El historiador británico publica ‘¿Por qué la guerra?’, una lúcida reflexión sobre el origen y la realidad actual de nuestro belicismo que advierte sobre la facilidad de que las sociedades elijan el conflicto. «La psicosis por la seguridad es una causa muy probable de guerra» Leer
El historiador británico publica ‘¿Por qué la guerra?’, una lúcida reflexión sobre el origen y la realidad actual de nuestro belicismo que advierte sobre la facilidad de que las sociedades elijan el conflicto. «La psicosis por la seguridad es una causa muy probable de guerra» Leer
En 1932 la Sociedad de Naciones, ante el creciente clima de tensón global, invitó a un ya archifamoso Albert Einstein a elegir a un interlocutor con quien escribir un debate sobre un tema importante. El científico eligió la guerra y al neurólogo y padre del psicoanálisis Sigmund Freud, porque estaba convencido de que para entender la guerra, había que comprender la psicología humana. Así que le preguntó a Freud: «¿Por qué los seres humanos hacen la guerra?» y si existía algún modo de librarse de su amenaza.. Desolado, el físico obtuvo una respuesta muy decepcionante, pues Freud simplemente dijo: «Bueno, somos un poco como los animales. Todos tenemos este impulso de destrucción dentro de nosotros, así como otros impulsos, y ese impulso será muy difícil de eliminar». Ese fue el rotundo fin de la historia. Sin embargo, desde entonces, especialmente tras la brutal Segunda Guerra Mundial, esta pregunta ha suscitado todo tipo de debates en todos los campos de la ciencia. A ella ha vuelto ahora el reputado historiador británico Richard Overy (Londres, 1947), que en ¿Por qué la guerra? (Tusquets) construye una lúcida reflexión sobre los remotos orígenes y la realidad actual de nuestro belicismo apoyándose en ciencias como la psicología, la biología, la antropología, la arqueología o la sociología.. «He querido adentrarme en estas disciplinas y en todos los debates que han generado desde hace un siglo, porque los historiadores nunca nos hemos metido a fondo en esta cuestión. A los historiadores les gusta hablar de una batalla o una guerra en particular, que tendrá sus propias causas y explicaciones, pero han sido bastante tímidos a la hora de reflexionar teóricamente sobre la naturaleza de la guerra a lo largo de miles de años», sostiene el Académico y profesor de la Universidad de Exeter, autor de ensayos pioneros en el estudio del siglo XX como Dictadores, Crónica del Tercer Reich o Sangre y ruinas. «Esta timidez viene, creo, de que para hacerlo hay que especular bastante, pero también de que para la mayoría de mis colegas la guerra es algo moderno que nace en la Edad Moderna, con los Estados capaces de construir grandes ejércitos. Pero yo opino, más en sintonía con los biólogos y los arqueólogos, que hay que remontarse mucho más atrás».. «No es que la guerra esté en nuestro ADN, pero proteger al grupo familiar es una herramienta evolutiva que los seres humanos llevamos con nosotros desde hace miles de años». Antes de debatir sus causas y su realidad hay que definirla, ¿qué es exactamente la guerra?. Como decía, incluso en eso hay desacuerdo. Para la mayoría de historiadores y politólogos son esos grandes enfrentamientos y batallas de los Estados, desde Mesopotamia hasta hoy. Sin embargo, hay pruebas de violencia, armamento y masacres que se remontan miles de años antes de los primeros estados organizados. Por ejemplo, se encontró en Alemania una fosa común de hace 7.000 años con decenas de individuos pertenecientes a una cultura del Neolítico conocida como LBK o de la cerámica de bandas. Por tanto, la guerra, la violencia colectiva entre grupos humanos sea en forma de una escaramuza, una emboscada, un ataque sorpresa repentino, o incluso una confrontación ritual, es algo característico de los seres humanos desde tiempos inmemoriales. Así que deberíamos ampliar esa visión de guerra como simplemente construir Estados y tener ejércitos, y pensar en algo mucho más arraigado a la condición humana: toda experiencia en la que los seres humanos se reúnen colectivamente con la intención de luchar contra otros seres humanos e infligir bajas letales.. En este sentido, ¿qué dicen la biología y la psicologia? ¿Está la guerra en nuestro ADN?. También hay mucha controversia al respecto. A principios del siglo XX, cuando Einstein y Freud reflexionaban sobre esto, aún se argumentaba que, de una forma u otra, la guerra estaba en nuestros genes, que heredamos la guerra como el pelo rubio o los ojos azules. Hoy en día nadie comparte esta visión trasnochada, pero los biólogos evolutivos se muestran muy interesados en argumentar que los primeros grupos de homínidos actuaron, casi con toda certeza, como otros grupos animales. Es decir, estaban muy interesados en proteger a su grupo de parentesco inmediato y en encontrar maneras de asegurar su reproducción, algo crucial para todos los animales. Esto podía lograrse de diversas maneras, pero una de ellas era la guerra, donde se capturaban mujeres de una tribu o grupo vecino y se las incorporaba al acervo genético, se conquistaba un mejor lugar para vivir o uno tenía protegerse de otro grupo que lo amenazaba. La idea es que, de una forma u otra, proteger al grupo familiar se convirtió en una herramienta evolutiva que los seres humanos llevaron consigo desde entonces, desde estos homínidos hasta nosotros hoy en día.. «Todas las culturas, en algún momento, han elegido la guerra como medio de afirmación y considerado a la élite guerrera parte clave de su comunidad». Además de biológico, agumenta que la guerra es un aspecto cultural. ¿Cómo llegó a serlo? ¿Para qué servía en las sociedades antiguas?. Normalmente, los antropólogos están muy interesados en comprender y reconstruir las culturas del pasado, pero no tanto en verlas como culturas que apoyan la guerra. Sin embargo, una gran cantidad de investigaciones en las últimas décadas ha demostrado que la guerra era parte integral de todas las sociedades tribales del mundo, y a menudo estaba estrechamente relacionada con la cultura. La cultura apoyaba la guerra. El guerrero se convertía en un miembro de alto rango de la comunidad, un miembro honorable y estimado. Y la guerra solía integrarse en el ciclo anual colectivo, igual que los trabajos agrícolas, las fiestas y las ceremonias. Por salir de Europa, los aztecas son un buen ejemplo: era necesario hacer la guerra y sacrificar a las personas que se capturaban en grandes cantidades para satisfacer a los dioses , de lo contrario podrían provocar tu destrucción. Es un ejemplo de cómo la religión, la cosmología y el pensamiento sobrenatural han jugado un papel muy importante en la historia y explican cómo la gente justificó la guerra.. Y cuál es el papel cultural de la guerra en las socidades más recientes o actuales?. Ciertamente, no hay que remontarse tan atrás, la guerra moderna y contemporánea es un poco más compleja y los antropólogos no hablan mucho sobre ella, pero se podría aplicar la misma lógica. Sin duda, hay culturas en la era moderna, incluso en el siglo XXI, que han apoyado la guerra. Son culturas donde se honra a los guerreros, donde ser un héroe bélico sigue siendo algo grandioso, como podemos ver hoy en Rusia, Ucrania o Israel. Sea mirando al pasado o al presente, una de las grandes lecciones que nos enseña la antropología es que todas las culturas, en algún momento de su desarrollo, han elegido la guerra como medio de afirmación y consideran a la élite guerrera como parte fundamental de su comunidad.. Además de analizar su naturaleza, el libro explora las principales causas que motivan la guerra. De primera cita a la ecología. Hoy en día vivimos una crisis climática y de recursos, ¿es razonable pensar que esto desembocará en guerras?. Desde luego. Eso ha motivado que mucha gente haya investigado recientemente la ecología, en particular el cambio climático, como una forma de explicar por qué en algunos períodos hay más guerra que en otros. En China se ha hecho un estudio que abraca 1.000 años y demuestra que en los períodos fríos y húmedos hubo más guerra que en los cálidos. Y también que las tribus nómadas de la zona de Asia Central siempre atacaban al Imperio chino cuando se producía algún tipo de crisis climática. Mirando al futuro, lo que está claro es que habrá un momento en el que el cambio climático será bastante drástico: habrá hambrunas generalizadas, los pastizales se extinguirán, escaseará el agua… Ya podemos observarlo hoy en África Oriental, donde gran parte de la violencia se alimenta de la competencia por las tierras de pastoreo, los problemas causados por sequías prolongadas y el acceso al agua.. «Viendo históricamente cómo han funcionado las creencias, sean fe o ideología, vemos que son factores clave a la hora de provocar la guerra». Segun explica, otro acicate importante son las creencias. ¿Qué papel han jugado y juegan a la hora de hacer la guerra?. Fundamental. Es cierto que es posible tener creencias sin perjudicar a nadie y también que nosotors, por ejemplo en Europa sí consideraríamos justificable una guerra por defender los valores democráticos y occidentales. Sin embargo, estoy muy en desacuerdo con los argumentos que plantean muchos científicos sociales de que las creencias son, en realidad, una tapadera para motivos y que hay que investigar los problemas sociales, económicos y políticos subyacentes en las guerras. Para mí eso es un error. Si analizamos históricamente cómo han funcionado las creencias, sean fe o ideología, vemos que son factores clave como desencadenantes de la guerra. En el Imperio Romano, se esperaba que las élites fueran a la guerra, en cierto sentido, para honrar a los dioses. En la Edad Media, el ejemplo perfecto son las Cruzadas, sobre las que se suele decir que trataban de poder, recursos, territorio… Pero yo pienso que la fe fue una dea fundamental, de lo contrario, la gente no se arriesgaría a ser asesinada ni a matar a otros en la otra punta del mundo. Y eso es cierto hoy en día con respecto a la yihad. Mucha gente dice que la yihad se debe a que hay muchos musulmanes muy pobres que están insatisfechos con Occidente, etc. Pero para mí la clave es su fe rígida, que debemos tomarnos en serio, pues de lo contrario no entenderemos bien por qué ocurre esta violencia. De hecho, si observamos la guerra entre Israel y Gaza, también aquí la sociedad está fuertemente influenciada por la creencia religiosa.. En este sentido, el lenguaje con tintes bélicos está cada vez más presente en la política y la sociedad. ¿Cuál es la irresponsabilidad de permitir o fomentar esto?. Absoluta. Aunque a veces lo olvidamos, las palabras son muy poderosas y simplemente mencionar la posibilidad de una guerra, hablar de ella como algo que podría ocurrir es hacer un uso indebido y peligroso del lenguaje. Deberíamos hablar de paz y de buscar maneras de colaborar, pero en Occidente y las potencias asiáticas -de Rusia a China, pasando por Irán-, hablar de guerra se ha puesto cada vez más de moda en los últimos cinco o diez años. Y es una evolución peligrosa, como nos demuestra la historia. Si viajamos a principios del siglo XX, a los antecedentes de la Primera Guerra Mundial, vemos que ese conflicto fue en realidad, durante mucho tiempo, una peligrosa guerra de palabras entre diferentes imperios europeos cuya violencia fue aumentando. Pero en un momento dado, la guerra de palabras se convirtió en una guerra real. Esperemos que no ocurra lo mismo mañana.. Otro aspecto que aborda es la violencia inherente al ejercicio del poder. ¿Qué es el poder y por qué requiere en muchos casos, como sostiene, del uso de la guerra?. Aunque desde hace unas décadas exista mucha controversia sobre el llamado poder blando, ese que ejerce la influencia cultural y una coacción militar relativa, a lo largo de la historia el poder ha sido claramente un factor que impulsa la guerra. Pero, a menudo, el concepto puede ser bastante engañoso, pues en este caso, sí es poder para algo: para obtener y controlar más territorio, para adquirir más recursos, para aumentar la influencia política… Así que el concepto «poder», en cierto sentido, es una descripción bastante imprecisa de todos estos diferentes motivos que las personas podrían tener. Hablando de guerra, en el libro destaco un aspecto particularmente importante del poder al que yo llamo poder arrogante: aquel que ejerce un líder que cree que la guerra es la forma de asegurar y mantener su mando y, entonces, se deja llevar por el gusanillo e la violencia incluso cuando no es necesaria. Los ejemplos que uso abarcan toda la historia, desde Alejandro Magno hasta Napoleón y Hitler, en cuyas biografías hay muchos momentos en los que habría sido mucho más racional detenerse. Pero ellos no se detuvieron, porque les impulsaba la idea de que, de alguna manera, la guerra era la clave de su poder e incluso de su Estado. Ese es, creo, un mecanismo psicológico extremadamente peligroso, porque cuando un líder cree que la guerra es la solución, no el problema, se corre el riesgo de llegar al desastre. No estoy seguro de que eso ocurra en el siglo XXI. Algunos dicen que Putin es así, pero creo que tenemos que esperar para añadirlo a un club tan selecto.. «Las palabras son muy poderosas y simplemente mencionar la posibilidad de una guerra, hablar de ella como algo que podría ocurrir, es hacer un uso peligroso del lenguaje». Soldados se refugian tras un blindado para protegerse del viento en el desierto cerca de Karbala (Irak), durante la Segunda Guerra del Golfo.JOHN MOORE. Antes habalaba de Gaza y ahora de Putin… En los últimos tres años hemos visto aparecer nuevos conflictos, como los de Ucrania y la Franja, ¿supone este regreso de la guerra a nuestra cotidianeidad un hecho reseñable o simplemente es la lógica del devenir histórico?. Diría que lo segundo, claro. Y, además, creo que nuestra sorpresa se debe a esa idea falaz de los años 90 y 2000 en los que pensamos que estábamos entrando en una nueva era. Cualquier hisoriador podría haberle dicho que ese mito del siglo XX no iba a ser cierto. Y, lamentablemente, así fue y así es, porque no se trata solo de Putin y Gaza, sino de una larga guerra en Sudán, de un cruento conflicto en Myanmar y del baño de sangre que fue la guerra en Siria. El siglo XXI se ha caracterizado por su violencia, y eso sugiere, en definitiva, que no hemos superado la guerra. La inmensa mayoría de la gente preferiría que no fuera así, preferiríamos vivir en un mundo de paz, pero la historia demuestra que en momentos de crisis, amenaza, miedo e inseguridad habrá presiones, de un tipo u otro, a las que todas las sociedades responden siempre con violencia, ante las que los líderes recurrirán a la guerra en lugar de a la colaboración.. Justamente, el último punto que aborda es la seguridad. En Europa impera desde hace décadas una visión mayoritariamente antibelicista, pero ¿es algo reversible? ¿En unos años podríamos volver a ser un continente más militarista, haciendo bueno el dicho latino: Si vis pacem para bellum (Si quieres la paz, prepárate para la guerra)?. Es exactamente eso. Eso es lo que han hecho los estados desde hace 5.000 años. Siempre han estado preocupados por la seguridad, en particular, y lo destaco en mi libro, se preocupan especialmente por la frontera. La frontera es el punto de conflicto entre la mayoría de las sociedades. De hecho, es donde se han librado casi siempre las guerras. Te sientes inseguro porque no te fías de los motivos ni de la actitud de tus vecinos Y te ibas a la guerra y los masacrabas porque te sentías inseguro. Desde siempre, la gente intentó encontrar medios de seguridad y el Imperio Romano es uno de los ejemplos: cuanta más seguridad desearon, más insegura se volvió su frontera, porque más gente intentó penetrar en ella y rebelarse ante su dominio. Así que resulta curiosa esta paradoja: cuanto más seguro se desea estar, más probable es que se creen condiciones que también generen inseguridad.. Y eso sigue ocurriendo hoy, como comenta en relación con Rusia…. Sí, el caso de Putin es un buen ejemplo. Putin lleva décadas haciendo la guerra, contra Chechenia y Georgia, luego en Crimea y ahora en el este de Ucrania porque le preocupaba la frontera occidental, la amenaza de Occidente. Quería una frontera segura y que todos los rusos vivieran dentro del Estado ruso. Y eso lo llevó finalmente a declarar la guerra. Pero lo que ha hecho, sin embargo, es crear una situación de enorme inseguridad, no solo para él, sino también para el mundo en general. Así que creo que hay una verdadera paradoja.. «La historia nos demuestra que en momentos de crisis, amenaza y miedo, las sociedades responden siempre con violencia». Y esta situación también fomenta un rearme global, como vemos en Europa, ¿verdad?. Es el caso, sí. Todos los Estados modernos tienen fuerzas armadas que garantizan la seguridad del estado. Su función no ha cambiado en miles de años, lo que ha cambiado es la escala, el grado de daño infligido. Es inevitable que en un clima como el actual la gente se prepare. Ahora Europa se está armando de nuevo. Estados Unidos ha estado en constante preparación militar, continua, desde la Segunda Guerra Mundial. Espero que de alguna manera eso ayude a mantener la paz, aunque podría ocurrir lo contrario, porque como demuestra la historia la psicosis por la seguridad es una causa muy probable de guerra. Claro que hay que decir que los seres humanos no hacen la guerra constantemente. Son capaces de ser sociables, de colaborar, incluso entre antiguos enemigos.. Por otro lado, vemos que tanta imagen bélica como recibimos actualmente, incluso en nuestros teléfonos, ha desvirtuado el impacto de lo que muestran. ¿Cómo evitar la insensibilización por la sobreexposición a esas imágenes cruentas?. Bueno, no lo sé. Es una pregunta difícil, la verdad. O sea, hace 40 años no era un problema. Hace 40 años solo había unos pocos canales de televisión. Y muchas de las noticias estaban censuradas para que no se viera la sangre, los cadáveres, etc. Y fue hace 40 años. Ahora está en todas partes. Puedes encender cualquier aparato y ver las pruebas. Creo que es imposible detenerlo. Es decir, uno esperaría que la exposición a este tipo de imágenes fomentara cada vez más el pacifismo popular: «Evitemos esto. No queremos esto». Por otro lado, creo que la gente tiene una especie de fascinación morbosa por la violencia. Como cuando hay un incendio en la calle, todos salen a verlo. Creo que con las imágenes de guerra tienen el mismo problema. La gente siente repulsión y fascinación por las imágenes, etc. Cómo detenerlo, controlarlo, limitarlo… no tengo la respuesta y supongo que nadie la tiene.. «El siglo XXI ha demostrado que erradicar la guerra no es más que una desdichada utopía. En el futuro nos aguarda lo mismo que hace miles de años: personas matando a personas». Su conclusión no es muy halagüeña. Como dice, la guerra no sólo tiene pasado, sino también mucho futuro. ¿Es realmente imposible erradicarla?. ¿Cómo la erradicamos? Esa es exactamente la pregunta que Einstein le planteó a Freud en 1932, porque él asumió que debía haber una manera. Yo no estoy tan seguro… Hemos vivido en los últimos cien años con una fuerte resistencia a la guerra, un deseo de erradicarla o, al menos, de limitarla. Pero ha tenido, lamentablemente, un efecto notablemente escaso durante el siglo XXI. Así que supongo que mi pronóstico es que veremos más guerras. No creo que asistamos a una guerra global entre grandes potencias, pero, lamentablemente, la guerra no desaparecerá.. Y entonces, ¿cómo se transformará en los próximos años, siendo sus detonantes siempre los mismos que usted explica?. Justamente… Lo que la motiva es siempre lo mismo, por eso lo de que la guerra está cambiando… A menudo me preguntan sobre la guerra con drones, la guerra electrónica, el nuevo campo de batalla, etc, pero creo que eso es algo bastante engañoso. Porque, por ejemplo, si observamos lo que ocurre en Ucrania, Rusia está usando mayoritariamente tácticas de combate y armas de guerra anticuadas: artillería, infantería, ametralladoras, minas… Y los ucranianos están lo mismo. Están librando una guerra similar a lo que fue el final de la Segunda Guerra Mundial. Y todos los drones y la ciberguerra no cambian nada, porque quieren ocupar un territorio y para eso se necesita infantería y tanques. Se entra y se ocupa, como han hecho los israelíes en Gaza. Así que creo que no deberíamos apresurarnos a decir que existe una forma de guerra completamente nueva en el siglo XXI. En estos momentos estamos viviendo dos guerras que todavía se libran en lo que yo consideraría términos convencionales. Y pienso que lo que nos aguarda el futuro, al menos el inmediato, es más de lo mismo, personas masacrando a personas justo igual que hace 20.000 o 1.000 años.
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