Mucho se ha escrito y se ha hablado de La familia de la tele desde que llegase el pasado 5 de mayo a La 1. Igual que ocurrió con Sálvame al principio, en el medio y al final, la fórmula televisiva de estas estrellas de la pequeña pantalla es un pozo sin fondo de informaciones y titulares. Si les ocurrió cuando estaban en Mediaset, en RTVE no iba a ser distinto, todo lo contrario, iba a ser mayor. La llegada del universo Sálvame a La 1 supuso un tsunami dentro y fuera de la televisión pública. Detractores, críticos, seguidores, amantes del formato iniciaron una batalla en contra y a favor de La familia de la tele. Una batalla que no les dejó respirar. Ni siquiera la costumbre de ser protagonistas de decenas de titulares pudo con la presión que ha vivido el programa desde incluso antes de su nacimiento, ni tampoco con cambios constantes que han alejado a la audiencia de un formato que ya nació con la desventaja de venir del pasado no olvidado. Los datos de audiencia de esta semana -un 6% de media-, ya en un solo tramo y con menos duración, siguen mostrando que La familia de la tele no logra encajar en La 1; siguen demostrando que por ganas no es, contra viento y marea.. Seguir leyendo
La familia de la tele llegó a RTVE con el pie izquierdo. Su aterrizaje costó dos semanas que se pudiera producir debido a la actualidad informativa. El 5 mayo, cuando por fin se pudo estrenar, la ilusión, la esperanza y las ganas se respiraban en el aire. El primer golpe llegó con aquel estreno, los siguientes, un día detrás de otro. ¿Qué se hizo mal? ¿Por qué La familia de la tele no funciona en La 1?
Mucho se ha escrito y se ha hablado de La familia de la tele desde que llegase el pasado 5 de mayo a La 1. Igual que ocurrió con Sálvame al principio, en el medio y al final, la fórmula televisiva de estas estrellas de la pequeña pantalla es un pozo sin fondo de informaciones y titulares. Si les ocurrió cuando estaban en Mediaset, en RTVE no iba a ser distinto, todo lo contrario, iba a ser mayor. La llegada del universo Sálvame a La 1 supuso un tsunami dentro y fuera de la televisión pública. Detractores, críticos, seguidores, amantes del formato iniciaron una batalla en contra y a favor de La familia de la tele. Una batalla que no les dejó respirar. Ni siquiera la costumbre de ser protagonistas de decenas de titulares pudo con la presión que ha vivido el programa desde incluso antes de su nacimiento, ni tampoco con cambios constantes que han alejado a la audiencia de un formato que ya nació con la desventaja de venir del pasado no olvidado. Los datos de audiencia de esta semana -un 6% de media-, ya en un solo tramo y con menos duración, siguen mostrando que La familia de la tele no logra encajar en La 1; siguen demostrando que por ganas no es, contra viento y marea.. Era de esperar, pues para el espectador era imposible no vincular La familia de la tele de con Sálvame, por mucho que las estrellas del programa y sus presentadores insistiesen en que «no iba a ser lo mismo» y que «nos vamos a desligar de Sálvame porque Sálvame no puede estar en la televisión pública». Este fue el primer error. Los amantes del formato querían un Sálvame; los críticos querían otra cosa, aunque cualquier otra cosa hubiera sido lo mismo que ya se emite en otras cadenas; los que no estaban ni en un lado ni en el otro esperaron, pero la cosa no cuajó. El día del estreno, tras dos semanas de retrasos provocados por la actualidad informativa, llegó el primer golpe: un dato de audiencia muy por debajo de lo esperado. Siguieron los días y, como suele ser habitual cuando un estreno no es todo lo exitoso que se espera, las audiencias siguieron cayendo. El segundo problema: ¿cómo se iba a defender el formato de las críticas si el único dato objetivo, el de la audiencia, era un desastre?. ¿Qué falló? Las hipótesis estas semanas han sido muchas. Desde empezar con tanta ansia que entregaron a La familia de la tele 240 minutos de las tardes de La 1 repartidos en tres tamos -dos en La 1 y uno en RTVE Play- sin esperar primero a ver la reacción de los espectadores; la locura de tres presentadores -una del universo Sálvame, María Patiño, y dos de la casa, Inés Hernand y Aitor Albizua-; hasta el no dejarles ser lo que siempre han sido. Aunque aseguraban días antes del estreno que nadie les había puesto ningún límite, desde el primer momento se vio que sí los había. Rigidez, falta de conexión, caos, desorden…. Sí, estas son algunos de los motivos que explican en fracaso de su primer mes en emisión, pero hay otros que no se ven o no se aprecian a primera vista y que también ponen piedrecitas en un camino que se creyó iba a ser de baldosas amarillas y acabó por convertirse en un vía crucis.. Estar en RTVE no es lo es mismo que estar en una televisión privada. En RTVE todo se mira con lupa, pues es la televisión de todos. Aunque sometida a la Ley de Transparencia, la televisión pública se guarda mucho de revelar los acuerdos cuando son contratos con programas que ya por sí solos atraen la polémica. Más allá del coste, de los salarios, altos, pero dentro de los costes cada vez más habituales en esta nueva RTVE, el problema de La familia de la tele no ha sido precisamente el contrato, el problema de La familia de la tele es que llegaron con el sambenito de manchar la imagen de la televisión pública, como ya ocurriera con Sálvame en Telecinco.. Creyeron que iban a llegar a RTVE con los brazos abiertos de toda la televisión pública y se encontraron el rechazo de algunas de las instituciones más destacadas de la Corporación. El Consejo de Informativos, profesionales y ex profesionales de la casa, sindicatos… Durante las primeras semanas no hubo día que no surgiera una voz crítica con el programa. ¿Por qué esta inquina? Porque a RTVE no la controla un grupo de accionistas, a la tele pública le rige un mandato marco que, aunque caducado y a la espera de renovación, es la norma que guía a la Corporación. En esa norma, además de primar las producciones propias, prima el servicio público. Para muchos, La familia de la tele no es servicio público, pues la sombra de Sálvame era y es demasiado alargada, tanto para lo bueno como para lo malo.. Inés Hernand y Belén Esteban, presentadora y colaboradora especial de La familia de la tele.RTVE. Muchos profesionales se alzaron contra el programa, trabajadores de la casa también, especialmente de los informativos, que se negaban a participar o a entrar en el programar en el caso de que fuera necesario. Y mientras tanto las audiencias seguían sin funcionar. Desde el 5 de mayo sólo un día, el de la rueda de prensa de Melody, el programa superó en cualquiera de sus dos tramos el 8%, el share de corte mínimo establecido por contrato. El primer tramo, el que mejor ha funcionado hasta la fecha, no ha pasado del 7,5%. El segundo, ni un solo día del 6,5%. Pese a que la dirección de RTVE les ha protegido como pocas veces se ha hecho con un programa, colocándolo antes y después de las dos grandes series de La 1, Valle Salvaje y La Promesa, moviendo horarios un día sí y otro también, buscando otros contenidos, escuchando a la audiencia -uno de sus aciertos- y reestructurando a los presentadores, nada ha funcionado. Y no funciona porque La Osa Producciones, productora del programa originaria de La familia de la tele y de Fabricantes Studio, sabe hacer muy bien la tele que sabe hacer.. Ellos rompieron la cuarta pared, ellos convirtieron un magacín del corazón en un reality diario, ellos conectaron con el público, ellos hicieron cosas que ningún formato televisivo se había atrevido a hacer y que después copiaron innumerables programas, ellos sabían como convertir la nada en el todo. Pero todo tiene una fecha de caducidad y, entre que Sálvame ya fue cancelado sin ser el éxito de antaño, y que en RTVE mantener esa esencia es imposible, las piezas no había manera de que encajasen.. Durante los 14 años de Sálvame vivieron una libertad que sólo pudieron repetir en su paso por TEN con Ni que fuéramos. Esa libertad que les permitía hacer, no perder su esencia, sacar lo mejor y lo peor de cada uno, hablar de lo que quisieran y lo que considerasen sin pelos en la lengua, en la televisión pública no se podía hacer. Sin hacerlo y los golpes han caído de todas partes, si lo hubieran llegado a hacer, todo hubiera sido mucho peor. Dijo María Patiño en la presentación del programa que nadie de RTVE les había lanzado ninguna advertencia, pero que si llegaba el día en el que ella se sintiera amordazada, lo diría. Ocurrió. Dos semanas después del estreno, Belén Esteban se amotinó contra el contenido del programa, «aburrido» lo calificó, y contra el no poder ser ella misma. Por contrato, RTVE es quien tiene el poder de decidir cómo se hace el programa y qué se da en el programa.. Los tres presentadores de La familia de la tele con la nueva duración del programa.MEDIASET. Aún así, María Patiño, Belén Esteban, Kiko Matamoros, la incorporación de Alba Carrillo, Lydia Lozano, etc. intentaron por todos los medios dar a sus seguidores lo que pedían, su esencia. Es decir, nunca faltó la ilusión, aunque nada estuviese a su favor. Pero no eran ellos, porque no lo podían ser, porque no estaban en Telecinco, no tenían la protección que les dio Paolo Vasile y porque Telecinco les alimentaba de muchos contenidos que RTVE no puede darles: Supervivientes, todos los realities, las entrevistas de ¡De Viernes!, el único programa de corazón que queda en la parrilla televisiva. ¿De qué iban a hablar? De lo poco que podían, y no era suficiente. Sin esos contenidos, la parte de corazón y salseo de La familia de la tele se hacía tediosa. Lo intentaron con lo que también hacían en Sálvame, convirtiéndose ellos en la noticia, pero el público de La 1 ya no es el público de Telecinco. Tienen muchos fans, pero cuando Sálvame fue cancelado de Telecinco ya había un agotamiento del formato que las audiencias visibilizaron. Casi dos años de parón lo han demostrado.. Sólo hay que ver la curva de audiencia de La familia de la telehasta la llegada de los nuevos cambios (otros más) de esta semana. Cuando arranca Valle Salvaje, La 1 sube, continúa en ascenso al empezar La Promesa, cuando la serie acaba la caída era como un barranco. ¿Qué quiere decir esto? Que el espectador que ve La Promesa, no quiere ver La familia de la tele. En el caso del primer tramo, La familia de la tele lucha contra un coloso de la televisión, la serie más vista, Sueños de libertad, en Antena 3. Esto era algo esperable, pues todos los programas que se emiten en la franja de Sueños de libertad poco tienen que hacer. Lo que no lo era es lo que ocurrió desde el día del estreno con el segundo tramo. Aún así, RTVE siguió teniendo «paciencia» con mantener el programa, pero no con dejar que los cambios que se iban produciendo se asentasen. La semana pasada 24 horas después de que el presidente de RTVE pidiese «paciencia» y confirmase que ve vida al programa, la dirección de RTVE cancelaba el segundo tramo tras la caída de audiencias de las series, arrastradas por los malos datos de La familia de la tele.. Sin embargo, pese a tener a muchos en contra dentro y fuera de RTVE, pese a las malas audiencias, pese a tener todos los ojos puestos en ellos, pese a que las ansias por la audiencia (algo que para RTVE debería ser secundario), La familia de la tele ha aceptado todos los cambios que se le ha impuesto, se ha adaptado a las exigencias de la audiencia y de la Corporación, ha querido buscar maneras de encontrar contenidos que atrajeran al público. Pero hubo errores con los que ellos siquiera podían luchar. La división de las franjas fue un error de programación. Poner quitar, volver a poner y volver a quitar es un mecanismo para el que el espectador no está todavía preparado. La televisión es costumbre y la gente quiere sentarse, encender el televisor y ver lo que espera estén emitiendo. Con La familia de la tele eso nunca ocurrió. Se mareó a la audiencia, a su público y al de las series, y no sólo con los horarios, sino también con los contenidos. De aquellas secciones que se anunciaron en la presentación (hogar, salud, mascotas…) pocas llegaron a asentarse. No ha habido un rumbo claro y el ensayo y error con las audiencias por los suelos ha complicado aún más la situación.. Los 57 programas firmados -en un principio eran 65, pero tras los retrasos se perdieron ocho- llegan hasta el 18 de julio. Teniendo en cuenta que en julio es el Tour, que se tiene que emitir en La 1, y a los recortes iniciados esta semana, La familia de la tele tendrá un respiro para poder replantear de nuevo el programa. La paciencia en televisión es clave, RTVE quiere tener paciencia, pero son demasiados frentes abiertos. Tal vez, el descanso estival sea el revulsivo para una catarsis que debió llevarse a cabo hace semanas en lugar de poner parches que han dificultado aún más un camino que se ha encontrado demasiadas piedras tanto por parte de ellos, como de agentes externos. La autocrítica es necesaria y el respiro también.
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