soledad te pertenecerán (en el mejor de los escenarios) dentro de dos días. Discutimos sobre el tiempo como un tirano inquebrantable, como un dentista severo que va extrayendo lo que te queda. Un dentista que, en el transcurso de unos días, se lleva a algunas personas queridas de tu vida, dejándote únicamente con recuerdos plasmados en un álbum.
Literatura // elmundo