En este divertido y crudo debut, la escritora búlgara sigue las peripecias de un hastiado profesor de geografía por una zona desconocida de su país Leer
En este divertido y crudo debut, la escritora búlgara sigue las peripecias de un hastiado profesor de geografía por una zona desconocida de su país Leer
El profesor de geografía Nilkolay Todorov ha ganado un premio a un proyecto de innovación europeo para «renovar el contexto educativo», lo que ha motivado una fiesta en la que estarán presentes el alcalde de su ciudad y el director de su colegio y se espera que Todorov pronuncie un discurso. Pero se queda mudo, incapaz de abrir la boca más que para vomitar encima del director. Después abandona el banquete, el instituto, la ciudad. Eso es lo que cuenta el primer capítulo de Caravana para cuervos, divertida y cruda primera novela de Eminé Sadk (Dúlovo, Bulgaria, 1996), traducida por María Vútova.. Traducción de María Vútova. Automática. 236 páginas. 21 €. Puedes comprarlo aquí.. La novela tiene algo de sátira, en parte porque el personaje responde más bien a la caracterización de patético, dado su deambular por el país, podríamos decir peripatético. Su aspecto físico se resume en que, al verlo, dan ganas de abofetearlo. A ratos cae mal, pero sufrimos con sus penas y disfrutamos sus alegrías. Caravana para cuervos tiene la virtud de operar en distintos niveles a la vez: en el nivel más inmediato, cuenta las aventuras de este profesor desencantado, y con razón, y su encuentro con el amor, el sexo y la pasión; a la vez hay otras tramas y personajes que se van enredando con las peripecias de Todorov.. Se habla de Dios y, en niveles más profundos, del pasado reciente de Bulgaria, se habla de la asimilación forzosa de los musulmanes y turcos, que llegó hasta la sustitución de los topónimos turcos por su equivalente búlgaro, como es el caso de la zona donde transcurre la novela: Ludogorie es la versión búlgara de Deliormán.. La novela se abre con esta nota: «Un hombre viajó cuarenta y seis años en el tiempo, pero nadie sabe si fue hacia delante o hacia atrás, pues vivía en el Deliormán». Y Sadk logra que su novela sea contemporánea y que a la vez parezca transcurrir en un tiempo legendario en el que un hombre puede querer matar al hombre que se enamora de su hermana, adulta perfectamente funcional, por ejemplo. El misterio del libro reside en el modo en que logra Sadk esa sensación de pasado mítico. Intuyo que ayuda que sitúe la novela en un espacio que parece no existir: «El país entero finge que no existimos. Aquí el tiempo no va ni hacia delante ni hacia atrás. Va hacia abajo», se queja un personaje.. Para elevar aún más esta novela llena de humor y compleja en el mejor sentido de la palabra, Sadk inventa a un bisnieto del cartógrafo austrohúngaro que cartografió Bulgaria y pasó por alto la zona de Delioirmán al que imagina descubriendo las ciudades que su antepasado dejó fuera del mapa que recoge en un libro. Caravana para cuervos se complica y se aligera a conveniencia, no teme desbarrar y mantiene al lector despierto, no solo a base de rakjia y escenas que parecen encajar en una película de Kusturica. ¡También hay sexo!
Literatura // elmundo