El analista político estadounidense publica ‘Tierra baldía’, un ensayo trufado de referencias filosóficas y literarias en el que a través de una lúcida mirada al siglo XX aborda los grandes retos de un mundo en crisis permanente. «Mi mayor temor es la pérdida de poder del individuo, algo que está logrando la tecnológica democracia de masas actual» Leer
El analista político estadounidense publica ‘Tierra baldía’, un ensayo trufado de referencias filosóficas y literarias en el que a través de una lúcida mirada al siglo XX aborda los grandes retos de un mundo en crisis permanente. «Mi mayor temor es la pérdida de poder del individuo, algo que está logrando la tecnológica democracia de masas actual» Leer
Por mucho que suene a tópico, las lecciones del pasado suelen encerrar advertencias útiles y descifrables, sólo basta con prestar atención a las señales. Así opina el controvertido periodista, analista político y ensayista Robert D. Kaplan (Nueva York, 1952) al comparar la situación global actual con la República de Weimar, el efímero y endeble Estado que precedió al Tercer Reich, convertido desde hace décadas en parábola de una sociedad que no es consciente de su propia necesidad de orden y poder estatal y, por lo tanto, está condenada a ser castigada por el poder estatal en su forma más vengativa y cruel.. La comparación de el actual Estados Unidos con Weimar es constante desde la segunda victoria de Donald Trump, pero en su nuevo ensayo, Tierra baldía (RBA) -en el que el título del poema de T. S. Eliot es también metáfora y una más de las muchas referencias literarias- el pensador estadounidense, quien afirmaba hace no muchos años que «si Donald Trump es reelegido, el orden mundial liberal puede estar en serio peligro», escribe: «los juerguistas de Weimar, enamorados de la anarquía y las fiestas del fin del mundo, no tenían idea de lo que les aguardaba. Cuanto más abyecto es el desorden, a menudo más extrema es la tiranía que sigue».. «Los años que fueron de 1919 a 1933 supusieron una época de crisis permanente en Alemania. Weimar era lo opuesto a un Estado autoritario, era un Estado caótico, y así es nuestro mundo de hoy, una especie de Weimar global», sostiene desde el despacho de su casa de Nueva York, en conversación telemática con La Lectura, el redactor del Atlantic Monthly y colaborador asiduo de The Washington Post, The New York Times y The Wall Street Journal, entre otros medios. «Y es global porque, como sostengo en el libro, la tecnología ha reducido la geografía para que estemos más cerca que nunca. No tenemos un gobierno mundial, pero sí tenemos un sistema de interrelaciones políticoeconómicas glocal en el que los acontecimientos que ocurren en Asia, Oriente Próximo, Europa o América del Sur y del Norte se afectan entre sí como nunca antes», apunta explicando una de las claves del libro.. Traducción de María Dolores Crispín. RBA. 304 páginas. 20,90 € Ebook: 9,99 €. Puedes comprarlo aquí.. La tesis de Kaplan, uno de los pensadores más influyentes de EEUU -y, para algunos, más pesimistas, o más belicistas, que opiniones hay para todos los gustos- desde hace un cuarto de siglo, se basa en que estamos entrando en una nueva era de inestabilidad global. El mundo se enfrenta a una era de guerras, cambio climático, rivalidad entre grandes potencias por los recursos y avances tecnológicos sin precedentes que pueden socavar el individualismo que considera clave del éxito de las democracias occidentales. «No hay que tomarse la comparación al pie de la letra, claro», matiza con una sonrisa. «La República de Weimar terminó llevando a Hitler, pero nuestro mundo de hoy será diferente, no terminará con un líder totalitario. El mundo es todavía demasiado grande y variado para que eso suceda. Sin embargo, el ejemplo me sirve para criticar ciertas tendencias preocupantes».. La primera de ellas, polémica en el mundo actual de política biempensante y un punto ingenua, es la idea de que el orden que Occidente lleva disfrutando desde el fin de la Segunda Guerra Mundial es algo infinito e inamovible. Por el contrario Kaplan opina, citando las reflexiones de todo un Winston Churchill, que a la hora de gobernar un Estado o una sociedad, el orden debe primar sobre la libertad. «Entiendo que sea algo que no guste oír, pero lo que nos demuestra la historia es que sin orden no hay libertad para nadie», sostiene tajante. «Esto fue algo en lo que los fundadores de Estados Unidos pensaron profundamente. Todo Estado necesita un orden político, pues lo opuesto al orden es la anarquía, el caos. Por eso, incide, el orden viene antes que la libertad. «Sin una apariencia de orden, la gente no puede seguir con su vida diaria ni hacer nada, pues siempre corren el riesgo de sufrir un ataque, sea físico o un colapso del sistema social. Parece algo obvio, pero creo que en Occidente se da por sentado el orden, y no debería ser así, porque no siempre estuvo ahí, y en muchas partes del mundo todavía no existe nada parecido», valora.. Pero como viene haciendo desde hace años en ensayos clarividentes y audaces como su fundamental La venganza de la geografía, El retorno del mundo de Marco Polo y Adriático: Claves geopolíticas del pasado y el futuro de Europa, Kaplan no ciñe sus análisis a meros planteamientos teóricos. En Tierra baldía el pensador dedica extensas páginas a glosar el diferente pero innegable declive que afecta a las tres grandes potencias globales actuales, Estados Unidos, China y Rusia. «Los tres países están sufriendo importantes cambios, pero todos son de distinta magnitud y están supeditados, como es lógico en un mundo global, a la situación que viven los otros competidores», explica.. «Sin orden no puede haber libertad. La forma en que la democracia es más exitosa es no teniendo demasiada». Así, detalla: «Estados Unidos tiene una ventaja comparativa, pues su decadencia está siendo más lenta que la de los otros dos. El declive de mi país se produce desde el ámbito democrático, porque el centro político ha desaparecido. Ya no hay un Partido Demócrata de centro o centro izquierda y un Partido Republicano de centro derecha, ahora hay un Partido Demócrata de extrema izquierda progresista y un Partido Republicano de extrema derecha populista», opina categórico.. Esta inexistencia de un centro político, que relaciona con el auge de la tecnología, provoca, como razona el analista, «que no haya superposición de ideales o planes políticos y eso significa que cada elección es un salto mortal, una batalla de consecuencias existenciales mediante la cual se puede obtener la tiranía de la mayoría, donde el 52% tiraniza al otro 48%», lamenta. Sin embargo, peores pronósticos augura para China, país del que, asegura: «cientos de miles de millones de dólares están huyendo del país tras varias décadas de crecimiento sorprendente en todos los ámbitos. Esto se debe, a su juicio, a que «China ya no es un sistema autoritario, colegiado, moderado y reacio al riesgo, es en gran medida una autocracia leninista totalitaria, especialmente por culpa de su líder Xi Jinping».. Pero antes de volver al gigante asiático, a cuya ambición de crear una gigantesca alianza económica en Eurasia bajo el control de Pekín ya dedicó el citado El regreso del mundo de Marco Polo, Kaplan se detiene en Rusia, el país que sufre «la caída más dramática». Según afirma el pensador, «desde que comenzó la guerra de Ucrania hace tres años, Rusia está perdiendo su capacidad de influir en los acontecimientos y decisiones de lo que ocurre en el Cáucaso, Asia Central, Siberia y el Lejano Oriente, tradicionales áreas de influencia y control del Imperio ruso y de la URSS. Su poder se está desmoronando silenciosamente debido a las presiones financieras, de la propia población y a la desastrosa toma de decisiones de la guerra en Ucrania», resume con dureza.. El periodista y analista político estadounidense Robert D. Kaplan.Sally Montana. Precisamente el conflicto ucraniano está de actualidad, pues parece que Estados Unidos puede dejar de apoyar al país europeo. ¿Qué significaría para Europa y el mundo la caída de Ucrania o, por el contrario, una derrota rusa?. Estados Unidos ha liderado el orden de posguerra durante 80 años y ese orden trajo relativa paz y mucha prosperidad a Occidente. Puede que la OTAN no sea perfecta y que los aliados estadounidenses no sean perfectos, pero es un sistema contrastado y solvente de equilibrio y seguridad. Si Ucrania perdiera, o más bien si Estados Unidos le diera la victoria a Rusia, como amenaza, en mi opinión de farol, el presidente Trump, esto pondría en grave peligro a la Alianza Occidental y dejaría grandes partes de Europa susceptibles a la agresión rusa. Es decir, sería el fin de Europa tal como la conocemos, pues Europa tendría que reinventarse con presupuestos de Defensa mucho más elevados y no estoy seguro de que los países europeos puedan hacer eso. Sería una situación desastrosa.. En este sentido, las amenazas de Trump son vistas por muchos en Europa como una oportunidad para impulsar en el continente y en la Unión Europea el aumento de gastos en Defensa y la unificación de muchas áreas como Política Exterior. ¿Cree que es ese el escenario futuro?. Soy muy escéptico con ese tema, pues no se trata sólo de aumentar los presupuestos de Defensa. Es una cuestión de coordinación de políticas hasta los niveles más bajos, en todas partes, desde Portugal hasta los Estados del Báltico, de Grecia a Dinamarca. Simplemente no estoy seguro de que eso sea posible porque Europa es… La razón por la que Europa está dividida es porque cada país es diferente al otro, tiene diferentes culturas, diferentes idiomas… Lo que ha mantenido al continente unido es el liderazgo estadounidense, tanto hablando de la OTAN como de la propia UE. Si Estados Unidos decide no liderar más a Europa, no hay nadie más que pueda hacerlo. No serán Alemania o Francia, digan lo que digan sus líderes, pues los intereses son muy distintos. Si el liderazgo de EEUU desaparece, Europa sucumbirá como proyecto político unitario, porque será incapaz de coordinarse.. Una opinión radical que Kaplan argumenta con creces. «No es algo que diga por decir. Tomemos, por ejemplo, el caso de España. ¿Cuáles son sus problemas de seguridad? Los principales la migración y la refugiados del África subsahariana o de Oriente Próximo, de donde sea. Son problemas de seguridad diferentes a los de Polonia, los cuales se centran casi exclusivamente en la amenaza rusa», razona el pensador. «¿Qué une a España con Polonia? El paraguas del liderazgo estadounidense y una idea de geopolítica mucho más amplia que la de los meros Estados», sentencia. Una visión global que, como aseguraba, no considera que ni siquiera los grandes países de la UE como Francia o Alemania puedan sostener por sí solos.. «Una de las próximas sorpresas de la geopolítica puede ser el colapso interno del régimen de Irán». «Las recientes elecciones de Alemania son una lección importante. Han demostrado, por mucho que digan en mi país [alude evitando nombrar a Trump o Elon Musk] la mayoría de los votantes están en el centro. Pero el centro no puede gobernar. Una gran coalición entre los democristianos y los socialdemócratas lograría muy poco porque los partidos no están de acuerdo en muchas cosas. Los problemas continuarían y aumentarían. Y mientras tanto, la extrema derecha y quizás la extrema izquierda ganarían popularidad. Alemania está atrapada por sus propios problemas, y así es complicado liderar nada», lamenta.. Pero la visión geopolítica de Kaplan no se agota en guerras y elecciones, sino que abarca todos los elementos que la determinan en el siglo XXI. Uno clave a nivel global, pero especialmente para nuestro continente, es la migración. Por eso, Tierra baldía dedica interesante reflexiones a África, el gran continente olvidado y, en especial, a cómo será su relación con Europa. «No es un secreto que mientras las tasas de crecimiento de la población mundial están disminuyendo, en muchas zonas de África se mantienen o aumentan».. Y muchos de estas personas, asegura el analista, «sean ciudadanos de Estados débiles, fallidos o incluso una nueva clase media de Estados más fuertes, quiere emigrar a Europa, que se va a parecer cada vez más a África según avance el siglo XXI», profetiza. «Por mucho que se haga y muchas barreras que se creen, refugiados e inmigrantes encuentran siempre la manera de entrar a los países, una situación que será especialmente grave en España, Grecia e Italia, pero que también puede ser una oportunidad».. Volviendo al escenario global, desde hace años viene diciendo que Oriente Próximo siempre será una zona inestable. ¿Cómo repercutirá en el futuro cercano la guerra de Gaza?. La terrible situación de Gaza podría actuar como una espoleta para cambios mayores. En mi opinión, una de las grandes sorpresas que se avecinan en la geopolítica de los próximos años podría ser el colapso del régimen de Irán. No por ninguna invasión, sino simplemente por disturbios internos: la economía es un desastre, son un gran productor de petróleo y gas, pero tienen escasez de combustible en el país y la gente en Irán está enojada y odia al régimen, que lleva décadas desperdiciando dinero apoyando a Hezbolá y a Hamás. 85 millones de iraníes están esperando ingresar a la economía global y lo único que lo impide es el régimen actual, que lleva 45 años en el poder y cada vez es más represivo y decadente.. En el libro compara la posible implosión de Irán con la de China, centrándose en la política autocrática de Xi Jinping, con quien es muy crítico. ¿Qué ha cambiado en la China actual?. Xi Jinping es un autócrata leninista. Como resultado de su tiranía cada vez más chinos están descontentos y cada vez más gente esconde su esconde dinero en el extranjero. Pero además, su objetivo declarado de conquistar Taiwán es temerario y podría llevar a una guerra letal que significaría la última fase del comunismo en China.. ¿Es real la posibilidad de una invasión de Taiwán, lo que supondría enfrentarse a EEUU? ¿Qué implicaría un conflicto entre las dos mayores economías del mundo, tan interconectadas entre sí?. La posibilidad existe, desde luego. Y más allá del plano militar, tendría efectos dramáticos. Recientemente, los mercados financieros globales han sorteado con gran éxito las guerras de Gaza y Ucrania, pero si hubiera una guerra entre Estados Unidos y China, por Taiwán o por el control del Mar de la China Meridional, esto tendría un efecto devastador en los mercados mundiales, en los ahorros privados y en las cuentas de jubilación de la gente en todo Occidente. Desencadenaría, en esta economía global en la que vivimos, un efecto dominó que conduciría a una crisis económica sin precedentes.. Ciertamente, Tierra baldía es un catálogo algo fatalista de las desgracias que pueden suceder en las décadas venideras, sea esta guerra en el Pacífico, más agitación en Oriente Próximo, un replanteamiento que dejará Europa irreconocible o el aumento de los innumerables disturbios de África. Sin embargo, es también una llamada de atención al papel de un Occidente en decadencia ante todos estos escenarios. En la última parte del libro, Kaplan se dedica a repensar, acudiendo a pensadores como Oswald Spengler, John Stuart Mill, Timothy Snyder o Isaiah Berlin, entre otros, en el futuro de nuestras maltrechas democracias y en como podemos alejar los fantasmas del caos y el populismo.. «Una guerra entre Estados Unidos y China tendría un efecto devastador en los mercados mundiales». «El problema de la democracia es que, a pesar de todas sus virtudes, necesita ser limitada», resume, de nuevo de forma controvertida. «Los padres fundadores de Estados Unidos querían una República, no una democracia. Lo que querían decir es que querían que la gente pudiera votar cada cuatro años, pero entretanto, las élites gobernarían. Incluso las democracias requieren una élite burocrática para funcionar y esto a menudo se olvida. Yo diría que la forma en que la democracia es más exitosa es justamente no teniendo demasiada democracia», ironiza.. ¿Su receta? Una alabanza más o menos atemperada del liberalismo histórico y sus valores, a su juicio el único faro que puede guiarnos de este futuro de inestabilidad global que parece irrefrenable. «La ideología que promueve el liberalismo histórico es aquella que se ocupa de empoderar al individuo. Mi mayor temor, como se explica en este libro, es que el individuo pierda poder, algo que ya está sucediendo ante nuestros ojos. En un futuro próximo, si no lo está ya, el individuo será superado por la multitud, por la turba, por el pensamiento grupal», vaticina con desagrado Kaplan.. «No hace falta fijarse mucho para ver que en esta época de tecnología masiva e híper veloz el pensamiento grupal es la norma, y eso debilita al individuo, su libertad y su capacidad crítica. El individualismo crítico y responsable, no esta versión infantil y nihilista que propugnan las redes sociales y otros medios actuales, es el gran legado que Occidente ha legado al mundo. Y es nuestro deber luchar en cualquier ámbito por el respeto, el poder y la supervivencia de la mente individual, para que no sea superada por las masas, pues los resultados de esta alienación son los que nos han llevado a la situación actual», concluye.
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