Quien participa en MasterChef por normal general va a entregar al doscientos por cien. Para los aspirantes, el talent culinario es más que un talent es o bien cumplir un sueño, o bien, encontrar una nueva oportunidad para cambiar sus vidas. Por eso no es raro que se vivan momentos de tensión, incluso, más de un susto. Los concursantes pierden la noción del peligro y se dejan arrastrar por el esfuerzo y el ímpetu. No es nuevo haber vivido en MasterChef accidentes durante los cocinados. En MasterChef hemos vivido desmayos, cortes, quemaduras, mareos, ataques de ansiedad… Anoche, los espectadores vivimos quemaduras de primer y segundo grado en la cara de Ismael, el GEO que, tras quedarse solo con la expulsión de Víctor, tiene todas las papeletas para estar en la final. El susto fue morrocotudo, pero como dijo Jordi Cruz demostró que «los GEO estáis hechos de otra pasta».. Seguir leyendo
Todo parecía ir bien en el programa 10 de MasterChef 13 hasta que todo se vino abajo. La prepotencia y arrogancia de Chema y el grave accidente sufrido por Ismael durante la prueba de exteriores enfadaron y asustaron a los jueces en una prueba de exteriores que todavía pudo ser peor
Quien participa en MasterChef por normal general va a entregar al doscientos por cien. Para los aspirantes, el talent culinario es más que un talent es o bien cumplir un sueño, o bien, encontrar una nueva oportunidad para cambiar sus vidas. Por eso no es raro que se vivan momentos de tensión, incluso, más de un susto. Los concursantes pierden la noción del peligro y se dejan arrastrar por el esfuerzo y el ímpetu. No es nuevo haber vivido en MasterChef accidentes durante los cocinados. En MasterChef hemos vivido desmayos, cortes, quemaduras, mareos, ataques de ansiedad… Anoche, los espectadores vivimos quemaduras de primer y segundo grado en la cara de Ismael, el GEO que, tras quedarse solo con la expulsión de Víctor, tiene todas las papeletas para estar en la final. El susto fue morrocotudo, pero como dijo Jordi Cruz demostró que «los GEO estáis hechos de otra pasta».. El programa número 10 de MasterChef comenzó bien, de hecho, comenzó muy, muy, muy bien. Por primera vez en la historia del talent los concursantes se iban a enfrentar a los famosos robos, pero en esta ocasión a la cara. Hasta ahora en las 13 ediciones de MasterChef los robos siempre se hacían sin que nadie más que los jueces o algún invitado pudiera ver cómo robaban. En esta ocasión, MasterChef dio un giro a la mítica prueba e hizo que se robasen a la cara. Pensaban que haciéndolo a la cara iban a ser más comedidos… ¡Y una leche! Fueron peores, si cabe. Cómo sería la cosa que el bueno de Emilio dejó a Elena con un poco de mantequilla, miel y gelatina nada más. Cómo sería la cosa que Chema dejó a Ismael sólo con chocolate y azúcar glass.. Pero aun así, los aspirantes de MasterChef 13 dejaron boquiabiertos a todos. Sacaron unos platos que ni Yolanda Ramos, la invitada de la primera prueba de anoche, se lo podía creer. Aunque hubo quien tenía más ingredientes que encajaban y con los que se podían hacer más cosas, a excepción de Elena, que fue un auténtico desastre, el resto sacaron unos platos dignos de cualquier restaurante. ¿Qué quiere decir esto? Pues que, después de muchas quejas de la audiencia con el nivel de los aspirantes en ediciones pasadas, en MasterChef 13 el nivel sí que está por todo lo alto. Vamos, a mí me dejan una manzana, un tarro de miel, queso crema y una lámina de hojaldre y me peino. A Bea se lo dejaron y se sacó un platazo que le llevó a una capitanía de tela marinera.. Tenía ganas Bea de volver a enfrentarse a la capitanía después del desastre de la última vez que se puso al frente en una prueba de exteriores. Y como el nivel está alto, las pruebas también están altas. MasterChef 13 trasladó a los aspirantes al restaurante Desde 1911, creado hace poco más de cuatro años por Pescaderías Coruñesas, donde cada día es una aventura, pues no hay un menú fijo sino que depende de lo que haya en la lonja madrileña. Así fue también para los aspirantes.. Bea y Ana, las dos mejores de la primera prueba, enemigas acérrimas, las que se lanzan puñales programa sí y programa también, se encargarían de sacar adelante un menú para 50 comensales que tenían que preparar en tres horas. Por primera vez también en la historia de MasterChef el cocinado se retrasó una hora y 23 minutos más de los previsto. Es decir, los platós empezaron a salir cuando llevaban cocinando más de cuatro horas. Hay que decir que ninguno de los menús fue fácil y que Bea no sólo tuvo que hacer frente al grave accidente de Ismael, que tuvo que abandonar las cocinas durante un buen rato para ser atendido, sino también a la prepotencia y arrogancia de Chema. Y eso que son amigos con derecho a roce, que no me quiero imaginar a Chema si sólo fueran contrincantes.. El caso es que el equipo azul, el capitaneado por Bea y en el que estaban Ismael, Emilio y Chema, empezó bien, pero acabó en desastre. Chema decidió cuestionar todas las órdenes de Bea, todas las elaboraciones, todo, todo y todo. Tal fue la actitud de Chema que cada vez que Jordi Cruz entraba en la cocina del equipo azul, el juez reprendía con dureza al aspirante. «Estás mermando su autoestima»; «tú sólo das tu opinión si ella te lo pide»; «no la cuestiones más». Pero a Chema le entraba por un oído y le salía por el otro porque Chema es más listo, más fuerte y sabe más de todo. Tal vez, esa arrogancia, soberbia y prepotencia fuese lo que le llevó a ser el expulsado de la noche.. Mientras, en el otro lado, Ismael y Emilio. Ni una protesta, ni una queja ni una palabra más alta que otra, sino todo lo contrario. Cuando a Bea se le quemaron las patatas de sus elaboraciones y Jordi Cruz le advirtió que las patatas tenían que el horno que correspondía, Ismael se lanzó cual prí´ncipe valiente a echarle una mano a su capitana. Los nervios, la tensión y el estrés que siempre crece cual mala hierba en una prueba de exteriores, llevó a Ismael a no tomar las medidas de precaución que siempre hay que tener en una cocina. Abrió el horno y salió todo el vapor hacia su cara. «Me he quemado toda la cara», avisó a la capitana sin tampoco demasiados aspavientos. ¿Qué son unas quemaduras de primer y segundo grado para un GEO?. Rápidamente se lavó la cara con agua y fue la insistencia de Bea la que convenció a Ismael para que saliese de las cocinas a ser atendido por el equipo médico de MasterChef. Cierto que en el lapsus de tiempo que Ismael estuvo fuera, la cocina de Bea se desmoronó por completo por esa soberbia de Chema que no dejó de cuestionarle en ningún momento todo lo que hacía. El resultado, además del enfado de Jordi Cruz durante las valoraciones, el cual puso la cara colorada a Chema más que la de Ismael: «Creo que eres un poquito abusón. A ti sólo te vale si es un capitán más alto, más fuerte, más tocho, más listo, más de todo que tú. A ese sí lo respetas, ¿verdad?». El equipo rojo, el de Ana, con un aspirante menos que el de Bea, no recibió ni un pero más que el del tiempo de cocinado. El equipo azul, a eliminación, y el rojo, a la galería.. Regresaron a las cocinas y quedaba saber lo primero cómo se encontraba Ismael. La cara como un tomate era la muestra de que lo que había ocurrido no era ninguna broma. «Quemaduras de primer y segundo grado», advirtió Jordi Cruz, el cual aplaudió y alabó la actitud de Ismael: «No sé de qué pasta estás hecho, pero es una pasta especial». La realidad es que Ismael desde el minuto uno de MasterChef 13 ha dejado claro que viene a cumplir un sueño, que estar alejado de su familia tiene que tener un beneficio y que nada ni nadie van a frenarle. «Vine a MasterChef a dejarme la piel y me la estoy dejando», sentenció.. A Chema y su soberbia, vamos a dejarla de lado porque cuando alguien no ve lo que está mal es darse contra un muro. Con Chema era un muro constante. Los cuatro delantales negros se tuvieron que enfrentar a una de las pruebas más temidas de MasterChef: los duelos, con platos del Eneko Atxa. Chema fue el primero en seleccionar campana de la que salió una yema trufada. Retó a Bea y le salió el tiro por la culata. Bea, salvada y Chema, a un nuevo duelo para el que eligió a Ismael. Y volvió a salirse el tiro por la culata. Última oportunidad y última campana: un snack salado con lemon grass. Chema se batió con Emilio y, de nuevo, perdió. Lo dijo él: «Venía a ganar». Y, tal vez, ese fue error, ganar, ganar y sólo ganar. O, tal vez, su error fue creerse la última Coca Cola de MasterChef.
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