De Oprah a Dua Lipa, los clubes de lectura liderados por famosas son una de las vías de prescripción más potentes del mundo editorial, sobre todo entre las mujeres. «Conviven y se retroalimentan con otros formatos como los premios literarios o las revistas culturales» Leer
De Oprah a Dua Lipa, los clubes de lectura liderados por famosas son una de las vías de prescripción más potentes del mundo editorial, sobre todo entre las mujeres. «Conviven y se retroalimentan con otros formatos como los premios literarios o las revistas culturales» Leer
Si estos días nos encontramos con más de una persona en el mismo vagón de metro leyendo Great, Big, Beautiful Life, de la joven autora Emily Henry, puede que no sea casualidad. De hecho, seguramente tenga bastante que ver con que ha sido la recomendación de Reese Witherspoon para su club de lectura en este mes de mayo.. También, por supuesto, porque se ha hecho viral en BookTok, esa facción de TikTok donde se recomiendan y comentan lecturas. A este libro se han unido en la red social sagas como la de Alas de Sangre, de Rebecca Yarros, que acumula ya millones de lectores en todo el mundo.. La lectura, una actividad que tradicionalmente se presentaba como solitaria e introspectiva, ha pasado a ser paradójicamente social y compartida en un mundo que va rápido y promueve el individualismo. Caras famosas como Dua Lipa, Dakota Johnson o la propia Witherspoonya comparten sus libros favoritos con los seguidores de sus clubes, que no son pocos. ¿Cómo se han convertido estos clubes en herramientas de promoción infinitamente más eficaces que una gira editorial o una reseña en prensa?. La gran pionera de este nuevo modelo de superestrellas compartiendo sus lecturas fue, sin duda, Oprah Winfrey. Ya en 1996 celebró la primera edición de su club, que entonces se centró en El Lado Profundo Del Mar, de Jacquelyn Mitchard, que llegó a tener adaptación al cine.. Otra de las grandes voces prescriptoras ha sido, ya se sabe, Reese Witherspoon, que suele profundizar en historias escritas por mujeres. Su club de lectura, aunque es gratuito, no se puede disociar de su productora Hello Sunshine, con la que ya ha adaptado algunos libros como La chica salvaje, Big Little Lies o Daisy Jones & The Six hasta convertirlos en películas y series con mucho éxito.. Curioso también es el caso de la cantante albanobritánica Dua Lipa, que cuenta también con su club, Service95, con un aire bastante joven e internacional, donde ha recomendado libros desde Éramos unos niños, de Patti Smith hasta La hija única, de Guadalupe Nettel, pasando por Mil soles espléndidos, de Khaled Hosseini.. Entre otros nombres que destacan, además de por su trayectoria profesional, también por contar con sus propios clubes, se encuentran Emma Watson, Emma Roberts, Kaia Gerber -hija de Cindy Crawford- o Jimmy Fallon, quien destaca en un campo casi totalmente dominado por mujeres. La mayoría de estos clubes se sustentan en el alcance de sus redes sociales o en plataformas digitales como Goodreads, donde comparten recomendaciones y generan comunidad lectora.. En este contexto, surge posiblemente la sorpresa ante la paradójica influencia de las redes en el crecimiento de la lectura. El Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España de 2024, elaborado por el Ministerio de Cultura, mostró que, por primera vez, el porcentaje de población que lee libros en su tiempo libre supera el 65% de la población (concretamente, un 65,5%). Desde 2017, se incrementan los lectores por ocio en 5,8 puntos. Además, el 75,3% de la población entre 14 y 24 años -posiblemente el rango de edad que consume más redes sociales como TikTok – también lee libros en su tiempo libre.. No hay absolutamente ninguna diferencia entre un seminario de señores que van a leer a Hegel y un club de señoras que van a leer las memorias de Simone de Beauvoir. Además, los datos del Barómetro muestran que la lectura era un campo dominado por mujeres, algo que también avalan los casos prácticos de las superestrellas. En 2024 creció el porcentaje de mujeres que lee en su tiempo libre al situarse en el 71,7% del total y superar, además, a los hombres en todos los tramos de edad.. La escritora Luna Miguel, de 34 años, cuenta con su propio club desde 2018. Lo empezó inspirada, precisamente, por algunos de superestrellas como Emma Watson, que le interesó por su cariz feminista. Luego, cuando empezó a recomendar libros ella misma, se sorprendió: «Había gente que se fiaba de mis lecturas, de mi criterio de lector», comenta con cierta incredulidad.. Ella recalca también el componente de género: «Siempre ha sido algo profundamente femenino. Las mujeres se reúnen para hablar de libros en clubes de lectura, mientras que cuando los hombres abordan estos temas los espacios que escogen son seminarios, congresos…. ¿Pero qué coño diferencia un seminario de señores que van a leer a Hegel de un club de señoras que van a leer las memorias de Simone de Beauvoir? No hay absolutamente ninguna diferencia».. Luna ha vivido la influencia que tiene una recomendación directa de una celebridad, que se traduce en ventas inmediatas. «Me han llegado a escribir editoriales para darme las gracias por hacer llegar a Simone Weil a gente que no lee filosofía, por ejemplo. Incluso he visto fajas de libros en los que aparece una cita mía que es de un story de Instagram», dice la autora.. Ese mismo mecanismo, pero a una escala global, es el que activan figuras como Dua Lipa, capaces de disparar la popularidad de un título con un solo post o una recomendación en su club de lectura. Es lo que pasó con La mala costumbre, de Alana S. Portero, un libro que, tras ser recomendado por Dua Lipa en marzo de 2024, repuntó sus ventas, algo que no pasó desapercibido en su editorial, Seix Barral.. Luna Miguel asegura que, en su caso, rechaza que los clubes de lectura solo debatan novedades y ella pretende recuperar voces del pasado. Es por eso que ha tenido experiencias en que editoriales se han puesto en contacto para decirle que iban a reeditar a autoras que ella había recomendado y, de paso, para agradecérselo.. Sobre la pregunta de cómo seleccionan los libros las superestrellas como Dua Lipa o Dakota Johnson, si es con ayuda de editores o asesores, todavía no tenemos respuesta. Lo que es seguro es que el ecosistema que se ha formado en torno a la lectura para situarla como actividad cool. Paradójicamente, uno pensaría en redes como TikTok -epítome de la atención fragmentada- como enemigas y no aliadas de la lectura, que exige una gran concentración. Pero la realidad es otra: lejos de distraer, también revalorizan la lectura como acto colectivo.. Desde las editoriales también se percibe este giro colectivo de la lectura. «Lo fascinante es que, a pesar de que leer es un acto individual, las redes han conseguido que sea también colectivo», apunta Nahir Gutiérrez desde Planeta, donde ejerce de Coordinadora de Comunicación. Añade también que «las redes sociales han democratizado la recomendación literaria» y que lo interesante es que convivan y se retroalimenten con otros formatos como los suplementos culturales o los premios literarios.. Cuando leer se vuelve viral. «La comunidad lectora digital es una fuerza maravillosa», apunta Nahir. Y aquí es donde entran también los jóvenes que recomiendan libros en ese reducto comúnmente llamado BookTok, dentro de TikTok. Menciona Javier Arrevola, director general de Casa del Libro, que ellos apuestan por este canal desde hace dos años: «Incorporamos las recomendaciones de los creadores y booktokers más influyentes tanto en nuestra web como en redes sociales».. Además, hace ya más de un año dieron «un paso más» al llevarlo también al punto de venta, con un espacio destacado en su entrada. «Todo esto nos permite conectar directamente con los intereses de una nueva generación lectora y seguir el ritmo de las tendencias que mueven hoy el mundo del libro», dice Arrevola.. Lidia Cuervas, de 21 años, lleva creando contenido de libros en TikTok desde principios de 2023. Es, en toda regla, lo que se conoce como una booktoker y ya acumula 3,3 millones de me gustas. «Yo recuerdo cuando era más pequeña y yo iba al colegio leer era de friki, más bien mal visto, y ahora es todo lo contrario. Yo creo que gracias a internet y gracias a que vemos en redes a nuestro famoso favorito leer, se concibe como algo mucho más guay».. «Hablar de lo que hemos leído nos apasiona tanto que es lógico que los clubes de lectura hoy en día tengan tanto peso». A día de hoy «ser lector mola», comenta, y añade que ella empezó a crear contenido porque no tenía amigas que leyeran con quienes poder comentar sus lecturas. Añade a esto Luna Miguel que la lectura «es un acto que se hace en soledad pero que se disfruta en compañía». «Hablar de lo que hemos leído nos apasiona tanto que es lógico que los clubes de lectura hoy en día tengan tanto peso», dice. «Además, en un club presencial, nadie se va a levantar a clavarte un cuchillo porque Enrique Vila-Matas no le parece tan guay como a ti», bromea. Esto sí es algo que en redes puede pasar, y pasa. Metafóricamente, claro.. Pero ella asegura que estas superestrellas sobre todo, y otros referentes menores en redes y plataformas sociales han hecho que los lectores pierdan el miedo a opinar: «Eso ha hecho que muchas editoriales presten atención a qué es importante en redes sociales, en Goodreads… No es lo más definitivo, pero está ahí y ayuda a que un libro se popularice o se recupere cosas. Antes de ganar el Nobel de Literatura, Annie Ernaux era la reina de los clubes de lectura, la reina de las redes sociales», ejemplifica.. Dafne Muntanyola, socióloga especializada en cultura y prácticas artísticas, aporta otra perspectiva: «Seguramente sí existen famosas que leen y que pueden convertirse en figuras de marketing o publicidad. Pero también existe el factor del estilo de vida, de que leer queda bien. En un determinado sector, en estilos de vida de clase cultural dominante, es lo de Reading is sexy, esos pósteres de James Dean o Marilyn Monroe leyendo».. Esas imágenes de antaño se podrían sustituir hoy por las icónicas fotos de Dua Lipa con sus libros o Natalie Portman emergiendo misteriosamente tras un ejemplar. «Pues aquí también está la cuestión del capital cultural, un término del sociólogo Pierre Bourdieu, que explicaba cómo las diferencias de clase no son solo económicas, sino también culturales», dice Muntanyola. «Y que una forma de distinguirse de los otros es a través de tu estilo de vida, más cultivado, más elegante».. Esa es su marca personal: ahora la gente comparte qué lee como símbolo de identidad. A medio camino entre influencers, editoras informales y creadoras de comunidad, las estrellas protagonistas de clubes de lectura han conseguido convertir la lectura en una declaración de estilo de vida: algo íntimo, pero también aspiracional, público y compartido. «Yo creo que siempre ha estado, solo que ahora el mercado editorial se ha dado cuenta de que son una manera de seguir vendiendo libros. Es decir, si X club de lectura consigue que más de 100 personas compren un libro, eso le interesa al sector editorial».. De hecho, en muchos casos, las propias editoriales -como Penguin-, algunos museos -como el del Romanticismo, en Madrid- crean sus propios clubes. Arrevola, director de Casa del Libro, comenta que en el gigante de venta de libros en España tiene siempre el ojo fijo en lo que recomiendan estas figuras con tanto alcance: «Actúan a veces como una forma de ‘prescripción de confianza’ que acelera la decisión de compra. Una mención en sus redes o en un club de lectura puede disparar el interés de manera exponencial».. Como portavoz de Casa del Libro, que también cuenta con sus propios clubes de lectura de diversos géneros, Arrevola considera que, pese al innegable poder de influencia del mundo digital, ellos siguen creyendo en el poder de los canales tradicionales. «Las recomendaciones de la crítica, la prensa especializada o los premios literarios conservan un peso importante, especialmente para ciertos perfiles de lector. Al final, todos conviven y aportan valor desde lugares distintos», afirma.. Pero estas recomendaciones de perfiles con millones de seguidores, innegablemente, también marcan la selección literaria ofertada en librerías como esta: «Si bien no ha supuesto un cambio radical en nuestra estrategia, sí lo integramos como un indicador más a tener en cuenta, tanto en decisiones de marketing como en acciones en punto de venta. Al final, todo lo que conecte con el lector y genere conversación en torno a los libros merece nuestra atención», puntualiza Javier Arrevola.. Leer ya no es solo un acto íntimo. Es también un gesto social, una imagen en redes, una consigna compartida, una forma de identidad. Que Dua Lipa lea Historia de Shuggie Bain, de Douglas Stuart, o Natalie Portman asome tras Se acabó el pastel, de Nora Ephron, no es solo una postal estética, sino también una forma de invitar al mundo a mirar a través de un libro.. En un tiempo que parece vivir de lo inmediato, los clubes de lectura -virtuales o presenciales, masivos o íntimos- devuelven al acto de leer su dimensión más lenta, comunitaria y significativa. Tal vez el canon del futuro no lo decidan los suplementos culturales, sino las estanterías de las celebridades. O sus historias de Instagram.
Literatura // elmundo