Los recuerdos de Dolores Heredia con el cine y la actuación se remontan a su natal La Paz, en Baja California Sur, donde todos sus allegados, desde muy pequeña, la conocen como La Lolis. A pesar de que no recuerda qué películas veía durante su niñez, las imágenes de la experiencia en las salas del Cinema La Paz se han quedado impresas en su memoria. Desde la entrada a ese complejo, el olor, la emoción, el silencio, la oscuridad e, incluso, el traqueteo de la cortina al descubrir la pantalla antes de que el proyector comience a contar la historia de turno. Es una enamorada de esa experiencia. Ama el cine y la actuación. Defiende y da la cara por su profesión como una ávida cinéfila que se considera. Son la tenacidad y dedicación las que la han consagrado como una de las actrices más reconocidas de la cinematografía mexicana. Virtudes que la hicieron una de las protagonistas de la más reciente edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, donde recibió el premio Mayahuel de Plata en homenaje a sus 40 años de trayectoria.. Aunque su infancia trascendió lejos de los reflectores, Heredia, de 58 años, encontró desde muy joven el camino del arte. Primero a través de la fotografía y después por el teatro gracias a un pequeño movimiento escénico que se forjó en el sur, entre el mar y el desierto. Las actas dirán que comenzó oficialmente su carrera en el cine a inicios de los noventa con el cortometraje La otra orilla. Mientras que su experiencia en el teatro marca oficialmente el año 1985, a sus 19, cuando debutó con el monólogo del autor polaco Alexandre Koffler ¿Conoce usted a mi padre?.. Sin embargo, según recuerda La Lolis en Dolores Heredia: un ratito de vida es vida, el libro de Roberto Fiesco presentado en el festival, sus primeros pasos en las tablas iniciaron a sus 15 años, durante la transición de la secundaria a la preparatoria. Una joven Dolores vio junto a sus amigas una convocatoria para un concurso de teatro. No sabían qué iban a presentar, pero se inscribieron. Adaptaron un capítulo de El loco, de Yibrán Jalil Yibrán, y fueron concursando de pueblo en pueblo ese verano de 1981. Ya desde esa edad le pagaban por actuar y no paró. Admite que de lo primero que se enamoró fue del público, más que de la conciencia de lo que era la actuación.. “Recuerdo perfectamente la primera vez que se abrió un telón. Fue en Tijuana. El telón cerrado. Pego mi oído y empiezo a escuchar las voces de la gente que se iba acomodando. Recuerdo esa verdadera emoción. Siento que primero me enamoré del espectador, de esa turba que llega loca con ganas de algo. Siempre pienso, constantemente, y me importa mucho el espectador”, cuenta la actriz durante una entrevista en la Cineteca de Guadalajara.. Fiesco describe a Heredia como “una de las presencias más fascinantes de las pantallas contemporáneas, desde que emergió como una de las figuras emblemáticas de aquel esfuerzo estatal bautizado como el Nuevo cine mexicano”. A sus 20, la actriz dejó su tierra y se mudó a Ciudad de México para formarse en actuación en el Centro Universitario de Teatro de la UNAM. Fue en 1997 que le llegó uno de sus personajes más recordados: Esperanza en Santitos. Esa interpretación le valió reconocimientos internacionales como los premios a mejor actriz en los festivales de cine de Amiens y Cartagena, en Francia y Colombia, respectivamente.. “Una mujer Rulfo”. A lo largo de su carrera, la actriz, que ha compartido créditos con Dennis Quaid en Justo en la mira o en Atrapen al gringo, con Mel Gibson; o la serie Capadocia, donde se ganó al público como Teresa Lagos, ha sido parte de casi 60 producciones. En su filmografía también destacan otros títulos como Dos Crímenes, Ciudades oscuras, Rudo y cursi o Días de gracia, entre otras. Destaca que cada una de estos siempre fueron elegidos por ella.. “Es tan hermoso cuando lees un guion, un texto dramático, y ves una historia poderosa, que te cuestiona y que sientes que hay que contarla. Para mí eso es fundamental. Después es con quién lo vamos a contar, porque una historia solita no es nada. El cine es y se hace en comunidad. Y así elijo la historia que me cuente, que me toque, que me cuestione, que me mueva de lugar y luego a los colegas con los que voy a contar esta historia”, explica.. En el cine existen las chicas Bond, en referencia a las actrices que participaron de la saga del agente 007; o las chicas Almodóvar, que incluye a las intérpretes que colaboraron en la filmografía del renombrado director español. Heredia pertenece al universo de El llano en llamas. Se ha declarado como “una mujer Rulfo”, por la pasión que le despierta la obra del escritor mexicano Juan Rulfo y que pudo materializarse con su actuación en la reciente adaptación al cine de Pedro Páramo.. Durante la presentación de su libro en Guadalajara contó que ni bien se enteró del proyecto que encabezaba el director Rodrigo Prieto para llevar a la pantalla grande la obra cumbre de Rulfo, sabía que tenía que estar dentro. A pesar de que en una primera audición no se quedó con el papel para interpretar a Eduviges Dyada, sí luchó por este importante personaje.. “Rulfo es demasiadas cosas para mí, una fuente de inspiración, amo leerlo y releerlo, y busco publicaciones [inéditas], llevo muchos años haciendo eso porque me apasiona muchísimo. Siento entender esos personajes, tener en mi ADN algo que me ayuda a interpretarlas y podría dedicarme a hacer a las mujeres de Rulfo. Me encanta todo el misterio que hay ahí, las diferentes miradas, cómo se adelantó al tiempo para contar esas historias”, contó frente al público en la Sala 2 del Conjunto Santander de Artes Escénicas.. Defensora del cine independiente. Heredia se considera una “melancólica por naturaleza”, pero no una pasiva. Al contrario, “una melancólica muy activa”. Entre 2015 y 2017 fue presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, desde donde contribuyó al fortalecimiento de políticas públicas y a la defensa del cine independiente. Por eso toda su vida actoral ha defendido la experiencia del cine y a los pequeños autores que siguen luchando por el arte cinematográfico y por resaltar encima del cine de fórmula.. Es consciente que también es un negocio. Especialmente para las plataformas digitales con sus grandes catálogos en detrimento de pequeñas producciones. “A mí me gusta mucho el cine de autor, el cine independiente, que no necesariamente es un cine pobre o un cine menor. Es otra cosa. Es la dificultad para poder reglamentar el cine, la industria, las industrias culturales y el mecanismo del cine. Siendo arte, debe ser tratado y debe tener una reglamentación diferente. Debemos hacer algo para que no quede en una cosita chiquitita”, reclama.. Durante la gala de reconocimiento a la actriz en el auditorio Telmex, durante la inauguración del festival, esta, con el Mayahuel de Plata en sus manos, gastó una broma a los presentes durante su discurso. Con seriedad afirmó: “Quiero anunciar mi retiro…”. Guardó silencio, mientras algunos en el público aguantaron la respiración y otros susurraban sorprendidos. “Pero en 20 años”, continúo con una pícara sonrisa. “Los que quieran trabajar conmigo, tienen 20 años”, reafirmó.. Heredia ha admitido que aún le quedan un par de décadas, pero también ha criticado el sesgo de la industria para las actrices a partir de cierta edad. “Desde que cumplí 50 empecé a notar que de pronto los personajes que eran la protagonista o la chica bella a la que le suceden cosas, pasa a ser la amiga, la madre o la abuela de la que le suceden cosas, como si una mujer después de una cierta edad ya no le pasara nada. El patriarcado y el capitalismo son parte de un sistema que desecha a las mujeres en la industria del cine a partir de cierta edad. Es un problema que no le beneficia a nadie, ni a los hombres, ni a las mujeres. El capitalismo es algo que hay que abolir”, afirma Heredia.. A pesar de todo, la actriz no baja los brazos. Sabe que está ante un oficio que tiene sus rudezas, pero que también tiene sus maravillas. Un trabajo que le ha permitido vivir muchas vidas y que, como buena relatora de historias, sabe que aún le quedan muchas por contar.. Seguir leyendo
La actriz, homenajeada en el Festival de Cine en Guadalajara por sus 40 años de trayectoria, hace una retrospectiva de su carrera, desde sus inicios en el teatro en su natal Baja California hasta su papel en la reciente adaptación de ‘Pedro Páramo’
Los recuerdos de Dolores Heredia con el cine y la actuación se remontan a su natal La Paz, en Baja California Sur, donde todos sus allegados, desde muy pequeña, la conocen como La Lolis. A pesar de que no recuerda qué películas veía durante su niñez, las imágenes de la experiencia en las salas del Cinema La Paz se han quedado impresas en su memoria. Desde la entrada a ese complejo, el olor, la emoción, el silencio, la oscuridad e, incluso, el traqueteo de la cortina al descubrir la pantalla antes de que el proyector comience a contar la historia de turno. Es una enamorada de esa experiencia. Ama el cine y la actuación. Defiende y da la cara por su profesión como una ávida cinéfila que se considera. Son la tenacidad y dedicación las que la han consagrado como una de las actrices más reconocidas de la cinematografía mexicana. Virtudes que la hicieron una de las protagonistas de la más reciente edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, donde recibió el premio Mayahuel de Plata en homenaje a sus 40 años de trayectoria.. Aunque su infancia trascendió lejos de los reflectores, Heredia, de 58 años, encontró desde muy joven el camino del arte. Primero a través de la fotografía y después por el teatro gracias a un pequeño movimiento escénico que se forjó en el sur, entre el mar y el desierto. Las actas dirán que comenzó oficialmente su carrera en el cine a inicios de los noventa con el cortometraje La otra orilla. Mientras que su experiencia en el teatro marca oficialmente el año 1985, a sus 19, cuando debutó con el monólogo del autor polaco Alexandre Koffler ¿Conoce usted a mi padre?.. Sin embargo, según recuerda La Lolis en Dolores Heredia: un ratito de vida es vida, el libro de Roberto Fiesco presentado en el festival, sus primeros pasos en las tablas iniciaron a sus 15 años, durante la transición de la secundaria a la preparatoria. Una joven Dolores vio junto a sus amigas una convocatoria para un concurso de teatro. No sabían qué iban a presentar, pero se inscribieron. Adaptaron un capítulo de El loco, de Yibrán Jalil Yibrán, y fueron concursando de pueblo en pueblo ese verano de 1981. Ya desde esa edad le pagaban por actuar y no paró. Admite que de lo primero que se enamoró fue del público, más que de la conciencia de lo que era la actuación.. Alejandro Magallanes y Dolores Heredia, durante la presentación del libro ‘Un ratito de vida es vida’.Roberto Antillón.. “Recuerdo perfectamente la primera vez que se abrió un telón. Fue en Tijuana. El telón cerrado. Pego mi oído y empiezo a escuchar las voces de la gente que se iba acomodando. Recuerdo esa verdadera emoción. Siento que primero me enamoré del espectador, de esa turba que llega loca con ganas de algo. Siempre pienso, constantemente, y me importa mucho el espectador”, cuenta la actriz durante una entrevista en la Cineteca de Guadalajara.. Fiesco describe a Heredia como “una de las presencias más fascinantes de las pantallas contemporáneas, desde que emergió como una de las figuras emblemáticas de aquel esfuerzo estatal bautizado como el Nuevo cine mexicano”. A sus 20, la actriz dejó su tierra y se mudó a Ciudad de México para formarse en actuación en el Centro Universitario de Teatro de la UNAM. Fue en 1997 que le llegó uno de sus personajes más recordados: Esperanza en Santitos. Esa interpretación le valió reconocimientos internacionales como los premios a mejor actriz en los festivales de cine de Amiens y Cartagena, en Francia y Colombia, respectivamente.. “Una mujer Rulfo”. A lo largo de su carrera, la actriz, que ha compartido créditos con Dennis Quaid en Justo en la mira o en Atrapen al gringo, con Mel Gibson; o la serie Capadocia, donde se ganó al público como Teresa Lagos, ha sido parte de casi 60 producciones. En su filmografía también destacan otros títulos como Dos Crímenes, Ciudades oscuras, Rudo y cursi o Días de gracia, entre otras. Destaca que cada una de estos siempre fueron elegidos por ella.. “Es tan hermoso cuando lees un guion, un texto dramático, y ves una historia poderosa, que te cuestiona y que sientes que hay que contarla. Para mí eso es fundamental. Después es con quién lo vamos a contar, porque una historia solita no es nada. El cine es y se hace en comunidad. Y así elijo la historia que me cuente, que me toque, que me cuestione, que me mueva de lugar y luego a los colegas con los que voy a contar esta historia”, explica.. En el cine existen las chicas Bond, en referencia a las actrices que participaron de la saga del agente 007; o las chicas Almodóvar, que incluye a las intérpretes que colaboraron en la filmografía del renombrado director español. Heredia pertenece al universo de El llano en llamas. Se ha declarado como “una mujer Rulfo”, por la pasión que le despierta la obra del escritor mexicano Juan Rulfo y que pudo materializarse con su actuación en la reciente adaptación al cine de Pedro Páramo.. Durante la presentación de su libro en Guadalajara contó que ni bien se enteró del proyecto que encabezaba el director Rodrigo Prieto para llevar a la pantalla grande la obra cumbre de Rulfo, sabía que tenía que estar dentro. A pesar de que en una primera audición no se quedó con el papel para interpretar a Eduviges Dyada, sí luchó por este importante personaje.. “Rulfo es demasiadas cosas para mí, una fuente de inspiración, amo leerlo y releerlo, y busco publicaciones [inéditas], llevo muchos años haciendo eso porque me apasiona muchísimo. Siento entender esos personajes, tener en mi ADN algo que me ayuda a interpretarlas y podría dedicarme a hacer a las mujeres de Rulfo. Me encanta todo el misterio que hay ahí, las diferentes miradas, cómo se adelantó al tiempo para contar esas historias”, contó frente al público en la Sala 2 del Conjunto Santander de Artes Escénicas.. Defensora del cine independiente. La actriz Dolores Heredia recibe el Premio Mayahuel de Plata, el 6 de junio de 2025, en la ceremonia de inauguración del Festival Internacional de Cine en Guadalajara.FICG / Adrián Salazar. Heredia se considera una “melancólica por naturaleza”, pero no una pasiva. Al contrario, “una melancólica muy activa”. Entre 2015 y 2017 fue presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, desde donde contribuyó al fortalecimiento de políticas públicas y a la defensa del cine independiente. Por eso toda su vida actoral ha defendido la experiencia del cine y a los pequeños autores que siguen luchando por el arte cinematográfico y por resaltar encima del cine de fórmula.. Es consciente que también es un negocio. Especialmente para las plataformas digitales con sus grandes catálogos en detrimento de pequeñas producciones. “A mí me gusta mucho el cine de autor, el cine independiente, que no necesariamente es un cine pobre o un cine menor. Es otra cosa. Es la dificultad para poder reglamentar el cine, la industria, las industrias culturales y el mecanismo del cine. Siendo arte, debe ser tratado y debe tener una reglamentación diferente. Debemos hacer algo para que no quede en una cosita chiquitita”, reclama.. Durante la gala de reconocimiento a la actriz en el auditorio Telmex, durante la inauguración del festival, esta, con el Mayahuel de Plata en sus manos, gastó una broma a los presentes durante su discurso. Con seriedad afirmó: “Quiero anunciar mi retiro…”. Guardó silencio, mientras algunos en el público aguantaron la respiración y otros susurraban sorprendidos. “Pero en 20 años”, continúo con una pícara sonrisa. “Los que quieran trabajar conmigo, tienen 20 años”, reafirmó.. Heredia ha admitido que aún le quedan un par de décadas, pero también ha criticado el sesgo de la industria para las actrices a partir de cierta edad. “Desde que cumplí 50 empecé a notar que de pronto los personajes que eran la protagonista o la chica bella a la que le suceden cosas, pasa a ser la amiga, la madre o la abuela de la que le suceden cosas, como si una mujer después de una cierta edad ya no le pasara nada. El patriarcado y el capitalismo son parte de un sistema que desecha a las mujeres en la industria del cine a partir de cierta edad. Es un problema que no le beneficia a nadie, ni a los hombres, ni a las mujeres. El capitalismo es algo que hay que abolir”, afirma Heredia.. A pesar de todo, la actriz no baja los brazos. Sabe que está ante un oficio que tiene sus rudezas, pero que también tiene sus maravillas. Un trabajo que le ha permitido vivir muchas vidas y que, como buena relatora de historias, sabe que aún le quedan muchas por contar.
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