El cantaor alquila la vivienda de Granada en la que Lorca vivió hasta los 17 años para crear un centro cultural dedicado al poeta Leer
El cantaor alquila la vivienda de Granada en la que Lorca vivió hasta los 17 años para crear un centro cultural dedicado al poeta Leer
En Granada, en 1914, Federico García Lorca acoge en su regazo a su hermana Isabel, mientras le enseña a leer la melodía de un pentagrama. El instante se hizo eterno a través de una fotografía que perduraría años más tarde en el imaginario colectivo lorquiano. En aquel tiempo, Federico tenía 16 años y vivía su juventud en el hogar familiar situado en pleno centro de Granada, un espacio olvidado durante más de un siglo que volverá a la vida como el Centro Cultural Federico en Granada.. La iniciativa, liderada por Miguel Poveda, divulgará los inicios del genio y honrará su memoria en su tierra natal. Todo surgió durante un paseo por las calles de Granada. El bailaor Agustín Barajas y Sergio Ávila le regalaron al cantaor barcelonés una visita guiada, en la que descubrió que la ciudad parece haber olvidado fragmentos de la historia del poeta universal, al escaparse del reconocimiento público rincones y detalles del mapa urbano que siguen manteniendo una fuerte vinculación con su biografía. «Fue desolador comprobar que lugares tan relevantes en la vida y la obra de Federico no tuvieran placas que señalizaran su historia en la ciudad», asegura Poveda, consciente de que gran parte del genio lorquiano y su obra se fraguaron en estos enclaves.. En el transcurso de la ruta, Miguel Poveda iba anotando cada lugar histórico, contextualizado en el momento vital del poeta. Al llegar a la granadina Acera del Darro (anterior número 66), la suerte y la inspiración confluyeron en una oportunidad de oro: uno de los hogares de la familia García Lorca estaba en alquiler. El edificio actual dista mucho de la vivienda de tres plantas que habitaron Federico y sus padres y hermanos entre 1909 y 1916. Enclavado en pleno centro histórico, pese a ser hogar del genio durante siete años de su juventud, no ofrecía vestigio alguno de su pasado, olvidado por las autoridades. «Sentí la necesidad y el compromiso de que ese lugar fuera destinado a recuperar parte de la memoria artística y personal del poeta», asevera el artista, que alquiló la casa para abrirla a los visitantes como centro cultural.. Las columnas, adosadas al vestíbulo del nuevo centro, sellan un espacio que, en una vida pasada, era un patio andaluz. Junto a ellas hay un pilar, eje central de la casa, que se mantiene intacto. Allí el joven Federico empezaría a escribir sus primeros poemas con tan solo 17 años, edad en la que la casa dejaría de ser su hogar.. La propia lírica lorquiana sirve de testigo de un rincón que vuelve a latir al son del agua de los surtidores: «Aquellos ojos míos en el cuello de la jaca, en el seno traspasado de Santa Rosa dormida, en los tejados del amor, con gemidos y frescas manos, en un jardín donde los gatos se comían a las ranas», escribió Lorca en Poeta en Nueva York. La composición, en clave nostálgica, recordaría una de las vivencias de Federico en aquel lugar, justamente donde ahora se sitúa una figura felina en recuerdo de estos versos. Detalles y gestos como este intentarán sumergir a los visitantes en el universo de la lírica lorquiana.. Miguel Poveda, con la placa que colocará en el centro cultural.MUNDO. La creación poética de Lorca ha estado muy presente en la trayectoria artística de Miguel Poveda. «Ha sido y es inspiración, un aprendizaje constante que manda señales y me marca un camino. Gracias a Lorca he conocido a otros grandes poetas de su generación que me encantan», explica el músico, quien confiesa que la personalidad de Federico le enamora y «le señala caminos» que le hacen «crecer a nivel humano. Hay una fuerza inexplicable que te lleva hacia él y de la que, cuando te atrapa, no puedes ni quieres escapar», sentencia.. Es el ímpetu irrefrenable de atracción a la figura del genio, reflejo también de la unión inseparable entre la cultura andaluza y la obra lorquiana. «Desde mis inicios entendí el gran vínculo de Federico con la música flamenca y paulatinamente he ido profundizando más en su vida y obra hasta viajar al fondo de las entrañas del Federico artista, y también del humano», afirma Poveda.. «La casa está algo transformada, pero dentro de ella existe un pequeño local que en su día fue un corral que daba al jardín de la casa donde Federico jugaba con su hermano y sus hermanas, además de su tía y las criadas, que le enseñaron canciones populares y a tocar la guitarra», describe el intérprete.. Poveda dibuja un nuevo horizonte en la puesta en valor del legado lorquiano, al proponer nuevas alternativas que profundicen más en la experiencia vital del poeta. «Queremos crear un centro vivo que divulgue los inicios del poeta en su adolescencia y los estímulos que recibe cuando llegó de la Vega a Granada», aclara Miguel, que explica que los espacios se marcarán «con sus correspondientes placas».. El proyecto convivirá con la Huerta de San Vicente, la Casa de Valderrubio o la de Fuente Vaqueros, entre otros lugares de interés que conforman el mapa urbano en la ciudad granadina. «Cada lugar cuenta una parte de la historia, y todos ellos se complementan», asegura Poveda, exponiendo una oferta global en la que el lector lorquiano pueda profundizar en la biografía del poeta y establecer una relación directa entre sus vivencias personales y aquello que refleja en sus obras.. El espacio mostrará al universal Federico García Lorca, en una de sus etapas vitales más desconocidas hasta el momento. «Será una inmersión en la adolescencia y forja del poeta y músico», señalaba el artista, revelando que el proyecto incluirá actividades culturales que se desarrollarán en el cercano Teatro Municipal Isabel la Católica. Ambos edificios podrían emerger como un centro de unión, en el que se difunda el arte lorquiano, que sigue más vivo que nunca.
Literatura // elmundo