En la gala de Supervivientes del pasado jueves, ya Jorge Javier Vázquez lanzaba la primera advertencia a los concursantes sobre la actitud de algunos de ellos, especialmente del grupo de los más fuertes. En aquel momento, el presentador dejó entrever que a Supervivientes se va a algo más que ganar pruebas y guardar silencio y que por no haber no había ni vídeos de ellos que dieran ningún tipo de contenido. Anoche, en Supervivientes: Conexión Honduras era, primero, Sandra Barneda y, después, Laura Madrueño la que pusieron los puntos sobre las íes a los supervivientes ante la deriva y decaimiento que están tomando todos los participantes. No es sólo la actitud de alguno de ellos que prefieren guardar fuerzas para las pruebas físicas y mantenerse al margen el resto del tiempo, sino también a determinadas decisiones que, hablando en plata, han tocado las narices a la organización Supervivientes.. Seguir leyendo
A Supervivientes se le ha hinchado las narices. Más de 45 días son los que llevan los participantes y el bajón anímico y físico está pasando una factura con la que la organización no está dispuesta a lidiar. Arrancó Sandra Barneda advirtiendo que por ahí Supervivientes no iba a pasar y terminó soltando zascas a diestro y siniestro
En la gala de Supervivientes del pasado jueves, ya Jorge Javier Vázquez lanzaba la primera advertencia a los concursantes sobre la actitud de algunos de ellos, especialmente del grupo de los más fuertes. En aquel momento, el presentador dejó entrever que a Supervivientes se va a algo más que ganar pruebas y guardar silencio y que por no haber no había ni vídeos de ellos que dieran ningún tipo de contenido. Anoche, en Supervivientes: Conexión Honduras era, primero, Sandra Barneda y, después, Laura Madrueño la que pusieron los puntos sobre las íes a los supervivientes ante la deriva y decaimiento que están tomando todos los participantes. No es sólo la actitud de alguno de ellos que prefieren guardar fuerzas para las pruebas físicas y mantenerse al margen el resto del tiempo, sino también a determinadas decisiones que, hablando en plata, han tocado las narices a la organización Supervivientes.. Según conectaba anoche Sandra Barneda con las playas, la presentadora les avisaba de lo que estaba por venir. La organización de Supervivientes había sido testigo del hartazgo y desidia de Playa Furia y Playa Calma con respecto al fuego, y les ponía encima de la mesa la decisión que habían tomado de no intentar más hacer fuego y esperar a que, precisamente, la organización les diera unas cerillas o un chisquero para poder encenderlo. Mientras tanto, si había que comer sin fuego, se comía; si había que dormir sin fuego, se dormía; y si había que sobrevivir sin una de las claves de Supervivientes, se sobrevivía. Sandra Barneda fue muy clara: «¿En qué programa estáis? ¿Qué tiene que ver Supervivientes con que os demos la cerilla para el fuego?».. Ante estas preguntas, muchos de ellos reculaban y le daban la razón a la presentadora y la organización, creyendo que la regañina de Sandra Barneda se acabaría más rápido si decían que sí y pasaban a otra cosa, pero, no. A la organización de Supervivientes este comportamiento y este ‘ya nos lo darán ellos’ no le ha gustado ni pelo. Normal. Si estás haciendo el reality de todos los realities, si estás haciendo audiencias increíbles, y si estás intentando sostener de todas las maneras posibles el éxito y el currazo de más de 200 personas (las que hacen Supervivientes), mostrar esa actitud, y otras parecidas, enfada y, sobre todo, pone en peligro todo lo dicho dos líneas más arriba.. «De verdad, no podéis pensar que os vamos a dar un mechero o una cerrilla para conseguir el fuego. Sois mucho más que eso», les lanzaba Sandra Barneda antes de desplazarlos a playa fuego para celebrar La liga de los dioses. Y es aquí donde viene la contradicción de Supervivientes. Mientras en la playa, efectivamente, sobreviven sin desgastar demasiado cuando llega el momento de las pruebas, los llamados «muebles» se dejan la piel, regalan a los espectadores unas pruebas que son gloria bendita, sacan el espíritu de supervivientes y parece que todo lo demás queda olvidado. Sin embargo, esta vez, no. La organización de Supervivientes y las presentadoras, tanto Sandra Barneda como Laura Madrueño, están cabreados y mosqueados de verdad. Y, realmente, es que una cosa no quita a la otra porque Supervivientes es el reality de todos los realities no sólo por ver a un grupo de famosos pasándolas canutas, sino porque combina esas dos cosas, sobrevivir y, a la vez, crear salseo. Por eso el casting está más que estudiado. Están los fuertes, los supervivientes de manual, como son Álvaro Muñoz Escassi, Borja, Álex o Damián; están los que dan el salseo, Montoya, Manuel, Anita y Carmen; están los que ablandan el corazón de los espectadores, como Koldo; están los que hacen bulto, como Nieves; y están los que encienden la chispa y dejan que explote la bomba, como Pelayo.. Todos son necesarios para Supervivientes, pero todos tienen combinar un poco de todo. El problema de esta edición es que los papeles de cada uno están demasiado definidos. Ninguno se sale del que cada uno se ha asignado. Y aquí está el problema. Si los que dan salseo van cayendo, Supervivientes se queda sólo con la fuerza física y sólo durante las pruebas y las galas. Si los fuertes van cayendo, sólo quedan los que dan salseo y Supervivientes deja de ser Supervivientes. Si los que encienden la mecha, se van,Supervivientes se queda en la nada.. Una cosa no quita la otra, pues cuando quedan representantes de cada facción, Supervivientes brilla, como ocurrió anoche en La liga de los dioses cuando los espectadores pudimos ver auténticos duelos al sol como el de Manuel con Montoya, el de Joshua con Escassi, que acabó con el primero atendido por los servicios médicos y sin poder mover ni sentir dos de sus dedos, o el emocionante final entre Borja y Escassi que emocionó a Laura Madrueño al ver la deportividad de ambos. Pero, claro, si después se sientan en el Oráculo de Poseidón o en la palapa, como ocurre en las galas de los jueves, y los que lo han dado todo guardan silencio y ni se inmutan, pues, apaga y vámonos.. Se supone que el Oráculo de Poseidón de anoche iba a ser precisamente para eso, para lanzar la advertencia y dejar las cosas claras a los supervivientes. Sin embargo, la derrota de Montoya en La liga de los dioses activó un botón en su cabeza que por unos instantes hizo pensar que Montoya había llegado a su límite emocional. Es otra de las consecuencias de no tener un casting donde todos den un poquito de todo. Montoya lleva sosteniendo el salseo de Supervivientes 2025 desde que llegó a Honduras y la reincorporación de Manuel como concursante de pleno derecho dos meses después ha supuesto un golpe para Montoya demasiado duro. Si esto llega a ocurrir al inicio, como ya pasó, otro gallo hubiese cantado, porque Montoya, Manuel y Anita estaban todavía con las pilas cargadas, pero después de más de 45 días el tener que volver a librar esta batalla, no sólo se lucha diferente, sino que directamente ni se lucha por agotamiento, sobre todo, mental.. Anoche, Montoya lo dejó bien claro, lo que está pasando (para dar ese salseo) roza ya la tortura. ¿Exagera? Es Montoya, pero en algo tiene razón, ser el protagonista de todos los contenidos que nada tienen que ver con la supervivencia es agotador, además de que hay que sumarle que el hambre, el sueño y el desgaste físico también lo padece. Es decir, Escassi, Borja y Damián se dejan los cuernos en las pruebas y hacen gala de su fortaleza física para disfrute de todos los espectadores, pero es lo único que hacen. No hay un degaste emocional, no hay más exigencias que las de correr, aguantar y sacar la fuerza bruta. ¿Ganaría Escassi todas las pruebas si su mente no estuviera al cien por cien? Ahí dejo la pregunta, que cada uno saque sus propias conclusiones, aunque no es complicado responder.. Por eso, aunque la cantinela de Montoya, Manuel, Anita y Carmen Alcayde nos pueda ya cansar, hay que ser justos, soportar el machaque emocional, y ahora más tras la expulsión de Laura Cuevas, tiene que ser agotador. ¿Cansa? Pues claro que cansa, pero es que es lo único que hay, es que los demás no aportan nada de contenido, es que sin ellos cuatro, Supervivientes sólo haría directos de pruebas, y punto pelota.. «Creo quehe tocado fondo. Emocionalmente, creo que estaba fuerte, pero esto ya es revivir muchas cosas. Creo que la gente en España y los flamencos entenderán que esto está siendo muy duro. Me he desfondado», decía Montoya. «Sandra, yo sé que si me miras, me entiendes. Que soy persona y esto es mucha tela. Si eres inteligente, me entenderás. Dime si esto lo aguanta alguien como persona, ¡dímelo! Esto no acaba nunca», suplicaba a Sandra Barneda, la cual, junto a Laura Madrueño intentaban calmarle, pero claro, si 15 minutos después iba a ser él el protagonista de una espectacular bronca con Manuel, pues apaga y vámonos.. Esto, en parte, explica porque anoche la organización de Supervivientes, de la mano de Sandra Barneda y Laura Madrueño, dijo basta. Esto es lo que explica que un simple comentario como el de «no vamos a intentar hacer más fuego y esperaremos a que Poseidón no los dé» provocó una reacción tan dura como la que tuvieron las presentadoras con los concursantes. Ambas fueron muy claras, desde que los concursantes cambiaron de playas ni lo han intentado. Sí, ha habido temporales, lluvia, viento, pero «estos dos últimos días han sido soleados y tampoco lo habéis intentado», les recriminó Laura Madueño. De hecho, fue ella la que les recordó que la organización Supervivientes les invitó a intercambiar algunos de sus objetos personales por cerillas o chisqueros y ellos siempre lo rechazaron. Y ante este comportamiento, ante esta desidia que se va a terminar por carga Supervivientes, la presentadora se lo dijo alto y claro: «No vamos a regalar el fuego, y es clave en este programa. Necesitamos que hagáis supervivencia y más ahora que están bien las condiciones».. Ellos sabrán, o se ponen las pilas, o como le dijo poco después Sandra Barneda a Escassi, «la opinión hay que darla aquí, delante de las cámaras. No detrás». Blanco y en botella. Supervivientes no quiere muebles. Punto final.
Televisión