Sé que ya no veo la foto de mi madre que tengo en la estantería, pero aún es importante que ella la vea cuando venga a visitarme Leer
Sé que ya no veo la foto de mi madre que tengo en la estantería, pero aún es importante que ella la vea cuando venga a visitarme Leer
Veo que mis colegas de profesión publican en redes sociales sus fotografías con Mario Vargas Llosa y caigo en que yo también tuve un retrato con él pero lo perdí. Nos lo tomaron en septiembre de 2008, creo que de 2008, en Segovia, en un Hay Festival. Yo estaba citado por la tarde para entrevistar a Vargas Llosa junto a un enviado de The Guardian, alguien a quien entonces vi como a un chaval aunque tenía mi edad. Paul Hamilos se llamaba aquel periodista. Me pareció un hombre muy simpático y un poco inocente y me explicó que él era inglés y que sus padres eran chipriotas pero que su amor era España. Años después descubrí que teníamos un insospechado amigo en común que me contó que de chaval nada, que Paul llevaba un carrerón en Londres. Y una vez lo volví a ver en Madrid con un aspecto irreconocible: sienes rapadas, barba de zar, tórax de boxeador… Esas cosas.. Perdón, me distraigo. Aquel día comí con Paul antes de la entrevista y me explicó que su plan era preguntarle a Vargas Llosa por el puñetazo a García Márquez.Yo le dije que vale, pero que, por si acaso, dejara el tema para el último momento. Acabamos los cafés, un coche nos recogió para ir a la cita, Vargas Llosa estuvo amabilísimo, llegó el último turno de preguntas y Paul planteó algo sobre la crisis de Lehman Brothers o sobre la guerra en Georgia o qué sé yo, sobre cualquier cosa que no fue García Márquez. Me alegré, la verdad. Acabamos todos con buenas caras, alguien nos puso a posar y salió esa foto que acabó en una mesa en la que mi padre hacía como que trabajaba cuando ya no trabajaba.. A mí me ponía un poco nervioso ver esa fotografía, en parte porque no me gustaba en ella. Mal afeitado y mal planchado, con la mirada huidiza… Tan descuidado me veía que aquel retrato se perdió cuando murió mi padre, aunque eso, en realidad, quizá dé igual: si hubiese salido guapete hubiese sido peor, me habría dado un pudor horrible.. En esa época, citaba yo a menudo una idea que leí del arquitecto John Pawson. Algo así como: «Si tienes seis fotos de tu madre enmarcadas en la mejor pared de tu casa, pronto llegarás al punto en el que sus retratos te sean invisibles. Si quieres pensar en tu madre, mejor será guardar esa foto en una cajita y sacarla de vez en cuando».. Qué decir: siempre son bonitos estos aforismos del despojamiento pero no estoy seguro de que la vida funcione así. Primero: sí, sé que ya no veo la foto de mi madre que tengo en la estantería, pero aún es importante que ella la vea cuando venga a visitarme. Y segundo y más importante: no sé si tengo el cuajo moral necesario para el desapego de las paredes blancas. El problema no es mi madre, el problema es la pared blanca.. Así que, Paul, por si tienes una alarma en google con tu nombre y nos lees, por si guardas la foto de Mario… Estoy en luispuntoalemany arroba elmundo.es. Un abrazo, Luis.
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