Tal vez el Viajando con Chester de anoche de Víctor Elías sea mejor empezarlo por el final, pues es el mejor resumen de la desgarradora historia del actor. «Hacerte famoso consiste en un lastre par la personalidad muy bestia. Hay poca gente que consiga evolucionar. Hoy he visto una persona que ha evolucionado después de hacerse famosa; hoy he visto a una persona que a día de hoy todavía está luchando por ser un poquito mejor cada día», le dijo Risto Mejide segundos antes de cerrar el programa con la interpretación de una composición de Víctor Elías dedicada a sus padres y tocada en arpa. Dijo Víctor Elías que es un «llorón», pero sólo ese «bonito recuerdo auditivo» que se llevó le rompió. Sin embargo, él nos rompió a todos.. Seguir leyendo
Aunque Víctor Elías relató en su biografía su dura infancia, su adolescencia, sus adicciones, el peso de la fama… Anoche en Viajando con Chester el relato del actor fue desgarrador. Una lección de vida, de superación, de redención
Tal vez el Viajando con Chester de anoche de Víctor Elías sea mejor empezarlo por el final, pues es el mejor resumen de la desgarradora historia del actor. «Hacerte famoso consiste en un lastre par la personalidad muy bestia. Hay poca gente que consiga evolucionar. Hoy he visto una persona que ha evolucionado después de hacerse famosa; hoy he visto a una persona que a día de hoy todavía está luchando por ser un poquito mejor cada día», le dijo Risto Mejide segundos antes de cerrar el programa con la interpretación de una composición de Víctor Elías dedicada a sus padres y tocada en arpa. Dijo Víctor Elías que es un «llorón», pero sólo ese «bonito recuerdo auditivo» que se llevó le rompió. Sin embargo, él nos rompió a todos.. Existe siempre con los personajes famosos una sensación de que son lo que interpretan. Es difícil para el espectador colocarles en el mismo rasero que al resto del común de los mortales. Risto Mejide tiene esa capacidad en Viajando con Chester, los coloca en el nivel de cualquiera de nosotros. Descubre sus defectos, sus virtudes, sus daños, sus dolores, sus dones, sus fortalezas y sus debilidades. Con Víctor Elías ya lo advirtió el día de la presentación a la prensa de la nueva temporada de Viajando con Chester, iba a ser un Chester duro. No mentía.. Aunque la historia de Víctor Elías ya está contada en su biografía, dista mucho cuando lo lees que cuando es la propia persona quien te lo cuenta. Anoche, Víctor Elías relató lo mismo que relata en su libro, pero con la diferencia de que es él en primer persona. Un relato que rompe, que rasga, que da esperanza, que muestra la fortaleza de quien era un niño que aparecía en pantalla y al que muchos envidiaban, pero que de puertas hacia dentro, en ese lugar que nadie ve, vivía el horror.. Risto Mejide quiso sentar a Víctor Elías porque sabía que tenía una historia que contar. De hecho, sabía la historia que iba a contar, pero ahí está la capacidad de Risto Mejide para que aun sabiendo cuál es el relato, el invitado sea capaz de sorprender. Víctor Elías no sólo sorprendió, Víctor Elías se desgarró y nos desgarró a todos.. El presentador quiso que el actor se trasladase hasta su infancia, donde comenzó hablando sobre la madre de Víctor Elías, la gran actriz Amelia Álvarez. Una gran actriz en la pantalla a la que el consumo de estupefacientes arrebató su vida para siempre. De nuevo, lo que se ve no es siempre la realidad.. Víctor Elías confesó que su madre «era muy buena persona», pero que tenía «un gran problema de adicciones que le hacían convertirse en otra totalmente». «Era generosa, divertida, te lo daba todo, pero cuando la veía mal se convertía en el mayor diablo del mundo. Cuando bebía la culpa era de todo el mundo y para ella era complicado seguir viviendo», contó Víctor Elías.. La vida del actor estuvo marcada durante su infancia por ese horror de una madre adicta y por el hecho de ser un niño que no sabía cómo controlar esa situación. En medio, la fama que le dio Los Serrano. De puertas hacia dentro el dolor de una madre a la que aquel niño con tan solo 13 años denunció. «Sabía que podía tener un problema, pero no de esa magnitud, piensas que son cosas que se podían solucionar o que simplemente es lo que te ha tocado vivir», explicó el actor.. «Me costó mucho empezar a compartir lo que pasaba, me lo guardaba para mí porque me daba vergüenza. Cuando veía a mi madre ebria recuerdo que era un poco aguantar que dijera que todo el mundo tenía la culpa de todo, mi abuela, mi padre…hasta que no la denuncié no iba contra mí», continuó.. Un día Víctor Elías ya no pudo más. Desbordado por todo dejó que la ira y la rabia por una situación incontrolable le arrastrasen. Pegó una patada a una pared, llegó la Policía y Víctor Elías creyó que si la denunciaba su madre se asustaría y cambiaría. «Era un niño de sólo 13 años».. «En todo momento mi cabeza de adolescente pensaba que si la denuncio, mi madre se asusta, mejorará y todo irá bien; con 13 años no puedes ver la magnitud de la situación», explicó. «Siempre he tenido la sensación de que yo no le vine bien a mis padres, por eso entiendo que para ella no le viniese bien tener un hijo. La denuncié para que reaccionase, pero no lo hizo. Con los años no la culpo, entiendo que le costara trabajo entender lo que pasaba», dijo.. Los años no cambiaron aquella relación. Sus últimos mensajes con su madre no fueron como le hubiera gustado a Víctor Elías. Pero está en paz. Le dijo que la perdonaba y aunque no hubo despedida física, Elías sabe que aquel WhatsApp fue una liberación para ella: «Creo que esto le dio paz, de hecho, al día siguiente se fue».. De la infancia a la adolescencia. Otro desgarro más, el de las adicciones. En Yo sostenido, su libro, Víctor Elías también las relata. Rompe mucho más escucharlas. Rompe que cuente como de primeras él no bebía, pero tras empezar con un gin tonic pasó a otro nivel: «Probé una raya pensando que era valiente y que no pasaba nada». Pero sí pasó. Pasó el infierno y con él el demonio siempre acechando. Fue en una fiesta tras el rodaje de la serie Isabel, aunque en realidad ahí no empezó todo.. «Soy adicto a un montón de cosas: al trabajo, a las emociones… Echo la vista atrás y me doy cuenta de que soy adicto desde que soy pequeño. En verdad lo pienso y aunque no me hubieran dado a probar esa sustancia, hubiera terminado siendo adicto a otra cosa», confesó. Ella, la adicción,»está todo el rato en mi cabeza intentando venderme cositas…es como ese demonio malo del que nos hablan toda la vida». Víctor Elías lleva «cientos de días» limpio. Duro, muy duro.. Pero Víctor Elías salió, aunque su viaje sea siempre con el miedo a ese demonio. «De repente un día me levanté, había faltado a varias cosas del trabajo y ahí dije ‘me estoy cargando mi vida’ porque lo único que me mantenía firme y feliz era la música. Toda mi vida giraba en torno a ella y de repente, había fallado a la música».. Víctor Elías, como señaló Risto Mejide al final de la entrevista, ha evolucionado. Sigue en su lucha, día a día. Es un adicto. Lo sabe, no lo oculta, nos desgarra.
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