«Me acojonabas». Así de sincero, sin medias tintas ni remilgos, se sentó Jesús Calleja anoche frente a Mercedes Milá en un nuevo episodio de Universo Calleja. Lo habitual, por no decir lo que siempre ocurre, es que es Jesús Calleja el que consigue que el que se sienta con él olvide que está en un programa de televisión y se muestre tal y como es más allá de focos, titulares y daños colaterales. Sin embargo, cuando enfrente sientas a una monstrua de la televisión, a la madre de lo políticamente incorrecto, a la, probablemente, una de las mejores entrevistadora que haya dado la televisión y, por encima de todo, a una «rebelde», es cuando las tornas se cambian, es cuando Jesús Calleja deja de ser el que pregunta mientras los otros responden, es cuando Mercedes Milá saca eso que la hace ser querida y odiada a partes igual, y ella acaba siendo la entrevistadora y él el entrevistado.. Seguir leyendo
No es ninguna sorpresa que Mercedes Milá es la única con la «rebeldía» suficiente como para que Jesús Calleja tenga que cambiar los papeles de su Universo Calleja. No fue una noche de grandes declaraciones, fue la noche en la que la presentadora y el aventurero se olvidaron de que estaban en un programa de televisión
«Me acojonabas». Así de sincero, sin medias tintas ni remilgos, se sentó Jesús Calleja anoche frente a Mercedes Milá en un nuevo episodio de Universo Calleja. Lo habitual, por no decir lo que siempre ocurre, es que es Jesús Calleja el que consigue que el que se sienta con él olvide que está en un programa de televisión y se muestre tal y como es más allá de focos, titulares y daños colaterales. Sin embargo, cuando enfrente sientas a una monstrua de la televisión, a la madre de lo políticamente incorrecto, a la, probablemente, una de las mejores entrevistadora que haya dado la televisión y, por encima de todo, a una «rebelde», es cuando las tornas se cambian, es cuando Jesús Calleja deja de ser el que pregunta mientras los otros responden, es cuando Mercedes Milá saca eso que la hace ser querida y odiada a partes igual, y ella acaba siendo la entrevistadora y él el entrevistado.. Es curioso que con Jesús Calleja a Mercedes Milá no le hizo falta siquiera preguntar. Los dos, sentados en la cubierta de un lujoso barco, navegando por el Nilo, con un refresco en su mesa y sin nada más, olvidaron por un instante -Calleja más que Milá- que donde estaban era un programa de televisión.. Nadie duda de que a Mercedes Milá y a Jesús Calleja les une mucho más que un viaje o un programa. A Calleja y a Milá les une amistad, pero una amistad de esas que empiezan a trompicones y acaban siendo de las de para toda la vida. Tal vez, por esa amistad, por el respeto de Jesús Calleja a Mercedes Milá, por ser el Calleja y ella Mercedes Milá, el Universo Calleja de anoche, los siete minutos de ambos sentados, en paz, sin más que ellos dos y el Nilo, fueron lo más diferente que puede llegar a ser un programa de Jesús Calleja. Mercedes Milá consiguió dejar de ser ella la protagonista del viaje, a la que Calleja tenía que entrevistar, a la que el aventurero tenía que desmontar, para convertirse en la que desmontaría a Jesús Calleja. ¿Lo consiguió? Que nadie lo dude.. Decía anoche Jesús Calleja que mucho antes de que se conocieran personalmente y de que se fraguara su amistad, él tenía pánico a Mercedes Milá. «Te voy a contar una cosa que nunca te dije. Cuando te veía en las cenas de Mediaset acojonabas bastante», fue la frase con la que arrancó Jesús Calleja y es una frase y un sentimiento del que Mercedes Milá es consciente, pero no entiende. «¿Pero por qué?», le preguntó con ese ímpetu -que es el que acojona, realmente- la presentadora. «Pues porque salía Paolo (Vasile) y daba un speech que era muy emocional y tú siempre tenías esa rebeldía de decir algo. Entonces cuando me dijeron que va a venir Mercedes Milá con nostros a las islas Svalbard (año 2017) dije «joder». Fue, probablemente, lo más difícil que yo he tenido que hacer», le confesó Jesús Calleja ante la mirada penetrante -y esta mirada es clave- de Mercedes Milá.. Digo lo de esa mirada penetrante porque sí, realmente, Mercedes Milá acojona. Si no la conoces, si sólo sabes de ella lo que has visto en televisión, si no has podido hablar con ella, si no has estado cerca de ella se genera en la mente una idea preconcebida de que ante Mercedes Milá, mejor protegerse, mejor no meter la pata, mejor no decir nada que la puedo molestar. Sin embargo, la realidad es bien distinta a ese sentimiento preconcebido de miedo y acojone que la presentadora genera en los demás. Mercedes Milá es probablemente de los personajes famosos que más diferente es detrás de la cámara que delante. El único miedo que se puede tener a Mercedes Milá es que te va a decir las cosas, según las piensan, que no se va a guardar nada y que si se te tiene que decir, como le dijo anoche a Jesús Calleja, «me mandaste un mail que no me gustó nada, pero te lo perdono», te lo va a decir. Tal vez, es esa sinceridad la que asusta, pero también es esa sinceridad la que te hace quererla como la quiere Jesús Calleja.. De hecho, ha sido sólo con ella con la que Jesús Calleja ha dejado de ser el amigo perfecto, el confesor ideal para mostrar el amigo de verdad. También influye que ambos trabajan con la misma productora, Zanskar. Esta productora es la encargada de Universo Calleja y también ha sido la encargada de los últimos programas que ha hecho Mercedes Milá. Es decir, les une algo más que con los otros invitados no hay. Si sumas todos los ingredientes: el acojone, el cariño, la productora y que uno es Jesús Calleja y la otra es Mercedes Milá sale una entrevista que deja de ser entrevista y se convierte en algo que va mucho más allá.. «¿Por qué te empeñas en entrevistarme? Si no te interesa una mierda lo que te voy a contar?», le espetó de repente Mercedes Milá. Y Jesús Calleja, mirándola directamente a los ojos, le aseguraba que quiere «contárselo a los que no lo saben». Pero hay algo que se preguntaba Jesús Calleja y se preguntan muchos : «¿Hasta cuando vas a continuar?». Desde que dejó Gran Hermano, alrededor de Mercedes Milá siempre ha sobrevolado la sombra de ese ‘¿será la última vez?’. «Hasta que la vida me lo diga y no pueda más».. Porque para Mercedes Milá «la televisión lo tiene todo». Le debe tanto a la televisión como la televisión le debe a ella. Y eso que la televisión no se lo ha puesto fácil ni tampoco ella se lo ha puesto fácil a la televisión. Como le dijo anoche Jesús Calleja mientras le colocaba el peto para que los pechos de Mercedes Milá estuvieran simétricos y la cámara no captara un pecho fuera del peto a la virulé, como un pecho bizco: «Te da igual todo». Es la frase que probablemente mejor defina a Mercedes Milá en televisión.. Si hay un presentador que sabe cuál es el comportamiento de los personajes públicos en televisión, ese es Jesús Calleja, pues sus programas no son una hora frente a él sino que son viajes físicos y emocionales de varios días en los que el objetivo de Jesús Calleja es precisamente que el que está con él se quite todas las corazas y todos los pesos que llevan encima. Sabe qué les gusta, qué les preocupa, qué necesitan para verse bien en pantalla, qué exigencias tienen… Sin embargo, con Mercedes Milá eso no existe. Mercedes Milá te descoloca, le descoloca.. Y es por ese «todo me da igual» por lo que es imposible no preguntarle si esa característica suya le ha traído «más virtudes o más problemas». Ella aseguraba que, con diferencia, «le ha traído virtudes» y que su marido ya se lo decía, que no tenía nada de vergüenza. «Sin vergüenza», sentenció con esa vehemencia tan característica de ella y tan escudo protector.. Mercedes Milá no se quiere retirar ni tampoco va a dejar que la retiren ni nadie ni nada. Será ella la que decida cuándo y cómo, pero los años también pesan, la salud mental también es una carga que la presentadora lleva años llevando sobre sus espaldas. Ha hablado varias veces de su depresión, pero tampoco es de los personajes públicos que se regodean en speech sobre ello. Anoche, por ejemplo, no hablo de ella, pero sí dejó caer el camino que quiere ahora y por qué lo quiere así ahora: «La curiosidad que tengo ahora es más pequeñita, más de acercarme a la gente mirándoles a los ojos, no dejándoles pasar nada que me parezca interesante, buscando el corazón. Yo hace bastante tiempo que hago planes para hoy y para mañana, y pare usted de contar».
Televisión