Gonzo se dedica a esto de la tele por culpa de un señor al que su familia llama el tío Guayo y, a veces, el tío Chechu. En realidad, es la persona que se esconde detrás de un personaje: El Gran Wyoming. Ese respeto y cariño, esa adoración que nunca se marcha entre el aprendiz y el maestro, aunque el primero hace tiempo que dejó de ser aprendiz, es lo que explica que Gonzo decidiese que el primer programa de la nueva temporada de Salvados tuviera como protagonista a El Gran Wyoming. Perdón, al tío Guayo.. Seguir leyendo
Estreno temporada Salvados y Gonzo se sentó con el tío Guayo, que no es otro que Chechu. Detrás de él está El Gran Wyoming. Dice que es un personaje que le ha dado todo, pero que «no haría nada como lo hace El Gran Wyoming». ¿Quién es entonces Chechu?
Gonzo se dedica a esto de la tele por culpa de un señor al que su familia llama el tío Guayo y, a veces, el tío Chechu. En realidad, es la persona que se esconde detrás de un personaje: El Gran Wyoming. Ese respeto y cariño, esa adoración que nunca se marcha entre el aprendiz y el maestro, aunque el primero hace tiempo que dejó de ser aprendiz, es lo que explica que Gonzo decidiese que el primer programa de la nueva temporada de Salvados tuviera como protagonista a El Gran Wyoming. Perdón, al tío Guayo.. Fue un Salvados que evidenció lo que supone entrevistar a quien admiras, pero, por encima, el volver a la casa que te vio crecer. Gonzo trabajó muchos años en El Intermedio y allí aprendió del que para él es uno de los más grandes. Lo curioso es que no aprendió de El Gran Wyoming -nombre que le pusieron porque entró en una tuna y él solo se sabía canciones en inglés-, sino que aprendió de Chechu, de José Miguel Monzón, el nombre real, la persona real que se esconde tras El Gran Wyoming. «Yo tengo un personaje que es El Gran Wyoming (…) Yo no haría nada como lo hace El Gran Wyoming. Lo he usado, pero yo no soy él (…) No me he cansado nunca porque me ha dado de comer». Por si acaso no queda claro.. Hablar de El Gran Wyoming es hablar de El Intermedio, el programa de laSexta que lleva 20 años en el access prime time, y que para Chechu es «la puta aldea de Astérix en la programación». Para que lo entiendas, según El Gran Wyoming, El Intermedio es el refugio de la gente de mi onda, la gente cabal y decente» que «está en un desconsuelo absoluto».. «No tengo absolutamente nada de periodista», confesó a Gonzo sin despeinarse. «Yo no vivo esto de forma distante como los periodistas que yo conozco. Tengo sentimiento real de las cosas, una ideología, soy completamente impermeable a la estupidez, al fascismo y todo eso», añadió. Y es por ello por lo que después de 20 años sentándose en el prime time, que para él es «una hora perdiendo una hora» porque «no hay contenido» -no lo dice por su programa-, sufre, lo que le ha llevado a ser «más cascarrabias».. No mintió anoche cuando le dijo a Gonzo que Checho, que el tío Guayo tiene ideología, nunca la ha ocultado, tampoco cuando se pone el traje de El Gran Wyoming. Tal vez esa sea la razón por la que anoche su Salvados habló de política, pero lo justo y necesario, pues lo que seguramente quería Gonzo es que se conociera a Guayo. Conocer a Guayo es saber que cuando le preguntan contestan y le da igual ocho que ochenta. Conocer a Guayo es preguntarle por aquellos que aseguran que se vivía mejor con Franco y Chechu decirlo alto y claro: «Con Franco se vivía de puta mierda. Era un mundo de mierda».. Descubrir al tío Guayo es jugársela a lo grande y meter en su respuesta a Federico Jiménez Losantos y a Carlos Herrera, para explicar lo que supone trabajar en una cadena privada y los límites que él tiene cuando se transforma en El Gran Wyoming: «Si miento deliberadamente un día en toda mi carrera, al día siguiente ya no voy a trabajar y no vuelvo nunca (…) Si hago un editorial como los Jiménez Losantos o Carlos Herrera o esos que hacen en las mañanas me echan. Y esto lo hacen tíos todos los días». Fue ésta la frase con la que se hizo una de las promos del Salvados de anoche y se había liado…. Descubrir a Chechu es por la realidad actual y que en su respuesta la palabra «distopía» y el nombre de Donald Trump aparezcan unidas, pero sobre todo que todo el mundo lo entienda: «La realidad que estamos viviendo la gente todavía no se ha enterado. Esto es una puta distopía. Tú haces hace 10 años una película donde el presidente de Estados Unidos es un gilipollas como este y no te lo compra nadie, porque es impensable».. «Un tío que dice: ‘Las mujeres no hay ningún problema, las coges del coño y te las llevas donde quieras con un billete en la mano’. ¿Ese tío puede llegar a ser presidente de una nación? Habría que tener unos requisitos elementales, para empezar no ser un gilipollas, y lo segundo una educación elemental», continuó. Wyoming lo tiene claro, «es un mensaje peligrosísimo para la sociedad».. Él mismo lo ha vivido en sus propias carnes: «Yo lo he notado muchísimo en unos años: de quela gente te mire raro a que te llamen hijo de putao que te insulten. Esto es nuevo».. Salieron del camerino de El Gran Wyoming y del plató de El Intermedio y se fueron a Aurorah a tomar una cerveza. Aurorah es el nombre del lugar en el que a El Gran Wyoming le llegó la oportunidad. Tocaba allí con el Reverendo y por allí pasaban miles de personas, una de ellas, un directivo de televisión que le dio su primera oportunidad. Sigue sin entender muy bien porqué, aunque sabe que el éxito le ha llegado «estamos capitalizando un éxito que no nos corresponde». «Si hay en Madrid un solo bar con tequila, lo va a petar». El Intermedio es el bar, El Gran Wyoming el bartman.. Y habló de esos principios, de aque El peor programa de la semana donde había «hasta una Asociación Nacional de Hijos de Puta», que le sirvió para decir un humor que hoy sería imposible de hacer en televisión. Un programa, que como ocurrió con Caiga quien Caiga, acabó siendo cancelado por el Gobierno de Felipe González (se emitía en La 2) porque El Gran Wyoming se negó a mentir a los espectadores al decir que uno de sus invitados -un escritor que se había cachondeado de la Monarquía española- no iba porque se encontraba mal, cuando en realidad era porque le habían vetado.. «Al día siguiente no me funcionaba la tarjeta para entrar en Prado del Rey. A mí eso me provocó un daño inmenso. Yo decía que era un programa que nos habían censurado y me hicieron la vida imposible. De boicot», contó. Hasta tal punto que su primer trabajo después fue una película con Ángela Molina y durante una entrevista que les hicieron para La 2, a él le eliminaron directamente.. Después llegó CQC en Telecinco. El mítico programa que alcanzó el éxito cuando el rey Juan Carlos se puso sus famosas gafas y al que también cerraron porque «Aznar decía que nos reíamos de su mujer»: «Quitaron cualquier programa político que hubiera en la parrilla. Todo el mundo a tomar por culo (…) Hay una cosa que no consiente. Y es que te rías de ellos. Si dices ‘es un facha, un corrupto’, lo saben. Si te ríes de ellos se les cae la careta». Tiempo después, en 2005, Telecinco recuperó CQC. Se lo volvieron a ofrecer a El Gran Wyoming. Les dijo que se peinaran. Si no iba el equipo completo del original, él no iba a estar ahí. No lo dudó ni un instante.. Quienes le conocen aseguran que es un nostálgico, pero él lo desmiente: «No soy nostálgico es que vengo de un mundo mejor. Todo lo que pasaba era tan brutal y cojonudo, es que era la absoluta libertad. Eso sí lo echo de menos». ¿Y el futuro?, le preguntó a continuación Gonzo: «Fundamentalmente es que yo pensaba que todo lo que se conquistaba no se olvidaba. Me da miedo está sensación de ovejas entrando en el matadero por voluntad». Le da miedo el avance de la extrema derecha especialmente entre los jóvenes y tiene muy claro que «si gana la extrema derecha, yo lo voy a pasar muy mal, voy a ser un cercenado porque en cuanto lleguen se acabó la libertad».. Le pidió Gonzo un abrazo para terminar el programa, pues a Chechu le cuesta darlos. No lo oculta y asume que es por la ausencia de su madre durante su infancia, la cual estuvo ingresada en varios psiquiátricos por una enfermedad mental. No hubo abrazo porque Gonzo no quiso que se lo diera porque no le hacía falta. A cambio le pidió que aguantase solo lo máximo posible sin hablar. Imposible. Ahí se quedó solo, sentado en el bar, pidiendo otra cerveza y hablando sobre Groucho Marx para el que quisiera oírle: «Cuando no puedes dejar de hablar eres el tío más coñazo de la historia de la humanidad que es lo que me llevo a mí a ser gracioso».
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